LA VÍA DE LA PLATA, SU HISTORIA



  LA VÍA DE LA PLATA  


Introducción

     Perfilar los extremos geográficos de la Vía de la Plata no es tan fácil, hay que profundizar tanto en su dilatada Historia, como en el origen etimológico de su nombre y fenómeno territorial del mismo. De una forma metafórica-poética podríamos decir que este camino es como un gran árbol, con sus raíces y ramas, que ha conformado la ordenación territorial de gran parte del occidente peninsular, además de haber contribuido en la Historia española, europea y universal. Al respecto, la visión que algunos (con buena fe) tienen de este camino, es parcial; volviendo a la metáfora anterior, es como ver sólo la mitad superior del tronco mientras que la otra mitad inferior la ignoran, sin tener en cuenta que es precisamente esta mitad inferior la que le da significado y sustenta a la otra mitad. Intentaremos hacer aquí una breve reflexión sobre algunos aspectos que debemos considerar a la hora de tener una visión más integral y acertada de este fenómeno viario.


Factores que dieron lugar a este Camino

     Este histórico eje de comunicación Sur-Norte/Norte-Sur, que vertebra todo el occidente peninsular, fue fruto básicamente de dos factores:

Necesidades humanas

     Los cambios estacionales dieron lugar a continuas migraciones de la fauna salvaje en busca de pastos, por culpa de las nieves y los estíos. Tras ella, y por razones cinegéticas, los primitivos cazadores comenzaron a trazar los primeros senderos a lo largo del occidente peninsular. Después, con la revolución del neolítico y la domesticación de los animales, llega la trashumancia, aprovechando y consolidando estos primitivos cauces. Todo esto ocurre en la prehistoria, desde las actuales zonas atlánticas andaluzas hasta tierras leonesas y cornisa cantábrica. Ya en esta época prehistórica detectamos, en excavaciones arqueológicas, un incipiente flujo comercial por este recorrido. Poco después, en la protohistoria, en la “Edad del Bronce Orientalizante” (I milenio a.C.) y Edad del Hierro (s.V a. C.), descubrimos, sorprendentemente, cómo una serie de elementos comerciales de prestigio (cerámicas, marfiles, vidrios, bronces…) venidos del otro lado del Mediterráneo (de Oriente Próximo, Egipto, Grecia…) penetran, como una “cuña”, en el interior de la Península Ibérica, y casi exclusiva y sorprendentemente por este corredor viario, desde la factoría fenicia de Cádiz hasta la zona leonesa. Por otro lado, se aprovecha este trazado con fines militares para la dominación del territorio, desde el siglo III a.c. hasta hoy.

Condicionantes físicos

     Para poder saciar todas estas necesidades humanas (cinegéticas-trashumantes, comerciales y militares) hay que salvar barreras naturales que obstaculizan perpendicularmente a este itinerario: grandes ríos y sistemas montañosos. Esto se realiza por pasos obligados: vados y puertos de montaña. Pero he aquí que lo que posibilitó que este itinerario tuviera un “cuerpo” en toda su extensión, desde la zona gaditana a la leonesa, fue la coincidencia aquí de esos pasos naturales obligados, posibilitando un trazado histórico casi rectilíneo. Así tendríamos: la conjunción de varios vados en el Guadalquivir, en el entorno de Sevilla; el Puerto del Viso, en Sierra Morena, en Monasterio; el Vado del Guadiana, en Mérida; el Puerto de las Herrerías, en la Sierra de san Pedro, en Alcuéscar; el Vado de Alconétar, en el Tajo; el Puerto de los Castaños, en Grimaldo; el Puerto de Béjar; el Vado del Tormes, en Salamanca; el Vado del Duero, en Zamora; etc. Como ya veremos, en estos pasos estratégicos es frecuente el asentamiento humano, que se confirma en el descubrimiento de una concentración de restos arqueológicos y lugar de nacimiento de principales ciudades históricas.




Roma

Conquista del territorio

     La conquista del territorio de la zona occidental de la Península Ibérica se produce de Sur a Norte, desde la vega del Guadalquivir, aprovechando este antiguo trazado. Tenemos documentación de cómo, los cuarteles de Itálica (Santiponce), Hispalis (Sevilla) y Córduva (Córdoba), son puntos de partida de tropas romanas o recepción de razias indígenas, en las Guerras Lusitanas.

Infraestructura, el puente de Mérida

     Lo único que hacen los romanos fue consolidar un camino ya preexistente. Un ejemplo de ello fueron sus puentes. Centrándonos en el Puente de Mérida, habría que decir que aquí existe un histórico vado. Las informaciones arqueológicas de las que disponemos es que desde la prehistoria hay una gran concentración de asentamientos en todas las épocas (incluso debajo de su casco urbano); cosa lógica por la existencia de este paso natural. Donde hubo un vado de este camino los romanos hacen un puente, como el de Guadiana; y para controlar este paso obligado del camino Augusto funda una ciudad (25 a.c.). Aunque hay evidencias que, con anterioridad, con César pudo haber aquí un asentamiento militar. Este Puente se encuentra al sur de Mérida y se puede considerar el más largo del imperio. Todo esto es significativo a la hora de comprender la integridad territorial Sur-Norte de esta calzada.

Planificación viaria del territorio

     A lo largo de los siglos de dominación romana este camino pre- y protohistórico fue consolidándose por tramos, con arreglo a las posibilidades económico-administrativas en cada momento. Así pues, la Provincia de Lusitania con capital en Augusta Emérita (Mérida), se le dedica más inversión y dedicación a este trazado, siendo esta ciudad el “kilómetro cero” de la planificación viaria-administrativa. Es por ello por lo que vemos que los restos más evidentes documentados de su trama pétrea van desde las Sierras de Los Santos de Maimona, al Sur, que servían de límite de Lusitania con la Bética (provincia ésta que le dedicó menos atención); hasta la zona de Helmántica (Salamanca) -Ocelo Duri (Zamora), por donde se encontraba el límite con la Provincia Tarraconense, luego Gallecia (también esta administración del dedicó menos atención). Es lo que pasaba hasta hace poco, cuando íbamos en coche por carretera y al cambiar de provincia o región el firme estaba en peor o mejor estado, pero seguía siendo la misma carretera. En resumen, donde la calzada está mejor conservada es entre Los Santos y Salamanca; en el resto del trazado, hasta Astúrica Augusta (Astorga) o hasta Itálica (Santiponce) -Hispalis (Sevilla), en sus tramos Norte y Sur, los restos de calzada son más pobres por las razones expuestas, tramos considerados como “vía terrenae”.


Itinerario Antonino

     En esta época no hubo un nombre específico para este trazado, que unía el Sur más romanizado, de la Bética, con el Norte. La evidencia documental más antigua que conocemos que hace referencia al diseño de este trazado, data del s. III., conocido con el nombre: “Itinerario Antonino”. Es una recopilación de itinerarios variados de todo el Imperio, muchos de ellos van en zig-zag, y no responden a un itinerario uniforme y lógico. Ello se debe, según los estudiosos, a que estos itinerarios sueltos eran los recorridos que los administradores hacían para el cobro de la “annona”, o impuesto; y que fueron recopilados para servir a estas funciones, y no como una guía para los caminantes. Así vemos, por ejemplo, cómo la “Vía Augusta”, Cádiz-Roma, se representa en este antiguo documento como la suma de varios tramos de distintos itinerarios.

