HABITANDO SILENCIOS
El peregrino no camina,
se entrega.
Avanza con pasos de alma,
sin rima, sin tiempo, sin nombre,
dejando caer los velos del mundo,
exorcizando culpas,
habitando silencios.
Cruza linderos que no sanan,
tierra sagrada bajo sus pies desnudos,
donde cada grano de polvo
guarda una oración antigua.
Purifica nudos que venían de lejos,
rompe las alambradas del miedo,
y deja volar gorriones
que eran sus propios pensamientos.
rompe las alambradas del miedo,
y deja volar gorriones
que eran sus propios pensamientos.
Paso tras paso,
en una danza sagrada,
sigue la luz de una estrella oculta,
la guía sin forma,
la presencia que no se ve…
pero siempre está.
Siempre más allá,
siempre más arriba,
donde el nombre ya no importa,
solo el encuentro:
Santiago.
Buen Camino