Vía de la Plata / Etapa 16 - Aldeanueva del Camino > La Calzada de Béjar



Información actualizada: 22 de mayo de 2025


      Hoy nos espera una jornada intensa, aunque más corta en kilómetros que la anterior, con un recorrido de 22 km que nos llevará desde Aldeanueva del Camino hasta La Calzada de Béjar. A lo largo del camino alternaremos tramos de asfalto con sendas históricas, incluyendo la calzada romana y antiguos miliarios que nos recuerdan que pisamos un territorio atravesado durante siglos por viajeros, comerciantes y peregrinos.
La etapa de hoy nos invita a contemplar la transición del paisaje extremeño hacia la belleza montañosa salmantina, con ríos, castaños, robles y encinas acompañando nuestros pasos. Cada puente, cada miliario, cada ermita se convierte en una pequeña ventana al pasado, recordándonos que el Camino es también un viaje hacia la introspección y la armonía con la naturaleza.



      Comenzamos la etapa 16, desde el punto donde finalizamos la jornada anterior: la iglesia de Ntra. Sra. del Olmo, una de las dos que forman la parroquia de Aldeanueva del Camino. Tomamos la calle Severiano Masides, que nos conduce hasta la N-630 y nos saca de la población, dejando atrás un polígono industrial. Al final, alcanzamos una glorieta que tomaremos por la derecha para cruzar la A-66 por un paso elevado. Desde allí llegamos a otra rotonda y giramos a la izquierda para continuar por la N-630.

La etapa de hoy, aunque corta en kilómetros, presenta un considerable desnivel. Sin embargo, por carretera la subida apenas se hace notar. Nos esperan unos 10 km de asfalto que nos llevarán hasta Baños de Montemayor.

En los primeros 2 km pasamos junto a un área de servicio, la del Hotel Roma. Frente a él, a la derecha, parte la carretera que lleva a Hervás, villa de gran interés histórico y patrimonial, situada a unos 5 km fuera de ruta (en el mapa de la etapa se incluye su trazado de ida y vuelta).

Poco después cruzamos dos puentes: el primero, probablemente de origen romano, es el Puente de Romanillos, sobre la garganta de San Andrés; el segundo, el Puente de las Doncellas, salva el cauce del río Ambroz. Más adelante, a mano derecha, encontramos el Aula de la Naturaleza El Salugral.

Tres kilómetros después alcanzamos el Camping Las Cañadas. El ascenso, por ahora, es suave; caminar por el asfalto resulta cómodo, y el paisaje, cada vez más cercano a la montaña, empieza a regalarnos un amanecer distinto, con el sol tímido asomando entre las cumbres.



      Tras 8 km de carretera llegamos al punto kilométrico 431 de la N-630, donde unos cubos de granito con el símbolo del arco de Cáparra nos invitan a dejar el asfalto y tomar un camino de tierra que parte a la izquierda. Este nos lleva hasta el Puente del Cubo, de origen romano.

Caminamos unos 800 metros sobre el empedrado de la antigua calzada romana hasta llegar a Baños de Montemayor, donde nos recibe la ermita del Cristo de la Misericordia (siglo XVI) y su viejo crucero.





      Al caminar por estas viejas calzadas romanas, observa cómo cada piedra guarda un recuerdo de quienes nos precedieron. Abrir y cerrar portones, cruzar puentes o seguir el sendero puede parecer rutinario, pero cada gesto es también un pequeño acto de atención y respeto hacia la tierra y sus caminos, un ejercicio de paciencia y presencia que acompaña al peregrino en su viaje interior.


      La ermita del Santo Cristo del Humilladero y su crucero nos da la bienvenida a Baños de Montemayor,  según la fecha grabada en la espadaña de la ermita, esta se terminaría de construir en 1711 y se edificó enfrente de la cruz de término que, como es habitual, se situaba a la entrada del pueblo.



      Baños de Montemayor es  la última localidad cacereña y una parada ideal para hacer un alto en el camino. Entramos por la Calle Mayor, un miliario conmemorativo de la Vía de la Plata nos recuerda los kilómetros que aún nos separan de Santiago. Junto a él localizamos la Iglesia de Santa Catalina, del s. XV, que conserva un notable retablo del siglo XVI y ha sido recuperada como auditorio y espacio cultural.




Albergue en Baños de Montemayor

      Última localidad cacereña antes de adentrarnos en Castilla y León, Baños de Montemayor se asienta en pleno Valle del Ambroz y es conocida desde tiempos romanos por sus aguas termales. El núcleo se desarrolló junto a la antigua calzada romana de la Vía de la Plata, que lo atraviesa, y que ha marcado profundamente su historia y su fisonomía. Su origen se remonta a época romana, cuando aquí se levantaron unas termas que hoy siguen activas y que son uno de los principales atractivos de la villa. A lo largo de los siglos, Baños ha sido lugar de paso y descanso para comerciantes, viajeros y peregrinos, lo que explica su importante patrimonio histórico y su hospitalidad tradicional.

