Vía de la Plata / Etapa 20. Salamanca - El Cubo del Vino


Partimos de Salamanca rumbo norte, atrás dejamos una de las ciudades más hermosas de este Camino declarada Patrimonio de la Humanidad.

La próxima joya monumental que nos encontraremos en este maravilloso Camino es la inigualable Zamora, también Ciudad Patrimonio de la Humanidad. Unos 68 km separan Salamanca de Zamora, para alcanzarla tenemos dos opciones, dividirlos en 2 ó 3 etapas. 

Nosotros nos declinamos por alcanzarla en dos días, en el primero tendremos que superar los más de 36 km que separan la ciudad Salmantina de El Cubo del Vino, la primera localidad de la provincia de Zamora, una etapa que necesita de una buena fortaleza mental ya que puede llegar a parecer interminable. El segundo día será algo más llevadero y corto, necesitaremos poco más de 31 km para cruzar el puente romano que nos abre las puertas de Zamora.

Desde la Catedral Nueva de Salamanca comenzamos a dar nuestros primeros pasos, nos dirigimos a la Plaza Mayor, una de las plazas más bellas de España y del mundo y uno de los monumentos barrocos capitales de la arquitectura peninsular.

Una concha de vieira de bronce incrustada en el suelo nos baja del cielo, nos indica continuar por la calle Zamora, al final de esta nos encontramos con la iglesia de San Marcos, superamos una glorieta y entramos en el Paseo de las Carmelitos o N-630, le sigue el Paseo del Doctor Torres Villarroel que nos lleva hasta la glorieta de Santiago Martín El Viti, en el centro una majestuosa escultura de un toro de lidia.



Continuamos  por la Avenida Raimundo de Borgoña hasta una gran rotonda, la de la Ruta de la Plata, la superamos por la izquierda, cruzamos por un paso de peatones a la zona derecha de la N-630, a nuestra izquierda queda el centro comercial Carrefour, continuamos por la avenida por un carril peatonal (Km 2,3 de la etapa), tras dos kilómetros llegamos al Estadio Helmántico, campo de fútbol del equipo de la ciudad. Junto a la N-630, pasamos bajo la Autovía A-62.

Caminamos por el arcén de la N-630 hasta llegar al Km 335, unas flechas amarillas nos indican virar a la izquierda por una pista de tierra que nos lleva hasta la cercana Aldeaseca de Armuña (Km 7 de la etapa).



Se ha convertido en una ciudad dormitorio de Salamanca, aunque su desarrollo poblacional y tasa de natalidad están dándole mayor importancia, siendo ahora el núcleo de población más importante del tramo de la carretera N-630 entre Salamanca y El Cubo del Vino.

Parece que los primeros pobladores de Aldeaseca de Armuña fueron los celtíberos y más tarde los romanos, siendo repoblada posteriormente por los moriscos, judíos, castellanos y gallegos.

En el siglo X el rey Ramiro II de León mando construir torres de defensa o castillos para defenderse de los moros, como el de Ribas en Cabrerizos y más tarde el Castillo, hoy desaparecido donde vivió la Princesa que fuera más tarde Reina de Castilla.

A principios del siglo XIII, Alfonso IX contrae matrimonio con Doña Berenguela, hija de Alfonso VIII de Castilla, en el que se unirían las coronas de León y Castilla, para conseguir la paz tras las incesantes luchas que existían entre los dos reinos, de este matrimonio nacería Fernando III el Santo.

La mayor parte de Aldeaseca de Armuña estuvo bajo influencia de la Iglesia Catedral de Salamanca, señalando además que fue lugar habitual de veraneo de curas y frailes. Con la desamortización de Mendizábal prácticamente todos los terrenos fueron repartidos entre los habitantes del lugar.

A mediados del siglo pasado (siglo XIX), Aldeaseca de Armuña era un municipio independiente. Actualmente es una pedanía de Villares de la Reina.
El Camino nos lleva callejeando por el pueblo hasta la iglesia de la Santa Cruz.

La Iglesia de la "Santa Cruz", es un edificio de una sola nave con capilla mozárabe y un coro o tribuna. Una obra clasicista de 1607. En el interior se distingue el retablo principal de finales del siglo XVII, donde realza el sagrario tallado en 1559 una obra de Martín de la Haya.

Rodeamos el templo y continuamos hasta llegar a un túnel bajo la autovía. El camino se aleja algo más de la N-630 y vira rumbo noroeste en busca de un cómodo paso que nos permite cruzar el arroyo de la Encina (Km 9,7 de la etapa). Se salva sin mayor problema por un piso de cemento.


Comenzamos a familiarizarnos con las pistas de concentración parcelaria, largos tramos de tierra rodeados de campos de cultivo de cereales. Tras superar una instalaciones deportivas (km 11,5 de la etapa) la cercana localidad Castellanos de Villiquera aparece ante nosotros. Unos edificios con unos murales espectaculares nos dan la bienvenida a esta pequeña localidad del Camino.