           Un ingeniero español del siglo XIX, Eduardo Saavedra, cogió los itinerarios peninsulares de este documento y los enumeró con arreglo a la redacción existente. Si cogemos todos ellos y lo ponemos en un plano, nos sorprenderíamos al ver cómo coincide con las evidencias arqueológicas del itinerario pre- y protohistórico. Es decir, la panificación territorial romana tradujo este camino primitivo, sobre todo desde Gades (Cádiz) hasta Astúrica (Astorga), de forma continua y casi rectilínea, y lo consolidó, dotándole de infraestructuras: puentes; firme, más o menos atendido; “mansios” o lugares de parada y avituallamiento; “miliarios”, para marcar las distancias en millas en algunos de sus tramos; etc. Con la numeración de Saavedra su trazado se correspondería a diversos tramos de los recopilados por el Itinerario de Antonino:


VÍA Nº VII
- Gades (Cádiz)-Hispalis (Sevilla).
Después finaliza en Corduba (Córdoba).

VÍA Nº IX
- Hispalis-Itálica (Santiponce).

VÍA Nº XXIII
- Itálica-Emérita (Mérida).
Arranca en la desembocadura del Guadiana dando un rodeo.

VÍA Nº XXIV
- Emérita-Ocelo Duri (Zamora).
Se dirige después a Caesaraugusta (Zaragoza) dando un rodeo

VÍA Nº XXVI
- Ocelo Duri-Astúrica Augusta (Astorga).
Arranca en Astorga para dirigirse a Zaragoza.



Uso histórico de su trazada de forma unitaria

Camino de ejércitos y reyes

     Esta calzada, que fue la consolidación paulatina en época romana de un trazado pre- y protohistórico, siguió siendo utilizada por culturas posteriores dado que su infraestructura era estratégica, sobre todo en lugares de obligado paso, con fines militares y comerciales. Por ejemplo, tenemos un documento del siglo VII d. c. conocido bajo el nombre: “Anónimo de Rávena”; en donde se enumeran las mansiones o paradas de los diversos tramos de todo su recorrido, añadiendo algunas poblaciones más. En época goda sirvió como itinerario para las tropas de los reyes: Gunderico, Requila, Teodorico II, Ágila…; prácticamente desde todo el Norte hasta todo el Sur peninsular, siendo el puente romano de Mérida un paso clave hacia el Sur. En época musulmana nuestra calzada sirvió como un gran instrumento militar Sur-Norte para las primeras tropas de Muza, en el 712, posibilitando su fulgurante conquista desde Cádiz-Sevilla hasta Mérida (fue la primera calzada que pisaron). En este periodo fue utilizada por innumerables campañas intestinas, correrías y desplazamientos. En los primeros momentos de la conquista cristiana la anduvieron reyes como Alfonso IX y X, Sancho IV…; y, después, por los propios Fernando el Católico y Carlos V. De todos estos reyes tenemos documentación de su paso desde Cáceres-Mérida hasta Sevilla-Cádiz, siguiendo la calzada, es decir: era utilizada de forma unitaria desde el Norte de Mérida y hasta el Sur, y viceversa.


Camino de Caminos

     Este camino romano fue aprovechado en algunos de sus tramos por caminos pecuarios para la trashumancia. También fue camino de peregrinación o “Camino Mozárabe de Santiago”, por los cristianos residentes en territorio musulmán, pues aprovechaban sus infraestructuras hacia el Norte. Al respecto tenemos noticias de un documento de 1622 que nos narra el traslado de las reliquias de San Isidoro desde Sevilla a León, en el s. XI, dice así: “(…) por el muy antiguo camino romano, hoy de peregrinos (…)”.

          Pero los peregrinos o viajeros de la época no siempre utilizaron el trazado romano, ya que hubo ciudades de nueva creación que hicieron de polo de atracción, saliendo de la calzada ramales medievales, como por ejemplo a las ciudades de Zafra o Plasencia, que luego se convirtieron en carreteras.

          Todo evoluciona y como un río que cambia de cauce sigue siendo el mismo río, se moderniza su trazado primigenio dando nuevos trazados y tipologías: Carretera Nacional 630, Ferrocarril, Autovía-66; todas hijas del trazado romano. Así se ha creado un corredor geográfico-viario que se ha venido a denominar: “Ruta de la Plata”; un galicismo o préstamo del francés que da nombre, de forma genérica, al recorrido que básicamente se relaciona o identifica con el espacio geográfico Sevilla-Astorga; con la prolongación hasta Gijón, que también fue ramal romano secundario, y hoy es la C.N.-630; y con la prolongación hasta Cádiz, solapada calzada con la más conocida: “Vía Augusta”; hoy C.N.-4 y Autovía IV.


Un nombre para un Camino

Ningún nombre, pero sí un mismo trazado

     En resumen, como ya hemos dicho, en época romana este recorrido no tiene ningún nombre (que sepamos), pero su traza y su reflejo en el Itinerario Antonino (con multitud de “mansios” o paradas en todo su recorrido) se nos representa ante nuestros ojos como un cuerpo íntegro y casi rectilíneo, básicamente desde Cádiz y Sevilla hasta Astorga, vertebrando todo el occidente peninsular y uniendo principales ciudades administrativas romanas y medievales.


Sobre el topónimo "Plata"

Resumidamente estas son las versiones sobre su procedencia:

1ª. / del latín “platus”  (ancho, llano, avenida principal).
2ª. / del árabe “al-balath” (pavimento) o de “balata” (camino enlosado, empedrado, o importante), en donde su primera sílaba (ba-) se pronuncia de una forma cerrada, con “a” muda, parecida a la “p”, evolucionando al castellano en el medievo como “(p)lata”
3ª. / de “delapidata” (empedrada).


     Por mi parte propongo una solución intermedia: la expansión musulmana se encontró con una magnífica y estratégica red viaria romana. Hubo entonces un “latinismo”, un préstamo idiomático del latín al árabe, y después al castellano. En resumen: “platus” (o “delapidata”) = “b(a)lata” = “plata”.

(Ver Bibliografía: MUÑOZ HIDALGO-2009).

          Los testimonios de “balata”, “albalat”, “albaladejo”… son frecuentes verlos relacionados con itinerarios históricos o calzadas romanas. Del mismo modo “de la plata” es frecuente encontrarla en otros puntos del territorio hispano, básicamente en su mitad sur, asociándose a viejos caminos romanos o importantes, siendo el eje occidental S.-N./N-S, desde el Estrecho gaditano hasta la zona leonesa, en donde mejor se ha conservado de forma continua. También hay testimonios en el norte de África y Palestina. Por ejemplo, al Sur de Mérida lo encontramos en Los Santos de Maimona, como “Puerto de la Plata” y “Camino de la Plata”, prolongándose éste por los términos de Zafra, Medina de las Torres, Calzadilla de los Barros, Fuente de Cantos, Monesterio, Real de la Jara, Almadén “de la Plata”, Castilblanco de los Arroyos, Alcalá del Río y hasta llegar a Sevilla. También entre Cádiz y Sevilla encontramos el topónimo “plata”, ligado a hitos geográficos ligado a la calzada que unía ambas poblaciones, más conocida también como “Vía Augusta”.


(Archivo Municipal de Sevilla)

     Precisamente el testimonio más antiguo que tenemos documentado como “Camino de la Plata”, data del siglo XIV, de 1.370 (Archivo Municipal de Sevilla), en referencia a su paso por Sierra Morena. También es este entorno tenemos una pista evidente, la actual población de Almadén “de la Plata”, en cuyo término se viene situando una de las paradas de nuestra calzada, citadas por el Itinerario Antonino: “Mons Mariorum”; y en donde existen canteras de mármol romanas, utilizando esta calzada para suministrar su producción, como está demostrado, a ciudades como Emérita (Mérida), Itálica (Santiponce) e Hispalis (Sevilla).

