UN CAMINO ESPIRITUAL


  Un Camino espiritual  

¿Qué significa ser un peregrino a Santiago?


       El peregrino sale en busca de una meta determinada. El hombre no nace en la plenitud de su ser. Por eso la llamada a la peregrinación le ayuda a salir hacia metas nuevas y mejores.

Podríamos decir que un peregrino es un soñador realista, porque hay muchos soñadores que se pierden en sus propias fantasías, pero que no se ponen nunca en camino de verdad. En cambio, el peregrino por una parte es soñador: desea algo distinto de lo que es y de lo que tiene; pero, por otra parte, es un realista; busca, pregunta, hace lo posible para conseguir realmente lo que desea. Prepara su mochila, estudia los caminos y se pone en marcha, no se queda solo en deseos ineficaces.




       El peregrino es un hombre o una mujer que se arriesga. Se arriesga porque deja todo lo que tiene antes de conseguir lo que busca. Entre el dejar la comodidad de la propia casa y salir de la puerta de su casa y llegar a la meta, hay un tiempo intermedio donde se cumple la condición histórica del hombre, peregrinar.

Tiene que comenzar dejando lo que tiene, antes de alcanzar lo que desea y esa situación de despojamiento, de pobreza, de inseguridad, de fuerza, de perseverancia, de tenacidad, es la condición propia del peregrino.

El peregrino debe tener la fortaleza de mantenerse firme en la inseguridad del camino, gracias a la fuerza de la esperanza, gracias a la confianza de su deseo, se siente capaz de vencer los obstáculos y de llegar solo hasta la meta de sus deseos, porque es un realista, se enfrenta con las dificultades reales, que son la distancia, el sol, la lluvia, el frío y el calor; en la Edad Media eran los ladrones, enfermedades, etc.


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"El peregrino tiene que ser fuerte
y saber lo que es sufrir, aguantar,
superar dificultades en sus carnes,
con fuerza de espíritu"

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       Ahora bien, una persona que se pone en camino no es inmediatamente “peregrino”, lo es cuando se incorpora personalmente, espiritualmente. Con esta condición de peregrino hay muchas maneras de empezar la experiencia

Si llevas contigo todas las comodidades, todas las relaciones, todas las dependencias del lugar de origen, si vas con todas estas comodidades, como las de tu propia casa, entonces no eres verdaderamente peregrino.

En definitiva, se es peregrino cuando se va dejando dominar, ganar, configurar cada vez más por la meta del deseo.

El peregrino a Santiago de Compostela tiene delante de sus ojos una meta muy precisa: El Sepulcro del Apóstol.


¿Qué tiene el Sepulcro de Santiago que no tengan otros?

       S
antiago fue amigo de Jesús, convivió con él, escuchó su palabra, anunció la fe, dio la vida en testimonio de su fe. Llegar al Sepulcro de Santiago y abrazar al Apóstol, es casi como abrazar a Jesús, es llegar a Jesús, escuchar su palabra, compartir la fe y el amor por el Maestro de aquellos primeros discípulos.

Caminar hacia Compostela es como peregrinar hacia la iglesia de los orígenes, hacia lo más íntimo, lo más puro, lo más verdadero de la iglesia de Jesús, y a la vez entrar en comunión con la historia de la Europa cristiana.

Podríamos describir algunas cosas sobre el camino a Santiago:

Primer paso: El peregrino es el despojamiento, un pobre sin casa, sin dinero, con una gran inseguridad.

Segundo paso: El deseo, la esperanza. El peregrino es un enamorado, un seducido, un fascinado por la estrella que le guía hacia el deseo de su corazón, y aquí radica la fuerza secreta del peregrino y la eficacia purificadora del Camino.

Tercer paso: El desarraigo de sí mismo. El caminante, el peregrino, al despojarse de todas sus relaciones, compromisos, ocupaciones, distracciones de la vida ordinaria, para encontrarse en su soledad y en su pobreza, es cuando se descubre a sí mismo, en lo que es realmente, no en su profesión, no en su imagen social, no en el personaje de la vida social, sino uno mismo en su radical pobreza, tal como aparece a los ojos de Dios.

Echarse al camino es entrar en la soledad, romper con el mundo cotidiano, algo así como encerrarse en un monasterio. El Camino del peregrino es, según mi criterio, más eficaz que los muros de un monasterio.

