Vía de la Plata / Etapa 17. Calzada de Béjar - Fuenterroble de Salvatierra



Nos despedimos después de que nuestros hospitalarios amigos Rosario y Alex nos agasajaran con un buen desayuno. Los hospitaleros son esos amigos que dejamos atrás y que año tras año volvemos a visitar ya que son parte importante e imprescindible de nuestro camino de peregrinación. Sin ellos nuestro camino no sería el que es, nos dan generosamente ese calor humano que tantas veces necesitamos.

Comenzamos nuestro camino de hoy por la calle Mayor que nos saca de la población. 
A nuestra derecha queda la cima del monte de difícil acceso donde están los restos de la fortaleza romana.


Antes de emprender la marcha llenamos nuestras botellas en una fuente de agua situada a la salida de la población. Está decorada con una figura en hierro de un peregrino.

Continuamos por la carretera, pero enseguida nos desviamos por una pista de tierra que nada a nuestra izquierda. A un kilómetro aproximadamente llegamos hasta el cruce de la carretera de Béjar – La Alberca, la cruzamos y continuamos recto por un camino de concentración.

Llaneamos durante seis kilómetros por una larga recta jalonada por varios miliarios. Entre ellos el número XCLII, que encontramos junto a la orilla del río Sangusín.






Cruzamos el río fácilmente al llevar poca agua, nos alejamos por un camino que lleva hasta una carretera. La seguimos unos cientos de metros hasta que llegamos a unas indicaciones para que tomemos un camino de tierra a la izquierda. Por él continuamos kilómetro y medio aproximadamente hasta llegar a un crucero a la entrada de Valverde de Valdelacasa.







Aún podemos contemplar algunos miliarios que marcaban la distancia en la antigua calzada. En la zona conocida como Prado Fusillo, se puede ver el miliario 143, que se mantiene en su lugar original. A la salida de la localidad también podemos ver dos miliarios más, junto a la carretera de Valdelacasa.

Según el Itinerario de Antonino la mansio Ad Lippos se situaría en la milla 144, es decir, una milla más adelante [del miliario 143 de prado Fusillo]. Roldán, a raíz del análisis de fotografías aéreas, fija su ubicación en la parte occidental de Valverde de Valdelacasa, donde observó el rastro de un edificio de planta rectangular de 120 metros de largo por 50 metros de ancho.

El camino señalizado entra en el núcleo urbano de este preciosos pueblo salmantino con ya pocos habitantes, pero con el encanto de siempre. En pocos pasos nos encontramos con un edificio importante para visitar, la Iglesia Parroquial de Santiago Matamoros, del siglo XVI. Su campanario en espadaña tiene unos curiosos símbolos labrados en su base. En la calle Fragua está los restos de un antiguo hospital de peregrinos, que pone testimonio con su singular edificio del siglo XVI, hoy se usa como pajar.

La localidad dispone de dos albergue para peregrinos, uno de carácter municipal y el otro privado. Aquellos que decidan terminar aquí su etapa tiene mucho por ver, ya que se puede descubrir mucho patrimonio paseando por los alrededores del pueblo.
A unos 500 metros al norte del pueblo en un paraje conocido como La Sargá, se puede visitar una antigua tumba labrada en un alto canchal de granito que podría ser alto medieval o visigoda. Junto a ella hay una fuente de aguas sulfurosas, también muy interesante.
De época romana hay una fuente, que se encuentra junto a la calzada romana, a las afueras del pueblo.  Del siglo XV o XVI data otra de las interesante fuentes del pueblo, la que llaman Fuente del Cura, junto al primer miliario de la carretera.

Tras dejar la población de Valverde de Valdelacasa el rastro de la calzada se pierde hasta Fuenterroble de Salvatierra, desconociéndose el trazado seguro de la misma. En la actualidad desde Valverde de Valdelacasa hasta Valdelacasa sólo existe un camino transitable para el peregrino, la carretera local, eso si, con poco tráfico. En unos tres kilómetros y medio llegamos a Valdelacasa. (Sin albergue de peregrinos)



La señalización del Camino no entra por el núcleo urbano, pero merece la pena visitarlo. Su iglesia llamada del Dulce nombre de María se fue ampliando y reestructurando entre el siglo XVI y el XVII, momento en el que se terminaron las bóvedas. Su construcción data de finales del siglo XVII, concretamente en el año 1699, tal como figura en uno de los arcos que cruza el recinto. La iglesia se ha restaurado recientemente. En el interior resulta de gran belleza el techo de madera, único en la comarca.
En su interior cabe destacar la sacristía con una preciosa reja que protege el archivo y el joyero parroquial labrado por Matías López. También son interesantes un grupo escultórico de la Virgen, Sta. Ana y el Niño (siglo XIV) y un sarcófago (siglo XV).

La ermita de San Antonio, una pequeña construcción del siglo XVIII, conserva elementos arquitectónicos de los siglos XVI y XVII.
Nos cuenta la tradición que los peregrinos que llegaban por el camino de la Plata, se postraban ante la imagen del santo, pidiendo protección en su camino hacia el norte.

Salimos de la localidad cruzando la carretera de Guijuelo, cambiaremos un par de kilómetros por una carretera local hasta que una señales nos indican tomar un camino de tierra que nace a la izquierda. Dejamos una cantera a mano izquierda. 
Aún habrá tiempo para más sorpresas en los 4 km de este tramo, como la que nos deparará el miliario del Prado Fusillo, el CXLVIII, repuesto en el bautizado como el bosque del peregrino.
En camino nos devuelve de nuevo a la carretera, pero nosotros continuamos por un camino de tierra paralelo, en descenso hasta Fuenterroble de Salvatierra.






Entramos en la localidad por la calle Larga, que cruza todo el pueblo y nos lleva hasta el albergue de Peregrinos de Santa Marí. Nos recibe en su fachada el dibujo de un enorme peregrino, el mismo dibujo que encontraremos mañana junto a la cruz del Alto de la Dueña.

El albergue es de hospitalidad cristiana y tradicional. Atendido por hospitaleros voluntarios. Su alma, el padre Don Blas, todo corazón y generosidad y gran impulsor del Camino de la Plata.

Los orígenes de Fuenterroble se remontan a la repoblación llevada a cabo por el rey de León Alfonso IX a principios del siglo XIII, cuando quedó incluido en el Alfoz de Salvatierra, dentro del Reino de León.

Fuenterroble es de origen arriero, su arquitectura tradicional tiene vocación agropecuaria, realizada con materiales pizarrosos del entorno, elemento diferenciador respecto a la construcción de granito que hasta ahora hemos visto.


Una frase tomada del Salmo 90 y grabada en madera, en diferentes idiomas, nos da la bienvenida tras cruzar el dintel de la puerta del albergue parroquial.

“He dado órdenes a mis ángeles
para que te guarden en el Camino”


Apelo a otro Salmo para describir la esencia de este albergue

“Busca la paz y camina tras ella”

Todas las gentes de Salvatierra se distinguen por su cariño y amabilidad hacia el peregrino, especialmente su párroco, Don Blas, que con su esfuerzo y el de sus vecinos ha reconstruido la casa parroquial convirtiéndola en uno de los albergues más emblemáticos de este hermoso Camino Jacobeo.

Su iglesia parroquial es la de de Santa María la Blanca, magnífica construcción gótica, del siglo XV, de sólida torre ya restaurada