          Por tanto, “Camino de la Plata” no es más que el nombre meramente circunstancial y popular, relativamente moderno, ya que procede del medievo, pero que expresa una unidad y realidad viaria e histórica que ha vertebrado todo el occidente peninsular, y que ha servido de instrumento en importantes acontecimientos; nombre que conocemos desde, al menos, mediados del siglo XIV.

          Con el tiempo este nombre, en el Renacimiento español cuando se vuelve la mirada por el gusto de la cultura clásica, y sobre todo a partir del siglo XVI … es cuando de forma “culta” se comienza a denominar en ciertos círculos académicos: “Vía de la Plata”; ya que “vía” es palabra latina y quedaba mejor para nombrar a una calzada romana o a este importante camino histórico. Como “camino” se ha seguido utilizando hasta nuestros días, manteniéndose aún vivo en la conciencia colectiva en las zonas rurales, sobre todo en la gente mayor, como lo he constatado en mis trabajos de campo; y tanto al Norte como al Sur de Mérida.


Origen del entuerto Mérida - Astorga

Iter ab Emerita Asturicam
El Camino de la Plata

     Aunque en latín, no es más que el moderno y arbitrario título de una tesis doctoral de 1971, del ilustre Profesor D. Roldán Hervás. Gran trabajo de investigación, su importancia radica en la recopilación de múltiples estudios locales o generales sobre algún especto de esta calzada. Aunque en algunos aspectos ha quedado desfasado, es obra importantísima y de obligada consulta.
Pero el problema viene cuando, en esta obra, nuestro camino lo hace arrancar en Mérida en base a algún antiguo autor y al origen de la numeración de sus “miliarios”, columnas pétreas en donde se solía inscribir el emperador que ejecutó o reparó la obra, y la milla correspondiente (del latín: “millia passuum” = mil pasos = una milla romana = 1480 metros).
Pero hagamos una reflexión: lógico era que, siendo Emérita Augusta la capital de Lusitania, aquí estuviera la milla “cero” para diversos trazados que desde aquí se ordenaban para el resto del territorio provincial. Pero eso no quiere decir que Mérida fuera “arranque” del Camino de la Plata (ya hemos demostrado que fue “consecuencia” de este camino que aquí aprovechaba un vado en donde se hizo un puente y una ciudad para su control), sino que, al ser el núcleo político-administrativo, las millas se contaban desde aquí. Por otro lado, al Norte de Itálica (Santiponce) se han encontrado miliarios. También tenemos algunas noticias al sur de Mérida.
En este sentido hay que advertir una inadvertida incongruencia en la importante obra de Roldán Hervás: identifica como “Camino de la Plata” a la calzada que unía Emérita y Artúrica, pero reconociendo en sus páginas que tal topónimo, como identificador de la vía romana que él propone, se desconoce al Norte de Salamanca (aunque sí se conoce como camino pecuario existente en su entorno hasta la zona leonesa); del mismo modo reconoce casi la inexistencia de miliarios y menores restos de calzada al Norte de esta ciudad. Al mismo tiempo, no menciona, o no quiere reconocer, las mansiones, restos y testimonios de calzada y topónimo “de la Plata” existentes hasta Hispalis (Sevilla), básicamente. Esta incongruencia echa por tierra el propio título de esta obra como identificación exclusiva al “Camino” o “Vía de la Plata”


La "bola de nieve" de una interpretación arbitraria

     Desde la publicación de su Tesis, en 1971, tanto los investigadores y escritores posteriores, sin advertir tales incongruencias y sin documentarse lo debido, repitieron este mismo error de enfoque que daba una imagen parcial (Mérida-Astorga), cosa que ha sentado cátedra hasta tal punto que en prestigiosas obras de Historia y modernos vehículos de información de Internet (Wikipedia, Instituto Cervantes, etc.) repiten lo mismo; sin que se diga nada de que, por ejemplo, el más antiguo testimonio documental que se menciona como “Camino de la Plata”, se encuentra entre Sevilla y Mérida; etc.


Disputas estériles entre Vía y Ruta

     Actualmente este farragoso entuerto ha dado lugar a serias disputas entre asociaciones, también políticas entre ayuntamientos y organismos. Así vemos cómo, con miras a la rentabilización del Patrimonio Cultural y Natural de este histórico corredor viario, se crea la “Red de Cooperación de Ciudades en la Ruta de la Plata”, sobre todo para captar inversiones estatales y europeas. La conforman algunas ciudades directamente relacionadas con el trazado real que aquí hemos documentado, y otras próximas al trazado romano o indirectamente relacionadas, como las existentes desde Gijón hasta León, que es un ramal o prolongación de la básica Sevilla-Astorga, pero no menos histórica. El cuerpo fundamental de esta asociación es el eje de la Carretera Nacional-630 Gijón-Sevilla.

          Pero aquí ocurre un problema, que hay ciudades o pequeñas poblaciones por donde pasa la calzada romana que no están en esta red de ciudades, creándose la “Asociación de Pueblos de la Vía de la Plata”, al sentirse discriminados y denunciando, con buena fe, pero de forma errónea, la “falsificación de la Historia” por parte de la “Red de Ciudades” (que no buscan más que la puesta en valor del gran Patrimonio Cultural y Natural existente en este recorrido geográfico y como oportunidad de progreso). Algunos miembros de la asociación de “Pueblos” no están en la C.N.-630, pero sí están en la calzada romana, por lo que reivindican sus legítimos derechos, como es lógico y con razón. El problema viene que lo hagan con la tesis de Roldán Hervás en la mano, el trazado Mérida-Astorga, y con todo lo que ello conlleva de arbitraria interpretación parcial de la amplitud real y protagonismo histórico de este camino; con una falta de miras de las grandes posibilidades del Patrimonio que contiene este corredor geográfico-viario; y sin comprender que la unión entre todos “hace la fuerza”, con miras a su desarrollo socioeconómico conjunto.

          Por otro lado, aquí ocurre una contradicción por parte de la asociación de “Pueblos”, mientras se alza la voz sobre cierto purismo histórico, se ignora o se olvida o no se quiere reconocer, las evidencias documentales y materiales, anteriormente expuestas, y la trascendencia histórica a lo largo de todo su recorrido. Personalmente estoy con toda asociación que defienda este camino, como es la de “Pueblos”, por lo que aplaudo su gran labor y esfuerzo, que me causa admiración; pero con lo que no estoy de acuerdo es en que me lo corten en Mérida, y que tengan una visión más bien localista al no considerar su corredor geográfico que, a mi parecer, sería enriquecedor para todos y para ellos mismos.


La Vía de la Plata un camino para nuestro desarrollo

Solución integradora

     Por un lado, hay que tener una visión no parcial de la Vía de la Plata (Mérida como “arranque” del camino), sino en su totalidad, como la documentación lo constata (Mérida como “consecuencia” del paso del camino).

