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Vía de la Plata / Etapa 13 - Casar de Cáceres > Cañaveral



Información actualizada 21 de abril de 2024


Ante nosotros se presenta posiblemente una de las etapas más duras de la Vía de la Plata, sobre todo si pretendemos hacerla en verano, las temperaturas pueden sobrepasar en algunas ocasiones los 40º. La falta de sombra y fuentes de agua pueden suponer situaciones de extrema dificultad si sobrepasamos el medio día.

Aconsejamos a todos los peregrinos que planifiquen bien esta etapa. Si deseamos hacerla más corta o bien las fuerzas fallan se puede finalizar la etapa en el Embalse de Alcántara, un lugar privilegiado. Pero se hace imprescindible llamar por teléfono para asegurar la disponibilidad del albergue, no siempre está abierto.




Desde el albergue de peregrinos salimos de Casar con la ciega luz de la noche, con ello intentamos evitar caminar en las horas de más calor.
Nuestros primeros pasos aún parecen dormidos por la calle Larga Baja que nos lleva hasta la ermita de Santiago, nuestro km 0 de hoy.
Tomamos un camino señalizado que sale de la localidad entre suaves ondulaciones, un placentero camino rodeado de muros de piedra que separan el camino de las fincas con ganado vacuno que parecen ajenos a nuestra presencia y que paciente e inmóviles esperan los primeros rayos de luz del nuevo día. Desde este paraje y con la paciencia de la eternidad nos despedimos de la luna y saludamos al astro sol que poco a poco va asomando sonrojado tras el horizonte iluminándolo todo con todos rojizos.



Entre muros de piedra llegamos hasta la Finca La Higuera, a unos 300 m y a la derecha podemos ver un depósito de tres miliarios junto al camino (Km. 8,5 de la etapa).

Seguidamente y a pocos metros abrimos la cancela del coto deportivo de caza. Más adelante nos espera paciente otra cancela, avanzamos por un camino rodeado de arbustos de retama hasta que aparece a nuestra izquierda el segundo depósito de miliarios. En esta ocasión son más abundante, ocho Miliarios completos y otras tantas porciones de estos, uno de ellos aún conserva la peana. Algunos aún en pie, otros ya tumbados e incluso semienterrados. Todos ellos son de granito y sólo cuatro de las piezas conservan texto apreciable (Km 9,9 de la etapa).

Los romanos solían indicar sus infraestructuras viarias con "columnas miliarias", frecuentemente hechas con granito, como las que aquí mostramos.
"Miliario" viene de la palabra latina "millia passuum" = 1.000 "passus" = 1.480 metros, aproximadamente. En estas columnas se esculpía el número de milla y el nombre del Emperador que había hecho o reconstruido el tramo de calzada.




En quinientos metros volvemos a encontrarnos con otro portón, en esta ocasión nos adentra en una finca ganadera, Finca Berrueto. Las ovejas campan a sus anchas, los perros ladran desde su quietud junto a un trozo de calzada romana bien delimitada, continuamos adelante sin mayor problema.

Cerramos el portón y continuamos por un camino más desdibujado rodeado de retamales hasta la "Casa de las Calaveras", llamada así por encontrarse en una de sus paredes las calaveras blanqueadas de dos reses (Km 13,2 de la etapa).






A unos setecientos metros, el camino queda cortado por el hiriente tajo de la plataforma del tren de alta velocidad AVE. Cruzamos las vías por un puente (km 14 de la etapa), viramos a la izquierda y tras 700 m llegamos a un descansadero o merendero, continuamos por este sendero con continuos sube y baja con la carretera N-630 abajo, a nuestra derecha. El embalse aparece  ante nosotros impresionándonos con unas maravillosas vistas, irresistible inmortalizar el momento con unas bonitas fotografías.
Tras dos km de sendero desembocamos en la carretera (km 16,8 de la etapa).