Castellanos, alude a los colonos de origen castellano que durante la repoblación de la frontera más allá del río Duero (Extremadura) por parte de Ramiro II lo fundaran allá por el año 975; y Villiquera, que era otro pueblo más antiguo y medio despoblado en tiempos de la fundación de Castellanos de Villiquera, situado de uno a dos kilómetros más al sur.

Al parecer, Villiquera tiene su origen en la palabra latina villicus que representaba el nombre del funcionario o capataz romano encargado de la finca de un propietario.

También describían la heredad con que frecuentemente se premiaba a dicho funcionario por los servicios prestados durante la vida útil, como una especie de premio de jubilación. Villiquera, pues, aludiría a las tierras ganadas por un cierto villicus durante la última etapa del Imperio romano en esta zona fronteriza entre las provincias Lusitana y Tarraconense, en las cercanías de la gran finca de un gran terrateniente, seguramente junto al río Tormes, hacia el pueblo de Villamayor.

A los oriundos de castellanos de Villiquera se les llama "cucos" en alusión a los dos cucos que aparecen en el escudo situado tras el altar mayor de su iglesia, que se considera como el escudo del pueblo.

Seguimos las flechas que nos envían hasta la iglesia de San Juan Bautista (Km 12,2 de la etapa). La iglesia fue reconstruida en el siglo XVI, para su construcción se emplearon materiales de un templo anterior de origen medieval. En el pórtico meridional se reutilizó una columna románica con capitel decorado con crochet. También encontramos una dovela románica decorada con dos rosetas de cinco y seis pétalos empotrados en el muro de una dependencia situada al lado del pórtico.


Pasamos junto a su torre de la iglesia y continuamos por la calle Calzada, nombrada así por la calzada romana de La Plata que pasaba muy cerca de Villiquera, al oeste de la actual carretera N-630. 

La zona aledaña a Villiquera, al norte del Arroyo de La Encina, también llamado Arroyo de Villiquera, fue la concedida por Ramiro II a un grupo de castellanos de su ejército, así como sus familias. Para su emplazamiento buscaron un lugar topográficamente más elevado que el antiguo Villiquera para no tener problemas con las crecidas del Arroyo de la Encina y su pequeño afluente el Arroyo o Regato de Cedillos construyendo varias casas en la zona donde se encuentra hoy el actual cementerio; un promontorio elevado desde el que se divisa casi toda la comarca de La Armuña, la capital salmantina, en días claros se puede ver la sierra de Gata.

Dejado atrás la pequeña localidad tomamos una amplísima recta rodeada de campos de cereales, ponto en el horizonte comenzaremos a divisar la torre de la iglesia de Santa Elena de Calzada de Valdunciel. Continuamos entre fincas parcelarias sin desviarnos en ningún momento, así llegamos hasta nuestra tercera localidad de la jornada, Calzada de Valdunciel, localidad con varios albergues para peregrinos, el municipal y otro de iniciativa privada, La Casa del Molinero.



Entramos en la localidad por la calle del Carrascal que nos lleva hasta la Plaza de la Constitución, donde se observaremos una pista de frontón (Km 16,5 de la etapa)Las flechas nos llevan por detrás del frontón, dejando a la izquierda el edificio del ayuntamiento, continuamos por la calle Ruta de la Plata hasta el final, donde veremos a la derecha el ACVM (Aula Cultural de Usos Múltiples), al final de la calle nos toparemos con una hilera de grandes piedras cilíndricas, hoy a modo de escultura e identificadas como probables restos de miliarios de la Vía XXIV del Itinerario de Antonino.


Nos dirigimos a la iglesia que está frente a la plaza del Corrillo. Una hermosa iglesia, la de Santa Elena, del siglo XVI. Un templo de una sola nave con armadura simple de madera a dos aguas sobre grandes arcos transversales. El retablo del XVIII dentro de la tradición de Churriguera. 

Aún se conservan interesantes restos de lo que debió de su anterior iglesia, que sería románica del siglo XII o XIII. En el exterior se observa vestigios de muro en el flanco norte y acceso a la sacristía, así como unos grandes canes con figura humana que se asoman, como pétreos campaneros, al cuerpo alto de la torre. En el interior persisten dos columnas bajo la tribuna, con capiteles románicos de hojas.

Empotrada en uno de los arcos de la nave, se conserva asimismo una escultura de estilo gótico, probablemente del siglo XIII, que representa a un rey, con una cruz y globo en las manos. La figura aparece enmarcada en un doselete compuesto por un arco ojival sobre columnas coronado por torrecillas. Probablemente, la escultura fue trasladada de la iglesia antigua al realizarse la nueva obra en el siglo XIV.
Es de destacar asimismo la imagen del Cristo de la Piedad, de gran devoción en Calzada, el crucifijo probablemente del siglo XV-XVI, de tamaño natural.