          Por otro, sería el reconocimiento precisamente de la Historia a la que se hace referencia, y de tener una visión integradora teniendo el concepto de “corredor geográfico”, en donde se consideren, sin exclusiones, todos sus trazados conjuntamente, y que aquí coinciden, se abrazan y se interrelacionan (Calzada Romana, Camino Mozárabe de Santiago, Cañadas Reales, Carretera Nacional-630, Ferrocarril y Autovía-66). Esto hay que hacerlo distinguiendo sus diferencias de trazados, pero, también, sus coincidencias, dentro de un mismo paisaje y entorno, ya que todos estos trazados son el fruto de una misma evolución histórica; un mismo río que se alimenta de varios caudales y que ha esculpido un mismo cauce. En conclusión, tener la visión de un cuerpo integral.


Posibilidades de futuro

     En relación con todo ello tener conciencia de la gran trascendencia de este itinerario cultural (Calzada Romana, Camino de Civilizaciones, Camino de Santiago, etc.). Toda esta suma nos serviría para hacer que la Vía de la Plata, en ese concepto de “paisaje cultural”, sea reconocida como “ITINERARIO CULTURAL EUROPEO” y como “PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD” (advertir que está en la lista del Ministerio de Cultura para esta última declaración). Y puesto que este camino es el resultado de un “crisol” de civilizaciones, es una gran oportunidad para el encuentro y el diálogo de culturas: un Camino para la Paz.

          En conclusión, el “Camino” o “Vía de la Plata” es una realidad más amplia de la que, con buena fe, algunos pretenden; y que Mérida no es “arranque” sino “consecuencia” de un mismo camino y calzada Sur-Norte/Norte-Sur. Si no, ¿por qué ubicar esta ciudad aquí para el control de su puente romano sobre el Río Guadiana, antiguo e histórico vado de un camino anterior?... Para concluir definitivamente todo esto, volvamos a aquella metáfora con la que iniciamos este escrito.

          Os brindo una poesía de mi cosecha del libro: “Del Hombre y sus Ruinas. Un viaje poético, de mar a mar, por la Vía de la Plata”; para que sepáis apreciar los múltiples aromas y trinos que nos ofrece este ancestral y fértil árbol.


Diego Muñoz Hidalgo
(Historiador, Escritor y Artista)
Cofundador de Amigos de la Vía de la Plata-Camino de Santiago
Artículo publicado con permiso del Autor

Ilustración de cabecera: Diego Muñoz Hidalgo


DE UNA UNIVERSIDAD ABIERTA Y DE LAS HUMILDES ENSEÑANZAS QUE ESCONDE EN SUS PAISAJES Y EN SUS PIEDRAS
(A la Vía de la Plata, en un iniciático viaje desde las “Columnas” a la “Torre” de Hércules)

"Eres un camino viejo y fecundo,
como un gran árbol con raíces y ramas;
un sabio jardín de encinas, retamas…
un rico hogar del pobre vagabundo.

Sacias tu sed en mares andaluces,
subes tu savia por tronco extremeño,
castilla y león multiplica tu sueño,
y al galaico, astur, cántabro… seduces.

De hondos océanos a copas al viento,
viajan -hermanos- hombre y cigüeñas…
¡cuánta piedra entre silencio y espliego!

Hoy ando tu dormido pavimento,
reflejos de plata en valles y peñas…
-de mar a mar en tus sueños navego-".


/ Diego Muñoz Hidalgo

Buen Camino


Vía de la Plata / Etapa 20. Salamanca - El Cubo del Vino


Desde el Albergue nos dirigimos hacia la Plaza Mayor, la primera casilla de esta larga etapa está situada sobre un adoquín de la plaza.
El reloj del ayuntamiento aún no da las siete de la mañana, la plaza está casi desierta, tan solo un pequeño grupo de jóvenes que parece estar de regreso de una noche animada.

Una concha de vieira de bronce nos devuelve nuestra atención al Camino, guiando de nuevo nuestros pasos hacia la calle Zamora, continuando por el paseo del Doctor Torres Villarroel donde aparece un mojón que señala los 444 kilómetros que restan hasta Santiago.



Nuestros pasos nos llevan hasta la glorieta Santiago Martín El Viti, donde se encuentra una majestuosa escultura de toro de lidia, desde allí nos saluda la Plaza de Toros de Salamanca.
Seguimos por la Avenida Raimundo de Borgoña hasta una nueva rotonda, la que cruzamos para tomar la Avenida de Los Agustinos Recoletos, pasamos junto al colegio Santa Teresa Jesús y un centro comercial.

Caminamos por el arcén de la N-630 hasta llegar al Km 335, unas flechas amarillas nos hacen abandonar la carretera por una pista de tierra que nos lleva hasta la cercana Aldeaseca de Armuña, a la que llegamos tras 800 metros. Este municipio está aún cercano a Salamanca, a solo tres kilómetros.





Se ha convertido en una ciudad dormitorio de Salamanca, aunque su desarrolló poblacional y tasa de natalidad están dándole mayor importancia, siendo ahora el núcleo de población más importante del tramo de la carretera N-630 entre Salamanca y El Cubo del Vino.

Parece que los primeros pobladores de Aldeaseca de Armuña fueron los celtíberos y más tarde los romanos, siendo repoblada posteriormente por los moriscos, judíos, castellanos y gallegos.

En el siglo X el rey Ramiro II de León mando construir torres de defensa o castillos para defenderse de los moros, como el de Ribas en Cabrerizos y más tarde el Castillo, hoy desaparecido donde vivió la Princesa que fuera más tarde Reina de Castilla.

A principios del siglo XIII, Alfonso IX contrae matrimonio con Doña Berenguela, hija de Alfonso VIII de Castilla, en el que se unirían las coronas de León y Castilla, para conseguir la paz tras las incesantes luchas que existían entre los dos reinos, de este matrimonio nacería Fernando III el Santo.

La mayor parte de Aldeaseca de Armuña estuvo bajo influencia de la Iglesia Catedral de Salamanca, señalando además que fue lugar habitual de veraneo de curas y frailes. Con la desamortización de Mendizábal prácticamente todos los terrenos fueron repartidos entre los habitantes del lugar.

A mediados del siglo pasado (siglo XIX), Aldeaseca de Armuña era un municipio independiente. Actualmente es una pedanía de Villares de la Reina.
El Camino nos lleva callejeando por el pueblo hasta la iglesia de la Santa Cruz.



La Iglesia de la "Santa Cruz", es un edificio de una sola nave con capilla mozárabe y un coro o tribuna. Una obra clasicista de 1607. En el interior se distingue el retablo principal de finales del siglo XVII, donde realza el sagrario tallado en 1559 una obra de Martín de la Haya.

Rodeamos el templo y continuamos hasta llegar a un túnel bajo la autovía. El camino se aleja algo más de la N-630 y vira rumbo noroeste en busca de un cómodo paso que nos permite cruzar el arroyo de la Encina. Se salva sin mayor problema por un piso de cemento.

Comenzamos a familiarizarnos con las pistas de concentración parcelaria, largos tramos de tierra rodeados de campos de cereales. Afrontamos un repecho y giramos a la derecha en el segundo cruce de caminos, de este modo entramos en unas urbanizaciones que desplazan los campos de cereales y girasoles. Entre campos y urbanizaciones entramos en la segunda localidad de nuestra jornada de hoy, Castellanos de Villiquera.



Castellanos, alude a los colonos de origen castellano que durante la repoblación de la frontera más allá del río Duero (Extremadura) por parte de Ramiro II lo fundaran allá por el año 975; y Villiquera, que era otro pueblo más antiguo y medio despoblado en tiempos de la fundación de Castellanos de Villiquera, situado de uno a dos kilómetros más al sur.

Al parecer, Villiquera tiene su origen en la palabra latina villicus que representaba el nombre del funcionario o capataz romano encargado de la finca de un propietario.