Embalse José María de Oriol-Alcántara II, más conocido como Embalse de Alcántara. Regula gran parte del caudal del río Tajo, justo antes de que el río entre en Portugal, el río más largo de la península Ibérica.
Mientras que la presa fue construida para paliar las severas sequías de la región, estas sólo empeoraron en el lado portugués de la presa después de su creación. En el momento de su construcción fue la segunda reserva más grande en Europa. El famoso puente de Alcántara, de la época romana, se encuentra tan sólo a 600 metros corriente abajo, respecto de la presa.

Torre de Floripes. Este torreón hoy aislado por las aguas pertenece al castillo construido con sillares del puente en el siglo XV, construido sobre otro anterior de origen templario. Hay quien afirma, que los Templarios construyeron su fortaleza sobre un templo romano dedicado a los dioses del río.
Aquí se argumentó una leyenda medieval, una tragedia de amor, incesto y lances caballerescos del que son protagonistas la bella mora Floripes, su hermano y deseoso amante Fierabrás y Guido de Borgoña, caballero de la hueste de Carlomagno. Video

El castillo de Alconétar, fue arrebatado definitivamente a los árabes en 1225 por el propio Alfonso IX, estuvo en manos templarias hasta que Alfonso X se lo entregó a su hijo Fernando de la Cerda. En el siglo XV pasa a llamarse de Rocafrida y está en manos de los Alba y Aliste.


También sumergida en las aguas se encuentra la antigua ermita de Ntra. Sra. del Río, se situaba en la margen derecha del río Tajo. Ante la inexistencia de puentes para cruzar el río por esa zona, se estableció un sistema de barcas, conducidas mediante maromas o cuerdas y poleas. Las barcas de Talaván permitían el paso de personas y mercancías, y para ello existía la figura del barquero, cuya vivienda se hallaba junto a la antigua ermita. Las barcas eran propiedad del Obispo de Plasencia, quien estipulaba el cobro del paso en la barca, estando los vecinos de Talaván exentos de tal pago. En torno al barquero de Talaván se han creado algunos refranes que se han generalizado por el resto de España:

"Las verdades del barquero:
El pan duro, duro, es mejor que ninguno; el zapato malo, es mejor en el pie que en la mano y si a todos les cobras lo que a mí ¿Qué coño hace usted aquí?"

"Los arrieros de Talaván, hoy aparejan y mañana se van".

Irremediablemente caminamos sobre el asfalto, tras quinientos metros nos plantamos sobre el puente que cruza el río Almonte, a la derecha podemos observar el futuro viaducto del AVE sobre el río Almonte (Km. 17 de la jornada).
Aún nos queda mucho asfalto, así que paciencia, continuamos por el arcén de la nacional que va bordeando el gran embalse de Alcántara, en unos cuatro kilómetros llegamos hasta otro puente, en este caso el que cruza el río mas largo de la península ibérica, el Tajo (Km. 21,2 de la etapa).

Al final del puente tenemos la alternativa de abandonar la carretera y tomar camino hacia Cañaveral por un sendero con una subida bastante pronunciada y que nos evita caminar por el asfalto de la carretera.
Este camino es en ascenso, con un recorrido de unos 700 m que nos une al refugio-mirador, ya en el trazado con flechas que nos lleva a Cañaveral. 





Si optamos por continuar por carretera lo haremos en moderado ascenso, a nuestra izquierda dejamos la entrada al Club Náutico y tras algo más de 1 km llegamos al desvío del albergue del Embalse de Alcántara.

Por desgracia el albergue del Embalse de Alcántara  lleva años cerrado, pendiente de una nueva licitación. No queda otra alternativa que continuar camino (abril de 2024)



A orillas del embalse se encuentra el albergue Turístico, situado en uno de los cerros generados por la construcción del embalse en 1969.

Si entre tus planes está finalizar la etapa en el Embalse, se hace imprescindible asegurar la disponibilidad del albergue, no siempre está abierto.  Si está cerrado no hay posibilidad de alojamiento por lo que tenemos que  continuar hasta Cañaveral, situado a algo más de 11 km.
En el tramo que continúa hasta Cañaveral no encontraremos fuentes de agua ni arbolado donde refugiarnos del sol. Algunos ante la dureza de este tramo optan por no hacer caso a las flechas amarillas y continúan por la carretera (camino más corto, pero no exento de peligro debido al tráfico de vehículos).