Cuarto paso: El encuentro.
He hablado durante las etapas y en los albergues con muchos peregrinos y dicen que el Camino ayuda a encontrarnos con el Apóstol mucho antes de llegar a Santiago.

Muchos ratos de soledad, donde el peregrino tiene que justificar ante sí mismo las asperezas de su peregrinación. Esto le ayuda a profundizar en la valoración de lo que busca y a centrarse más eficazmente en el Camino y pensando que el Sepulcro del Apóstol Santiago lo llevamos en nuestras mochilas etapa tras etapa, a lo largo del Camino también llevamos el evangelio, porque en definitiva ello es el rostro de Jesús, que se nos ha ido dibujando de una forma más atractiva, más verdadera, más influyente… todo esto es el espíritu del buen peregrino, que va leyendo cada día una página de la vida y las palabras de Jesús, como comentario de su peregrinación y como anticipo de ser encuentro con el Apóstol en Compostela.


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"Los peregrinos no tienen rangos,
ni privilegios, ni categorías,
solo tienen la verdad desnuda
ante ellos mismos, sin caretas,
sin adornos, sin fingimientos
de ninguna clase"

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"La peregrinación a Santiago
es espiritualmente religiosa,
donde buscamos el reencuentro
con Dios en Cristo"

"Este mundo es el Camino;
para el otro, que es morada
sin pesar, más cumple de buen tino
para andar esta jornada sin errar.
Partimos cuando nacemos,
andamos mientras vivimos.

Y llegamos al tiempo que perecemos.
Así que cuando morimos descansamos"

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/ Juan Belda

Buen Camino

Escucha desde el silencio


  Escucha desde el silencio  

No huyas de la soledad, no la esquives,
vive sus sensaciones, toma distancia a diario
e involúcrate contigo mismo.

Con estos períodos de introspección conseguirás aclarar tu mente,
avivar tus sueños, ahuyentar tus miedos.

Ser peregrino en el Camino de Santiago
es una experiencia maravillosa que fortalece el alma.

"Estate presente.
Sé aquí.
Siente tus pies besar el suelo,
tu vientre subir y bajar.

Sé abierto y receptivo
a toda la vida que hay a tu alrededor.
A los sonidos, a los olores, a sus colores.
A un sentimiento surgiendo inesperadamente.
AL hormigueo en la barriga.
A una contracción en la garganta.
A la pesadez en la cabeza.
A una vieja tristeza que viene a visitarte.

Mantente curioso mientras el momento danza.
Escucha. Escucha a tu cuerpo.
Escúchate a ti mismo.
Escucha a la otra persona.
Escucha el silencio que hay entre cada frase.
Deja que el silencio se prolongue un poco más.
No hay ninguna prisa.
No hay ningún momento 'mejor' que alcanzar.

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El silencio no siempre necesita ser llenado.
Anda un poco más desnudo.
Un poco más despacio.
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Sabe un poco menos lo que estás a punto de decir.
Estate un poco menos preparado, más abierto al desorden,
un poco más dispuesto a exponer tu vulnerable corazón.
Sorpréndete ante tus propias respuestas.
No te anestesies con las mismas
historias de siempre.

Tropieza si es necesario.
Está bien. Estás a salvo.
Permite que tus palabras surjan
desde el silencio y a él regresen.

Observa si estás hablando
sólo para evitar el silencio.
Observa si estás regurgitando una historia
que has contado en el pasado.
Observa si es que estás tratando de impresionar,
o ganarte el amor de alguien.
O si estás evitando ser visto como realmente eres.

Amigo, en el silencio entramos realmente en comunión.
La auténtica comprensión está más allá de la mente.
El amor es silencioso; no necesita palabras.
Escucha el silencio; es volcánico".

/ Jeff Foster


Buen Camino

Caminante, Peregrino


  Caminante, Peregrino  

Las voces del bosque se mezclan con nuestros pensamientos más íntimos.

Caminar nos lleva a la contemplación del mundo desde otra perspectiva, con otros ritmos, con otra percepción.

Caminar lentamente en exploración contemplativa, sumergidos en el silencio.

El peregrino viaja a pie de luz,
material y espiritualmente
 

Los grandes caminantes no tienen experiencias extremas.

Sus almas se alimentan de pequeñas cosas, la naturaleza y la sencillez sin igual.
A menudo, viviendo se camina muy rápido, sin sabor, sin apreciar las pequeñas grandes cosas de la vida.

No sabes, ni sabrás lo que te depara el destino.
No estés ansiosos por llegar.

Buen Camino