También describía la heredad con que frecuentemente se premiaba a dicho funcionario por los servicios prestados durante la vida útil, como una especie de premio de jubilación. Villiquera, pues, aludiría a las tierras ganadas por un cierto villicus durante la última etapa del Imperio romano en esta zona fronteriza entre las provincias Lusitana y Tarraconense, en las cercanías de la gran finca de un gran terrateniente, seguramente junto al río Tormes, hacia el pueblo de Villamayor.

A los oriundos de castellanos de Villiquera se les llama "cucos" en alusión a los dos cucos que aparecen en el escudo situado tras el altar mayor de su iglesia, que se considera como el escudo del pueblo.

Seguimos las flechas que nos envían hasta la iglesia de San Juan Bautista. La iglesia fue reconstruida en el siglo XVI, para su construcción se emplearon materiales de un templo anterior de origen medieval. En el pórtico meridional se reutilizó una columna románica con capitel decorado con crochet. También encontramos una dovela románica decorada con dos rosetas de cinco y seis pétalos empotrados en el muro de una dependencia situada al lado del pórtico.



Pasamos junto a su torre de la iglesia y continuamos por la calle Calzada, nombrada así por la calzada romana de La Plata que pasaba muy cerca de Villiquera, al oeste de la actual carretera N-630. 

La zona aledaña a Villiquera, al norte del Arroyo de La Encina, también llamado Arroyo de Villiquera, fue la concedida por Ramiro II a un grupo de castellanos de su ejército, así como sus familias. Para su emplazamiento buscaron un lugar topográficamente más elevado que el antiguo Villiquera para no tener problemas con las crecidas del Arroyo de la Encina y su pequeño afluente el Arroyo o Regato de Cedillos construyendo varias casas en la zona donde se encuentra hoy el actual cementerio; un promontorio elevado desde el que se divisa casi toda la comarca de La Armuña, la capital salmantina, en días claros se puede ver la sierra de Gata.

Del pueblo salimos por una amplísima recta rodeada de campos de cereales, ya en el horizonte divisamos la torre de la iglesia de Santa Elena de Calzada de Valdunciel. Continuamos entre fincas parcelarias sin desviarnos en ningún momento, así llegamos a nuestra tercera localidad de la jornada, Calzada de Valdunciel, localidad con albergue de peregrinos.


Entramos en la localidad por la calle del Carrascal que nos lleva hasta la Plaza de la Constitución, donde se observaremos una pista de frontón.
Las flechas nos llevan por detrás del frontón, dejando a la izquierda el edificio del ayuntamiento, continuamos por la calle Ruta de la Plata hasta el final, donde veremos a la derecha el ACVM (Aula Cultural de Usos Múltiples), al final de la calle nos toparemos con una hilera de grandes piedras cilíndricas, hoy a modo de escultura e identificadas como probables restos de miliarios de la Vía XXIV del Itinerario de Antonino.

Estamos en las afueras del pueblo, una flecha amarilla nos invita a continuar por el camino, pero nosotros no damos por terminada la visita a Calzada y giramos a la derecha, a pocos metros nos encontramos con el albergue de peregrinos. Un poco más adelante llegamos a un bar junto a la plaza del Corrillo, donde hacemos una parada casi obligada para reponer fuerzas.
Aún nos esperan 20 km sin localidades intermedias. El Camino es duro, hay que tomar medidas para evitar la deshidratación y el golpe de Calor.




Aprovechamos para comprar pan recién hecho en una tahona desbordante de aromas. Recuerdos infantiles me vienen a la memoria de cuando mi madre me mandaba a por el pan y no podía resistir pellizcarlo para llevarme a la boca un trozo de pan recién echo.

¡Un capricho que me costaba más de una reprimenda! Aquí también piqué y media barra cayó a base de pequeños pellizcos. También compré algún embutido, no podía resistir la tentación y me vendrá muy bien para el camino que aún queda por delante, casi veinte kilómetros hasta el Cubo del Vino.

Nos dirigimos a la iglesia que está frente a la plaza del Corrillo. Una hermosa iglesia, la de Santa Elena, del siglo XVI. Un templo de una sola nave con armadura simple de madera a dos aguas sobre grandes arcos transversales. El retablo del XVIII dentro de la tradición de Churriguera. 

Aún se conservan interesantes restos de lo que debió de su anterior iglesia, que sería románica del siglo XII o XIII. En el exterior se observa vestigios de muro en el flanco norte y acceso a la sacristía, así como unos grandes canes con figura humana que se asoman, como pétreos campaneros, al cuerpo alto de la torre. En el interior persisten dos columnas bajo la tribuna, con capiteles románicos de hojas.

Empotrada en uno de los arcos de la nave, se conserva asimismo una escultura de estilo gótico, probablemente del siglo XIII, que representa a un rey, con una cruz y globo en las manos. La figura aparece enmarcada en un doselete compuesto por un arco ojival sobre columnas coronado por torrecillas. Probablemente, la escultura fue trasladada de la iglesia antigua al realizarse la nueva obra en el siglo XIV.
Es de destacar asimismo la imagen del Cristo de la Piedad, de gran devoción en Calzada, el crucifijo probablemente del siglo XV-XVI, de tamaño natural.

Calzada conserva un monumento funerario romano, el pretil de la llamada Fuente Buena, en la salida hacia Valdunciel, no se encuentra en nuestro trazado, pero merece y mucho visitarlo. Se trata de una estela de granito con un interesante motivo tallado: una figura femenina yacente de medio cuerpo, con la mano derecha descansando bajo el pecho y la otra asida a un recipiente para libaciones, tal vez de hidromiel. Los extremos del epígrafe y del remate superior están cortados, probablemente para adaptar la estela a su función de brocal. Parece tratarse una estela bajo imperial, fechable entre el siglo II y el IV, y que tal vez sea indicio de la presencia en las proximidades de la vía de algún caserío romano o villa, o incluso de un pequeño núcleo rural ligado al camino. En cuanto a la fuente, pertenece a un tipo constructivo que debió de ser común desde la Edad Media, de sillares y bóveda.

Esta localidad está muy vinculada al Camino de la Plata desde tiempos inmemoriales. La antigua calzada romana cruza el pueblo por la mitad, coincidiendo en gran parte su recorrido con el de la calle de Santa Elena, en cuyo extremo del sur pervive el topónimo de la Cruz de Santiago, que hace referencia a una ermita antigua.

Calzada de Valdunciel es el típico pueblo de la meseta, situado a unos 800 metros sobre el nivel del mar, el clima se considera de montaña lo cual, unido a su posición geográfica, hace de Calzada de Valdunciel un lugar en el que se debe tener en cuenta las condiciones meteorológicas especialmente si se realiza en Camino durante los fríos inviernos.



Salimos de Calzada de Valdunciel cruzando el arroyo de la Vega, avanzamos un poco y nos toca continuar por una pista que pasa junto a un merendero y una pequeña laguna. Una señal metálica nos recuerda donde estamos, en el camino de Santiago. Giramos a la derecha para continuar por una recta que nos parecerá infinita, algo más de kilómetro y medio. 


Continuamos las indicaciones que nos hacen seguir por una larga pista con continuos toboganes, la autovía de la Plata a nuestra derecha, junto a ella caminaremos hasta las puertas de nuestro final de etapa de hoy, el Cubo del Vino.