Si eres peregrino que no abandona el trazado del camino y a su flecha amarilla, encontrarás una de ellas a unos 30 m y que nos indica abandonar la carretera para tomar un camino que asciende por la derecha de la carretera. En algo más de 300 m de continuo ascenso y tras una curva nos encontramos con un mirador y refugio, un lugar fantástico para hacer un pequeño descanso. El refugio "la cima del Tajo" nos regala unas hermosas vistas del Embalse, una de las más impresionantes del Camino, también una buena opción para pasar la noche bajo las estrellas. 


Echando la vista atrás en la historia se sabe que en las proximidades de este enclave se encontraba probablemente la mansio romana Turmulos, derivado del diminutivo de raíz latina turma, "escuadrón de caballería". En principio como guarnición de carácter militar para defender estratégicamente la zona del paso del río Tajo. Más tarde se establecería como centro de agrupación indígena, ubicando en ella una de las mansiones del camino.

Los restos arqueológicos son abundantes: en medio del Tajo se encontraban las ruinas del magnífico Puente de Mantible, posteriormente conocido por Alconétar, con casi trescientos metros de largo y sostenido sobre doce arcos, era tan ancho que permitía el paso de dos carruajes juntos. Es uno de los más antiguos puentes en arco segmentales del mundo. Este puente unía el norte con el sur de Extremadura a través de la Vía de la Plata, por allí cruzaban el Tajo los reyes cristianos en sus incursiones hacia el sur.

La historia nos cuenta que un día de junio de 1222, la vanguardia del ejército de Alfonso IX se retrasó para dar una mala noticia al rey: los sarracenos habían destruido seis ojos del puente y esperaban apostados en la otra orilla el paso de las tropas. Alfonso IX decidió dar un rodeo por el puente de Alcántara y el de Alconétar se quedó así, derruido y sin seis de sus arcos para siempre.

En 1969 tras la construcción del embalse de Alcántara se trasladó parte del puente original (cuatro arcos y ocho pilastras) a una cola del pantano junto a la carretera N-630. (Su localización queda reflejada en el mapa que facilitamos de la etapa, desgraciadamente solo lo podrán ver aquellos que decidan continuar su camino a Cañaveral por la N-630).

Después del merecido descanso retomamos la marcha por un camino que asciende por la ladera sur del Cerro Garrote Desde este punto observamos con más detalle el nuevo puente sobre el río Tajo.


Tras pasar bajo un puente del ferrocarril llegamos al km 25,4 de la etapa. El camino avanza esta vez con las vías del ferrocarril a nuestra izquierda, pasados tres kilómetros y medio volvemos a cruzarlas bajo otro puente del ferrocarril (Km 28,8 de la jornada).

El camino continua entre retamales, Cañaveral irá apareciendo ante nuestros ojos poco a poco, pero aún lejos. Pasados unos tres km llegamos hasta un cruce de caminos, (Km 31.8 de la etapa) a la derecha el camino continúa hacia Grimaldo sin pasar por Cañaveral. Para continuar hasta Cañaveral tomamos el camino de la izquierda.



Caminamos por un sendero de piedra que nos lleva hasta un puente medieval, el de San Benito (Km 32,3 de la etapa)Un pequeño puente de piedra del siglo XIV, que ayuda a vadear el pequeño arroyo de Guadancil. 

En la Edad Media este pequeño puente era empleado por los peregrinos que iban a Santiago de Compostela para llegar hasta la Fuente de San Benito para calmar su sed; desde este punto se acercaban a la iglesia de Santa Marina, a unos metros, situada en pleno centro de la localidad.

Una vez superado el puente iniciamos el camino nos lleva en ascenso hasta la N-630, a la entrada de la localidad giramos por calle Monrobel, donde se encuentra la fuente de San Benito, al final de la calle nos espera la iglesia de Santa Marina, nuestro final de etapa de hoy (Km 33,4 de la etapa).