Pasear por sus calles es caminar por una historia que puedes tocar. Caserones del siglo XVII y XVIII, casas blasonadas y calles que conservan sus típicas galerías o balcones de madera. La arquitectura de entramado de madera y adobe deja paso a la piedra y la mampostería en otras, los dinteles con grabados y las fechas de construcción que revelan los desastres de la Guerra de Independencia. Muchas de sus casas son posteriores a 1811 y revelan que fueron destruidas, quemadas y reconstruidas en ese periodo.

Esta localidad, frontera con Castilla, posee una reconocida industria artesanal del mimbre y del trabajo de la madera de castaño, tradición característica de los pueblos del Valle del Ambroz. La preparación de la madera se realiza con gran esmero, logrando un producto de alta calidad. Actualmente, hay seis cesterías abiertas al público, y la artesanía de la cerámica también ocupa un lugar destacado. En muchas de sus tiendas es posible encontrar el tan buscado bordón del peregrino, elaborado artesanalmente con madera de avellano o castaño, resistente y de bello aspecto.

Entre los lugares emblemáticos de la localidad se encuentra la casa de los padres de Santa Rosa de Lima, donde todavía habitan descendientes de aquella familia. Isabel Flores de Oliva (1586-1617), más conocida como Santa Rosa de Lima, fue hija de Gaspar Flores, natural de Baños de Montemayor, quien, tras servir como soldado en diversas tierras de América, se estableció en Lima. Santa Rosa es la primera santa de América y patrona del Perú, del Nuevo Mundo y de Filipinas. Su canonización, apenas 54 años después de su muerte, refleja la profunda devoción que despertó.

Baños de Montemayor cuenta además con un magnífico albergue turístico para peregrinos, ubicado en una casa tradicional cuidadosamente restaurada. En su interior alberga el Centro de Interpretación General de la Vía de la Plata por Extremadura, un espacio que permite al viajero comprender mejor la historia y singularidad de esta ruta milenaria.

Al caminar por estas viejas calzadas romanas, observa cómo cada piedra guarda un recuerdo de quienes nos precedieron. Abrir y cerrar portones, cruzar puentes o seguir el sendero puede parecer rutinario, pero cada gesto es también un pequeño acto de atención y respeto hacia la tierra y sus caminos, un ejercicio de paciencia y presencia que acompaña al peregrino en su viaje interior.


      La iglesia principal de la localidad, Santa María de la Asunción (km 9,7 de la etapa), nos recibe con su arquitectura tradicional y elementos históricos que evocan la importancia de la villa en la región. Un breve momento de recogimiento y contemplación antes de continuar nuestro camino.

Desde la iglesia de Santa María tomamos la calle Dr. Rengifo, que nos conduce tras un giro a la derecha hasta desembocar en la carretera CC-225. La carretera nos lleva a una curva en herradura, donde salimos del arcén por la derecha y retomamos la calzada romana restaurada, que asciende suavemente entre muros y vegetación.



      El camino empedrado nos acerca hasta un antiguo humilladero (km 10,5). Este es un momento ideal para recuperar el aliento y, a la vez, disfrutar de una espectacular panorámica del municipio, con el Embalse de Baños de Montemayor a nuestros pies.




      La calzada remodelada termina al llegar a una fuente de piedra con la inscripción “Cañada Real Aliste Zamorana o de la Plata”. Tras la fuente, el ascenso continúa, hasta que el empedrado termina y nos obliga a cruzar la carretera N-630. Al otro lado seguimos una trocha que marca nuestra entrada en Castilla y León; después de unos 500 m volvemos al asfalto y encontramos una gasolinera que indica el cambio de provincia (km 12,5), mientras un gran cartel nos da la bienvenida a tierras salmantinas.




      Alcanzamos el alto del Puerto de Béjar, concretamente la Colonia de la Estación. Las señales amarillas nos guían por una calle a la izquierda, Carril Lagunilla (km 12,8). En el barrio encontramos un albergue de peregrinos, un bar y una tienda. Este albergue, inaugurado en 2019, sigue la tradición de hospitalidad del Camino; los peregrinos que deseen finalizar la jornada o sellar la credencial pueden detenerse aquí, a apenas 100 m de la carretera.






Albergue en el Puerto de Béjar

      Pasamos bajo la A-66 y encontramos restos originales de la calzada romana. Los paneles informativos permiten comprender la importancia histórica de este tramo, antiguo corredor de comunicación entre Mérida y el norte de Hispania representado en un mural en la pared del puente. Poco después cruzamos otra carretera local y comenzamos el descenso.




      El descenso desde el Puerto de Béjar hasta el río Cuerpo de Hombre es uno de los tramos más bellos de esta etapa. Castaños, robles y encinas nos acompañan, mientras algunos miliarios se alzan como guardianes silenciosos del Camino. Es fácil encontrar ramas caídas en el sendero; quizás alguna pueda convertirse en un buen bordón para continuar el viaje.
Aquí, el murmullo del viento entre las hojas, el canto lejano de un pájaro y el rumor del agua se convierten en compañeros de paso. En este silencio vivo, el corazón se aquieta, los pensamientos se ordenan y es más fácil escuchar esa voz interior que nos habla de lo esencial. Tal vez sea la naturaleza, tal vez Dios… o quizá ambos, susurrándonos al oído que no estamos solos.