Continuamos por un sendero paralelo a la pista, ya que esta está llena de piedras que nos destrozan los pies. Un continuo tobogán que va ascendiendo poco a poco y que parece no tener final, pero lo tiene al llegar a un tramo de una vieja carretera abandonada que nos lleva a otra con tráfico, la tomaremos para llegar para llegar hasta el Cubo de la Tierra del Vino que pronto aparece ante nosotros.




Nos encontramos en tierras de Zamora. En esta tierra la Fundación Ramos de Castro ha marcado el camino con placas conmemorativas, están colocadas junto a edificios emblemáticos, la primera de estas la podemos encontrar junto a la iglesia, en ella se puede leer el siguiente texto, dedicado al peregrino:

"EN ESTOS LUGARES EN QUE LA GENTE SE AFANA DÍA A DÍA, HUBO UNA CIUDAD VACEA, PASÓ EL CARTAGINÉS ANÍBAL CON SUS ELEFANTES EL 220 A.C. SE UBICÓ LA MANSIÓ ROMANA DE SABARIA Y OTROS VAIVENES DE LA HISTORIA DEJARON HUELLA Y TRAJERON GENTES. QUE TAMBIÉN TÚ, CAMINANTE, CUALQUIERA QUE SEAN LOS PASOS DE TU VIDA, TE AFANES EN LOS VALORES HUMANOS CADA DÍA".



El Cubo de la Tierra del Vino se presenta como primera población zamorana, revelando en su apellido la vocación de cultivo del territorio, destrozada en el siglo XIX por la plaga de la filoxera. Aún quedan algunas viñas en la zona, así como abundantes bodegas, que denotan un pasado vinícola más activo que el presente.

El nombre de El Cubo se cree que podría proceder de la existencia en otros tiempos de un cubo cuyo objetivo podría ser la defensa de esa zona estratégica por ser una vía de paso. Ubicado en plena Ruta de la Plata, pudo haber sido la Sabaria que citan las antiguas crónicas romanas.

El Cubo del Vino está a la misma distancia de Salamanca que de Zamora, alzado en la meseta, este pueblo se caracteriza por sus gentes acogedoras, y su capacidad para celebrar con alegría sus fiestas patronales. Los vecinos logran gracias a sus flores y balconadas trasmitir una imagen mimada de su pueblo. A las afueras se mantienen todavía algunas bodegas excavadas en la tierra, donde se elabora el vino familiar y se mantiene la tradición de encontrarse a su sombra en verano y en su interior en invierno para merendar.

Cuando llegué al albergue ya habían llegado algunos peregrinos, en él había caras conocidas. Cuando me disponía a pagar el albergue no encontraba la billetera..., miré una y otra vez en los bolsillos del pantalón, en los de la mochila... pero no encontraba mi billetera... vacié por completo la mochila y nada... no me lo podía creer, esto no me podía estar pasando... no aparecía, la había perdido.

Estaba desconcertado, el hospitalero intentaba tranquilizarme, la verdad es que se portó muy bien, se puso en contacto con el albergue de Salamanca para que buscaran la billetera por si la había perdido en el albergue. Le contestaron que la buscarían y que me llamarían más tarde. El hospitalero me comentó que el hospitalero de Salamanca no se encontraba en el albergue, pero que volvería más tarde para ver si la encontraba.

No podía creer lo que estaba sucediendo ¿Cómo había podido suceder? Y lo peor, ¿En qué momento pude perderla y lo peor, donde? En ella llevaba las tarjetas bancarias, el dinero que saqué el día anterior del cajero, la documentación... Si no conseguía encontrarla para mí sería el final de este Camino.

El día de hoy ha sido agotador en todos los sentidos, muchos kilómetros y mucho calor... y para colmo perder la cartera. Tenía que descansar y pensar con serenidad que alternativas tenía si no la recuperaba.

Escudriñaba mi cabeza visualizando todas mis paradas durante el camino. Quizás en una de ellas pudo caerse del departamento de la mochila donde suelo guardarla, quizás se me quedó abierto en algún momento y pudo caerse. La verdad no recuerdo haberla sacado en ningún momento.

Pensando y pensando se me venía una imagen... ayer cuando me retiré la habitación estaba a oscuras, ya descansaban y para no molestar no encendí la luz. Al levantarme esta mañana también lo hice a oscuras, me levanté muy temprano ya que la etapa era larga y el día seria caluroso. Los compañeros de habitación aún dormían, así que utilice la poca luz del teléfono móvil para recoger la ropa y sacar fuera de la habitación el resto de las cosas, para así no molestar a los que aún dormían. 

Como norma general suelo dejar preparada la mochila, pero anoche me fue imposible debido a que cuando llegué a la habitación todos descansaban. Antes de irme a dormir suelo revisarlo todo minuciosamente. Al salir por la mañana hago un recuento de las cosas que llevo encima y comienzo la etapa con tranquilidad. Pero esta vez no fue así, rompí la norma y la rutina, con ello causé esta terrible situación.

En el Camino es casi normal perder alguna que otra cosa, a veces el cansancio te hace ser descuidado.
Son ya muchos los Caminos que he realizado, he superado muchas dificultades; fuertes tirones, golpes y caídas, ampollas insufribles, fiebre, golpes de calor, bajadas de tensión... pero esta situación supera a todas. Pensé seriamente que esta vez tendría que abandonar sin remedio, solo lo podría evitar un milagro.

¿Estaba en blanco, qué hacer? ¿Se acabaría hoy el Camino para mí?

Había perdido parte del dinero, pero lo más importante era la documentación y las tarjetas de crédito, una situación bastante complicada.
En el pueblo no había puesto de policía, ni de Guardia Civil, así que hoy no podía denunciar la perdida, tendría que ser mañana...

¿Qué hacer?

¿Ir para Zamora mañana y denunciar la perdida, o rehacer el camino andado hasta Salamanca e intentar buscar la cartera en los lugares donde recordaba haber parado?

Barajé ambas posibilidades, intenté pensar con claridad, pero el cansancio y la tensión no me lo hacían fácil.

Intentaba una y otra vez recordar las paradas que había hecho en el camino.
La primera fue en Calzada de Valdunciel, primero en el bar y después en la tahona donde compré pan... recuerdo que pagué con unas monedas que llevaba en el pequeño monedero, no recuerdo haber sacado la billetera. Más tarde paré bajo una encina para descansar y tomar algo que me diese fuerzas, más tarde paré un poco a beber agua antes de subir el duro repecho después del puente... la próxima y última parada fue a la entrada del Cubo del Vino, donde tomé de la mochila una pieza de fruta... Tenía la cabeza embotada, pensar con claridad estaba siendo muy complicado con el cansancio y la tensión acumulada.

Esperaba con ansiedad la llamada de Salamanca, mientras tanto me fui con otros peregrinos a la plaza del pueblo, tenía que relajarme y pensar con serenidad. En el bar estaba comenzando el partido de fútbol del Mundial, jugaba España.

En el interior del bar había un gran ambiente, los lugareños no paraban de animar, muchos ataviados con la camiseta roja de la selección. La nota la daba sobre todo un paisano del pueblo que, en vez de gritos, "tocaba" con una corneta la carga de caballería.

Pensé que en cualquier momento me iba a estallar la cabeza en mil pedazos, sobre todo cuando terminó el partido. España había conseguido la victoria, para celebrarlo comenzaron a tirar unos petardos que me taladraban la cabeza, ¡Dios mío! Necesitaba irme de allí cuanto antes.

Dejé atrás la algarabía y me dirigí al albergue con un terrible dolor de cabeza. Sonó el teléfono, me llamaba el gerente del albergue que me comunicó que habían buscado por todos lados y que... lo sentía mucho, pero que no habían encontrado la billetera.