Para llegar al albergue tenemos que continuar por la carretera N-630, que cruza la localidad. A unos 350 m llegamos al albergue-hostel de Cañaveral, un bonito y cómodo albergue. Para almorzar encontraremos varios locales pasado el albergue.



(Fuente de San Benito)



Municipio cacereño perteneciente a la Comarca de Monfragüe. El origen de esta población data del siglo XVI, en aquel entonces se le denominaba Cañaveral de Alconétar y estaba bajo el dominio de los templarios, aunque más tarde se la conocería con el nombre de Cañaveral de Las Limas.
Sus posadas y cambio de postas sirvieron a las cabañas trashumantes en el paso del vado del Tajo en la barca de Alconétar. Ya era lugar de tránsito desde la etapa de los romanos, pues era paso obligatorio en el Camino de la Plata.

Las crónicas de antaño narran la dominación de estas tierras por la corona de Aragón, tiempos de guerra en los que el caudillo Almanzor avanzó hacia Galicia. Además, las disputas por el Castillo de Portezuelo entre templarios y alcantarinos, y la cercanía de Cañaveral a estas violentas controversias, le impidieron quedar ajena a tales contiendas. Finalmente, la Orden de Alcántara se hizo con el castillo, convirtiéndolo en cabeza de encomienda con un extenso término que incluía la localidad de Cañaveral.

La población tiene una estructura algo irregular en torno a la plaza, donde se pueden contemplar algunas viviendas bajo soportales de arcos de medio punto y donde destacan, sobre todo, el tamaño y volumen de sus chimeneas, y la belleza y singularidad de algunas de ellas, todavía en uso.


El principal edificio religioso es la iglesia de Santa Marina, uno de los templos más antiguos de la comarca. En su interior se conservan varios retablos barrocos, el mayor de estilo rococó que aloja imágenes de talla, entre ellas la imagen de Santa Marina.



El municipio tiene además varias ermitas: las dedicadas a San Roque y al Cristo del Humilladero. A escasos kilómetros, cercana a Grimaldo se encuentra el santuario de Nuestra Señora de Cabezón, patrona de Cañaveral, de arquitectura barroca, que alberga la imagen de la Virgen con el Niño, del siglo XII.

La peregrinación a Santiago de Compostela enriquece al peregrino en gran manera, paso a paso va avanzando en su conocimiento interior, día a día disfruta de paisajes de gran belleza acompañado del palpitar de la amistad de nuevos amigos.
Sus pasos le hacen disfrutar de la riqueza de un sin fin de pueblos que atesoran una gran historia y belleza. En ocasiones son grandes ciudades con un patrimonio arquitectónico exuberante, pero en otros se trata de pueblos pequeños. sencillos y de gran generosidad.

Siempre suelo decir que la belleza de un lugar no lo da solo su riqueza monumental ni paisajística, la esencia más pura de un lugar las da su gente y sus costumbres. Este es el caso de Cañaveral, gente agradable y hospitalaria que te saluda con gesto gentil cuando camina por sus calles.


Fiestas locales

San Benito, el lunes después de Semana Santa;
San José Obrero, el 1 de mayo en la barriada de la estación;
Virgen de Cabezón, el segundo domingo de mayo;
San Roque, el 16 de agosto.

Para conocer a un pueblo no hay nada mejor que vivir sus fiestas, en ellas se ve el alma de sus gentes. Cañaveral celebra varias; el lunes después de semana santa se celebra la Fiesta de San Benito, curiosa momento cuando se llega a la tradicional carrera arriba y abajo con el santo a cuestas entre unos mozos y otros para evitar que el Santo entre en la iglesia.

También de gran tradición la Romería de la Virgen de Cabezón, que se realiza el segundo domingo de mayo, con el desplazamiento de los romeros hacia la ermita situada en las proximidades de Grimaldo.

No menos curiosa es la famosa Velá, que consiste en quemar muebles viejos ante la puerta de la iglesia. Comienza a quemarse la noche del Domingo de Pascua.