Calzada conserva un monumento funerario romano, el pretil de la llamada Fuente Buena, en la salida hacia Valdunciel, no se encuentra en nuestro trazado, pero merece y mucho visitarlo. Se trata de una estela de granito con un interesante motivo tallado: una figura femenina yacente de medio cuerpo, con la mano derecha descansando bajo el pecho y la otra asida a un recipiente para libaciones, tal vez de hidromiel. Los extremos del epígrafe y del remate superior están cortados, probablemente para adaptar la estela a su función de brocal. Parece tratarse una estela bajo imperial, fechable entre el siglo II y el IV, y que tal vez sea indicio de la presencia en las proximidades de la vía de algún caserío romano o villa, o incluso de un pequeño núcleo rural ligado al camino. En cuanto a la fuente, pertenece a un tipo constructivo que debió de ser común desde la Edad Media, de sillares y bóveda.

Esta localidad está muy vinculada al Camino de la Plata desde tiempos inmemoriales. La antigua calzada romana cruzaba el pueblo por la mitad, coincidiendo en gran parte su recorrido con el de la calle de Santa Elena, en cuyo extremo del sur pervive el topónimo de la Cruz de Santiago, que hace referencia a una ermita antigua.

Calzada de Valdunciel es el típico pueblo de la meseta, situado a unos 800 metros sobre el nivel del mar, el clima se considera de montaña lo cual, unido a su posición geográfica, hace de Calzada de Valdunciel un lugar en el que se debe tener en cuenta las condiciones meteorológicas especialmente si se realiza en Camino durante los fríos inviernos.


Salimos de Calzada de Valdunciel cruzando el arroyo de la Vega, avanzamos un poco y nos encontramos con una pequeña ermita de reciente construcción, a nuestra izquierda, en un montículo un mirador ornitológico, pasamos junto a una pequeña laguna. Continuamos por una larga recta rodeado de campos de cultivo, pronto giramos a la derecha junto a un monolito de granito con un peregrino que nos desea buen camino. Continuamos por una larga recta que nos acerca a la carretera N-630 y la autovía. 



La nacional y la autovía a nuestra derecha, (km 19,5 de la etapa)con su compañía caminaremos unos 15 km sobre una pista con continuos toboganes. Tras unos dos kilómetros llegamos a un punto conflictivo, una zona inundable el Rivera de Cañedo, lo salva los de la carretera nacional y la autovía, si no hay agua continuaremos bajo ellos sin dificultad, pero si las aguas del arroyo han crecido nos imposibilitará el paso. Para solucionarlo tenemos que hacer caso a unas señales que nos indican un camino en caso de agua, este nos lleva hasta la carretera nacional por la que caminaremos unos 800 m, tras llegar a un desvío a la izquierda tomamos la carretera CV 115, a pocos metros enlazamos con el trazado del camino (Km 22,5 de la etapa)



Continuamos por la pista, este tramo será el más difícil de sobrellevar sobre todo mentalmente, el cansancio acumulado y un camino que parece no tener final serán la dura prueba de hoy. Nombraré varias referencias que nos ayudará a hacernos una idea de cuánto nos falta aún para llegar. Una de ellas está tras llegar a las instalaciones de la Prisión provincial, (Km 32,3 de la etapa), al otro lado de la autovía, en este punto tan solo nos quedan cuatro kilómetros para alcanzar nuestro deseado destino, la población de El Cubo del Vino.




Pasada la Prisión provincial el camino continúa con la misma monotonía, largas rectas sin más distracción que la carretera a nuestra derecha, tras dos kilómetros y medio más llegamos hasta la carretera N-630 (Km 34,8 de la etapa). Por ella caminaremos unos cuatrocientos metros, un camino a la izquierda nos lleva hasta la carretera que entra ya en la localidad de El Cubo del Vino.




Antes de entrar en la población podemos dirigirnos al albergue de peregrinos, lo encontraremos en un desvío a la derecha (Km 36 de la etapa), el albergue turístico Torre de Sabre está regentado por Berto, Loli su esposa nos prepara una ricas cenas

El final de la etapa lo tenemos junto a la iglesia (Km 36,5 final de la etapa), desde donde comenzaremos mañana.

El Cubo de la Tierra del Vino se presenta como primera población zamorana, revelando en su apellido la vocación de cultivo del territorio, destrozada en el siglo XIX por la plaga de la filoxera. Aún quedan algunas viñas en la zona, así como abundantes bodegas, que denotan un pasado vinícola más activo que el presente.

El nombre de El Cubo se cree que podría proceder de la existencia en otros tiempos de un cubo cuyo objetivo podría ser la defensa de esa zona estratégica por ser una vía de paso. Ubicado en plena Ruta de la Plata, pudo haber sido la Sabaria que citan las antiguas crónicas romanas.

El Cubo del Vino está a la misma distancia de Salamanca que de Zamora, alzado en la meseta, este pueblo se caracteriza por sus gentes acogedoras, y su capacidad para celebrar con alegría sus fiestas patronales. Los vecinos logran gracias a sus flores y balconadas trasmitir una imagen mimada de su pueblo. A las afueras se mantienen todavía algunas bodegas excavadas en la tierra, donde se elabora el vino familiar, manteniendo viva la tradición de encontrarse a su sombra en verano y en su interior en invierno para merendar.