Los peores presagios parecían haberse hecho realidad.
La noche la pasé entrevelas, no conciliaba el sueño a pesar de estar física y mentalmente agotado, no paraba de escudriñar en mi cabeza cada instante de la etapa.

Analicé detenidamente cada momento, pensaba y pensaba, tenía que recordar, no quería abandonar el Camino y menos de esta manera, tenía que recordar... recordar.

Barajé algunas posibles opciones, pero me decidí por buscar la billetera rehaciendo el camino hasta Salamanca. Me quedaban unos 30 euros encima, lo que me quedaba en el monedero de mano. Tenía suficiente para volver en bus a la ciudad salmantina, pero... decidí volver andando y buscar la billetera por si se me había caído en alguna de las paradas. Me negaba a abandonar el camino sin luchar. Por delante casi 40 km donde buscar... una locura, pero mi única posibilidad si quería continuar mi peregrinación a Santiago.

Mañana volveré a andar lo andado, despacio, mirando cada metro, a un lado y al otro del Camino, en la maleza a orilla del camino. Intentaba recordar los lugares donde hice mis paradas de descanso, fotografíe mentalmente cada uno de ellos. La verdad, una auténtica locura, pero tenía la esperanza de conseguirlo, será enorme esfuerzo, pero algo en mi interior me decía que la encontraría.
La noche se hizo larga, muy larga...


La busqueda
(Camino de vuelta a Salamanca)

Comienzo el día muy agotado, apenas pude conciliar el sueño. Me sentía extraño, mi cabeza un polvorín. La mañana era extraña, la bruma dominaba el Camino, por delante me quedaban 35 km de vuelta a Salamanca. La búsqueda será dura, pero mantengo la esperanza de encontrar la billetera. 

El horizonte que tenía delante de mí era distinto al de ayer, ya que lo hacía en sentido contrario, me sentía muy confuso, para colmo la niebla lo invadía todo, casi no dejaba salir la luz del sol... era una mañana muy extraña.

Pero la esperanza lo puede todo, me animaba a mí mismo, pedía ayuda a Dios, a Santiago, a la Virgen María, rezaba con todo mi corazón, cantaba y cantaba lleno de esperanza.

Tras oscuridad llega la luz, la hermosa luz de la esperanza.


Recordé que antes de llegar al Cubo del Vino paré un instante junto a la carretera, había un pequeño cercado, con nerviosismo e ilusión me acerqué, durante la noche pensé mucho en este lugar. Ayer me paré aquí para abrir la mochila, me cambié de camiseta, tomé una pieza de fruta que cogí de uno de los bolsillos laterales, también recuerdo abrir el bolsillo superior de la mochila para sacar un paquete de cigarrillos, en el mismo bolsillo donde suelo guardar la billetera. Examiné el lugar con ilusión me daba un palpito, busqué "con lupa" lleno de esperanza. 

Durante la noche escudriñé cada rinconcito de mi mente recordé el momento del cigarrillo antes de entrar en el pueblo, me llené de esperanza, pudo caerse en este lugar, estaba casi seguro de que aquí pudo ser.
Quizás se me pudo caer al sacar el paquete de cigarrillos, fue el único cigarrillo que fumé durante la jornada, solo lo hice aquí, para celebrar haber llegado.

Me puse a escudriñar cada centímetro, junto a la alambrada, entre la hierba... unos metros más para allá... cada centímetro... pero no, ni rastro de ella.
Al final desilusionado y abatido desistí seguir buscando y continué camino, una búsqueda que no sé cómo acabaría.

La niebla continuaba espesa... una sensación extraña me embargaba. La tensión y el cansancio comenzaba a pasarme factura, aún permanecía el dolor de cabeza de la noche anterior, tenía que mantenerme sereno y esperanzador, no podía entrar en la desesperación, es muy importante mantener la calma.
Intentaba recordar cada parada, una de ellas fue cuando paré debajo de una encina a descansar, recordaba haber comido una pieza de fruta, pero ¿cuál sería esa encina? ... todas me parecían iguales, la búsqueda estaba siendo muy complicada y fatigosa.

Metro a metro, miraba y miraba... tras bajar la cuesta que ayer era una fuerte subida llegué hasta el puente donde paré, miré por todos lados, no quería dejar ni un centímetro por revisar... pero nada no aparecía. La desesperanza comenzaba a albergarme, rezaba y rezaba a Dios, a Santiago, a la Virgen María, a todos los santos, al ángel de la guarda pidiendo ayuda. Todos ellos me acompañaban en la búsqueda, pero no aparecía.

Intentaba animarme cantando alguna que otra canción, me concentraba con mantras que me levantaran el ánimo, una y otra vez me decía a mí mismo que lo conseguiría, merecía la pena hacer esta penitencia hasta Salamanca, una gran prueba que tenía y debía superar.

Intentaba relajarme dejando la mente en blanco, me concentraba en la respiración, pero con los ojos bien abiertos. No podía desesperar, tenía que continuar manteniendo la calma y sobre todo la Esperanza en encontrarla.


Continuaba con la mirada puesta en cada metro de camino, pero la búsqueda estaba siendo agotadora, desesperante. Si me dejé el bolsillo abierto quizás se puedo caer en la maleza junto a la orilla del camino. La búsqueda estaba siendo muy complicada, pero seguía firme y obstinado mirando por todos lados.

El siguiente lugar posible estaba en Calzada de Valdunciel, recuerdo que paré a llenar las botellas de agua en su fuente, entré en la tahona a comprar una pieza de pan, y en el bar donde tomé un café, pero recuerdo perfectamente que en este último lugar no saqué la billetera, aquí pagué con monedas, eso lo recuerdo muy bien... pero quizás me equivoque, estaba agotado y todo era confuso.

Cuando me encontraba sentado sobre uno de escalones de la iglesia sonó el teléfono... ¿Quién sería? Al otro lado del teléfono estaba el hospitalero de Salamanca, Pierre. En un principio al decirme su nombre no le recordaba, estaba algo aturdido, cansado y mareado por la tensión y los kilómetros ya andados.

Pierre me gritaba y repetía una y otra vez la buena y milagrosa noticia.

¡¡ Peregrino, ha aparecido tu billetera en el albergue!!
¡Me entiendes, estás bien?

Estaba aturdido, Pierre con su poco español intentaba decirme que la billetera había aparecido, apareció semi oculta entre la pared y una de las patas de la litera. Ayer buscaron por toda la habitación y no la encontraron, pero esta mañana un peregrino alemán se percató de ella al levantarse y se la dio antes de marcharse.

¡No podía creérmelo!

Me pellizcaba una y otra vez... de pronto me vino mil lágrimas de la emoción, me quedé clavado sin saber que hacer, gritaba como un poseído por tanta alegría, el corazón pedía espaciose en el pecho. Los milagros existen, este parece uno de ellos. Mis oraciones habían sido oídas, un mantra continuo a cada paso que deba, cada vez que escudriñaba por algún matorral, cada vez que veía un bulto en el camino...

Lancé varios metros la mochila, el bordón voló por los aires...

¡¡¡ no paraba de dar brincos de alegría!!!


¡¡ El Camino, Dios mío el Camino!!! ¡¡DIVINO CAMINO, cuanto nos llenas el corazón!!