      La ruta sigue descendiendo por la ladera del cerro de Los Linarejos, en dirección al puente de La Malena, que salva el río Cuerpo de Hombre (km 16,6 de la etapa). Este río nace en la sierra de Candelario, en Hoya Moros, recogiendo las aguas de las laderas de la sierra, y nos ofrece un entorno fresco y contemplativo antes de continuar nuestro Camino hacia La Calzada de Béjar.




      Una vez cruzado el río Cuerpo de Hombre por el antiguo puente de La Malena, puedes bajar hasta la orilla y contemplar el paisaje desde el puente de tres arcos. Encontrarás un banco junto al miliario incompleto, el 134, ideal para descansar y contemplar el entorno. Desde ahí aún nos separan unos cinco kilómetros y medio de La Calzada de Béjar, ubicado en la fértil planicie de Montemayor, regada por los ríos Cuerpo de Hombre y Alagón. En el horizonte destaca la silueta recortada de la Peña de Francia, como invitándonos a seguir adelante con el corazón en calma.




      A unos 700 metros del puente se encuentra el Parador de Sinforiano, donde se conserva el miliario 135. Originalmente en un corral interior, los propietarios lo llevaron afuera para que los peregrinos pudieran admirarlo mejor, un gesto sencillo que habla de esa conexión especial con quienes pasan por el Camino.




      Más adelante, verás la milla 136, ubicada cercana a la ermita dedicada a San Francisco. Unos 600 m más adelante llegamos a la antigua Colonia de San Francisco (km 19,7 de la etapa). Este tramo es una invitación a sentir la memoria viva del pasado en cada piedra del sendero.




      Al cruzar la carretera, retomamos la antigua calzada que asciende suavemente hacia el pueblo (km 20,2). Subimos por ese repecho hasta llegar a La Calzada de Béjar. A la entrada, encontramos la ermita del Santo Cristo de la Misericordia, popularmente conocida como del Humilladero. En su fachada se conserva una imagen de Santiago peregrino. 






Albergues en La Calzada de Béjar

      Entramos finalmente por la calle Mayor, y descubrimos un pueblo pequeño pero acogedor. Nuestro destino final de hoy aparece ante nosotros: la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, construida en 1553 (km 22 - FINAL DE LA ETAPA). En su interior, un modesto retablo alberga el Cristo antes conservado en el Humilladero. También se veneran la imagen de San Ramón y un relicario del santo, testigos del legado espiritual local.



      Detrás de la iglesia, junto a la plaza del Ayuntamiento, está el bar de Manuela, donde podemos reponer fuerzas, también regentan el albergue Alba y Soraya, justo a la entrada de la localidad. Aquí, la hospitalidad se siente al instante. Bienvenidos a La Calzada de Béjar: que tu llegada sea reparadora y tu descanso, renovador.



      Sus calles están jalonadas por una arquitectura popular de soportales empedrados y sostenidos por zapatas pétreas, con casas de corredor y dinteles fechados. Los años de 1784, que aparece en una casa de la calle Salas Pombo, o de 1850, en la calle Baños, nos indican la antigüedad de las mismas.






      Esta pequeña localidad atesora uno de los ejemplos más singulares de fortaleza romana. El fortín se encuentra situado sobre un teso desde el que se domina ampliamente una gran extensión de la vía por ambos lados. Su forma casi cuadrangular, con unas dimensiones aproximadas de 29 x 27 m., aparejado con mampostería de granito y puestos en las esquinas rudos sillares de alto variable. Se le suponía cubierto con armadura de madera a dos aguas por los ángulos de sus muros. Construido durante el Bajo Imperio (siglos III-IV d.C.) para proteger el tránsito de viajeros y mercancías. 

      Al final de la jornada, mientras dejamos atrás el río Cuerpo de Hombre y nos adentramos en La Calzada de Béjar, conviene detenerse un momento y escuchar. El silencio del Camino, interrumpido solo por el susurro de los árboles y el murmullo del río, nos recuerda que el peregrino aprende tanto al avanzar como al contemplar. Cada paso es una invitación a la introspección, a agradecer y a abrir el corazón. Que esta etapa sirva para reconectar con lo esencial, con la historia que nos precede y con la fuerza que nos guía hacia Santiago.

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Próxima población con alojamiento:

VALVERDE DE VALDELACASA
>>> 8,7 km <<<

FUENTERROBLE DE SALVATIERRA
>>> 20,5 km <<<

PEDROSILLO DE LOS AIRES
>>> 38,3 km <<<

SAN PEDRO DE ROZADOS
(Alternativa por Pico de Dueña)
>>> 48,5 km <<<

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Buen Camino