Pierre me confirmó que estaba todo, la documentación, las tarjetas, e incluso el dinero.... todo había cambiado de pronto... la incertidumbre y el tremendo dolor de cabeza habían desaparecido en un abrir y cerrar de ojos.
Dicen que la esperanza mueve montañas, en esta ocasión se había movido todo el sistema montañoso de la península ibérica, ... Si, existen, los milagros existen... para mí fue uno de ellos.

Pierre me preguntó dónde estaba, y que si quería me la enviarían hasta donde yo quisiese. A Zamora o a El Cubo... le dije que iba andando de vuelta a Salamanca y me tachó de insensato jaja. Si loco, un loco de alegría y agradecido a nuestro Dios misericordioso. Le dije que en agradecimiento continuaría andando en hasta Salamanca, ya no tenía prisa.  Se congratuló y me animó a ello, me esperaría impaciente en el albergue para fundirnos en infinito abrazo.
Se había producido algo increíble, todo apuntaba a que sería algo imposible, pero me llene de esperanza en mi fe en Dios y en su infinita misericordia.

Toda esa ESPERANZA se transformó en una gran energía que hizo que continuara caminando en penitencia hacia Salamanca. En esta ocasión lo hice por el arcén, así llegaría antes. Mi felicidad era tan grande que no me importaba el cansancio acumulado por haber caminado casi 80 kilómetros en dos días, mis piernas apenas lo notaban, ni rastro de agotamiento que me embargaba minutos antes de la llamada, la tensión se transformó paz y armonía. El dolor de cabeza fue sustituido por claridad mental. No necesitaba descansar, podría ir andando hasta el fin del mundo en gratitud a este Dios nuestro que siempre nos cuida.

Caminaba relajado, el sol intenso apenas hacia mella en mí, mi caminar firme, la felicidad me invadía como un hermoso sueño, esta fue una experiencia que irá conmigo hasta el fin de mis días. Dejé de mirar al suelo, ahora miraba al cielo… al azul y hermoso cielo de la vieja Castilla. Volvía sin prisa por el arcén, gritaba de alegría como un loco, cantaba feliz.

Pasaban peregrinos en bici que me miraban extrañados… BUEN CAMINO les gritaba. Por carretera coincidí también con peregrinos a pie, curiosamente con las compañeras de Madrid y la chica estadounidense, según me contaron se habían quedado un día más en Salamanca.

Por fin llego a Salamanca, casi extenuado pero efusivo, exultante. No había parado en todo el camino. De nuevo paso junto al estadio de fútbol, pisamos de nuevo la Av. de los Agustinos Recoletos hasta llegar al Centro comercial, un poco más adelante el puesto de la Cruz Roja con la escultura del toro empujando la sillita de ruedas y la glorieta de El Viti con la plaza de toros a la izquierda, me sonaba de algo jaja. ¡¡¡Lo de hoy ha sido toda una faena y me llevo las dos orejas y el rabo!!! Entro en Salamanca por el Paseo del Doctor Torres Villaroel y llego hasta la iglesia de San Marcos. Cuando me despedí ayer de ella lo hice al amanecer, su luz era otra, hoy estaba muy hermosa. Continuo por la calle Zamora para llegar así hasta la Plaza Mayor.


Ahora sí, ahora si he llegado a Salamanca, por fin.
Decido hacer una parada de guerrero, eufórico me quito la mochila de la espalda, dejo el bordón junto a ella para que la acompañe y me siento como un rey en su trono para contemplar el ir y venir de la gente Con mirada y aura victoriosa y con reluciente armadura de peregrino contemplo el mundo, que ajeno pasa junto a mí.

Estaba eufórico, me había hecho casi 40 Km. de un tirón sin parar.  Y aquí estaba de nuevo, en la hermosa Plaza Mayor de Salamanca.
Con Pierre había quedado a la cuatro de la tarde, es a la hora que abren el albergue. Aún quedaba casi una hora, así que aún me quedaban fuerzas para dar un pequeño paseo por los alrededores y así despedirme de Salamanca, tenía pensado regresar hoy mismo al Cubo del Vino, eso sí, esta vez lo haría en bus.

El peregrino tras su venturosa travesía consigue tocar el cielo en Santiago. Pero para ello posiblemente tenga que pasar antes por el infierno.




En el albergue de Peregrino La Calera, Pierre me esperaba. Al vernos nos gritamos efusivamente y nos dimos un largo abrazo y comentamos lo sucedido. Hablábamos un buen rato de lo increíble que es el Camino. Experiencias como esta te hacen ser más fuerte en tus convicciones, en tu fe. Te confirman el enorme valor de la generosidad, del compañerismo, de la bondad del ser humano. Al Camino llegas por primera vez sin saber nada, incluso sin saber qué es lo que buscas en él, muchos lo acaban sin entender en verdad que significa ser peregrino en el Camino de Santiago. Simplemente están ciegos al tener su corazón cerrados con siete cerrojos. Si no abres tu corazón a lo que el Camino te ofrece difícilmente entenderás el sentimiento de un peregrino. 

Como no podía ser de otro modo intercambiamos mil y una anécdotas, este rato con Pierre fue un momento entrañable que guardará por siempre en mi corazón, una nueva semilla que lanzo aquí al viento para que otros la recojan y se calcen las botas, se echen la mochila a la espalda y caminen ilusionados hacia ese horizonte deseado que es Santiago de Compostela, uno que les traerá PAZ Y BIEN a sus corazones.

Pierre me invitó a quedarme a descansar en el albergue y mañana partir hacia Zamora en bus para no perder el día de hoy. Para mí hoy no había sido un día perdido, todo lo contrario, ha sido un día ganado, uno de los más emocionantes e increíbles de mi existencia como peregrino. Gracias a Dios podré continuar mi Camino para poder cumplir con mi vieja promesa en la que cada año de mi vida me arrodillaría el sepulcro del Santo Apóstol Santiago.

Pierre me preparó un riquísimo té, y me entregó la cartera. Oh, Dios cuánto he pasado para que llegue este momento. Después de darme una ducha que alivió mi maltrecho y cansado cuerpo llegó la hora de la despedida, nos intercambiamos direcciones y marché camino de la estación de autobuses de Salamanca.


Sonreía, todo me parecía un hermoso sueño, una sensación extraña me invadió el alma.
Suspiré y agradecí al altísimo este momento, es la tercera vez que recorro este camino en menos de 48 h., eso sí, estaba vez mis pies ni lo notarían, bien merecido tienen el descanso.

Al llegar al Cubo del Vino, me esperaban mis compañeras de camino de Madrid, con ellas me fui para el albergue. El hospitalero ya sabía de la buena nueva, y al verme llegar de abalanzó hacia mi dándome un fuerte abrazo mientras me decía: peregrino mientras estés en el Camino no pierdas nunca la esperanza, el Camino es muy sabio y generoso.
Cuánta razón tenías Felipe y cuanto agradezco su apoyo. Gracias, amigo. 

En el Camino de Santiago la perdida de objetos es bastante frecuente, se suelen dejar olvidados en cualquier lugar. Toda precaución es poca en el Camino, el cansancio suele hacer mella y hay que estar atentos a los olvidos. Una buena recomendación es preparar la mochila antes de irse a dormir, y hacer un recuento minuciosamente de tus cosas, si no, podemos tener sorpresas desagradables.

Ante cualquier contratiempo no desesperemos, en el Camino siempre encontrarás manos dispuestas a ayudarte, el peregrino es amable y generoso, nunca te encontrarás solo/a.

Si haces el Camino vive intensamente su espíritu, se peregrino, VIVE EL CAMINO.