LA VÍA DE LA PLATA, SU HISTORIA



  LA VÍA DE LA PLATA  


Introducción

     Perfilar los extremos geográficos de la Vía de la Plata no es tan fácil, hay que profundizar tanto en su dilatada Historia, como en el origen etimológico de su nombre y fenómeno territorial del mismo. De una forma metafórica-poética podríamos decir que este camino es como un gran árbol, con sus raíces y ramas, que ha conformado la ordenación territorial de gran parte del occidente peninsular, además de haber contribuido en la Historia española, europea y universal. Al respecto, la visión que algunos (con buena fe) tienen de este camino, es parcial; volviendo a la metáfora anterior, es como ver sólo la mitad superior del tronco mientras que la otra mitad inferior la ignoran, sin tener en cuenta que es precisamente esta mitad inferior la que le da significado y sustenta a la otra mitad. Intentaremos hacer aquí una breve reflexión sobre algunos aspectos que debemos considerar a la hora de tener una visión más integral y acertada de este fenómeno viario.


Factores que dieron lugar a este Camino

     Este histórico eje de comunicación Sur-Norte/Norte-Sur, que vertebra todo el occidente peninsular, fue fruto básicamente de dos factores:

Necesidades humanas

     Los cambios estacionales dieron lugar a continuas migraciones de la fauna salvaje en busca de pastos, por culpa de las nieves y los estíos. Tras ella, y por razones cinegéticas, los primitivos cazadores comenzaron a trazar los primeros senderos a lo largo del occidente peninsular. Después, con la revolución del neolítico y la domesticación de los animales, llega la trashumancia, aprovechando y consolidando estos primitivos cauces. Todo esto ocurre en la prehistoria, desde las actuales zonas atlánticas andaluzas hasta tierras leonesas y cornisa cantábrica. Ya en esta época prehistórica detectamos, en excavaciones arqueológicas, un incipiente flujo comercial por este recorrido. Poco después, en la protohistoria, en la “Edad del Bronce Orientalizante” (I milenio a.C.) y Edad del Hierro (s.V a. C.), descubrimos, sorprendentemente, cómo una serie de elementos comerciales de prestigio (cerámicas, marfiles, vidrios, bronces…) venidos del otro lado del Mediterráneo (de Oriente Próximo, Egipto, Grecia…) penetran, como una “cuña”, en el interior de la Península Ibérica, y casi exclusiva y sorprendentemente por este corredor viario, desde la factoría fenicia de Cádiz hasta la zona leonesa. Por otro lado, se aprovecha este trazado con fines militares para la dominación del territorio, desde el siglo III a.c. hasta hoy.

Condicionantes físicos

     Para poder saciar todas estas necesidades humanas (cinegéticas-trashumantes, comerciales y militares) hay que salvar barreras naturales que obstaculizan perpendicularmente a este itinerario: grandes ríos y sistemas montañosos. Esto se realiza por pasos obligados: vados y puertos de montaña. Pero he aquí que lo que posibilitó que este itinerario tuviera un “cuerpo” en toda su extensión, desde la zona gaditana a la leonesa, fue la coincidencia aquí de esos pasos naturales obligados, posibilitando un trazado histórico casi rectilíneo. Así tendríamos: la conjunción de varios vados en el Guadalquivir, en el entorno de Sevilla; el Puerto del Viso, en Sierra Morena, en Monasterio; el Vado del Guadiana, en Mérida; el Puerto de las Herrerías, en la Sierra de san Pedro, en Alcuéscar; el Vado de Alconétar, en el Tajo; el Puerto de los Castaños, en Grimaldo; el Puerto de Béjar; el Vado del Tormes, en Salamanca; el Vado del Duero, en Zamora; etc. Como ya veremos, en estos pasos estratégicos es frecuente el asentamiento humano, que se confirma en el descubrimiento de una concentración de restos arqueológicos y lugar de nacimiento de principales ciudades históricas.




Roma

Conquista del territorio

     La conquista del territorio de la zona occidental de la Península Ibérica se produce de Sur a Norte, desde la vega del Guadalquivir, aprovechando este antiguo trazado. Tenemos documentación de cómo, los cuarteles de Itálica (Santiponce), Hispalis (Sevilla) y Córduva (Córdoba), son puntos de partida de tropas romanas o recepción de razias indígenas, en las Guerras Lusitanas.

Infraestructura, el puente de Mérida

     Lo único que hacen los romanos fue consolidar un camino ya preexistente. Un ejemplo de ello fueron sus puentes. Centrándonos en el Puente de Mérida, habría que decir que aquí existe un histórico vado. Las informaciones arqueológicas de las que disponemos es que desde la prehistoria hay una gran concentración de asentamientos en todas las épocas (incluso debajo de su casco urbano); cosa lógica por la existencia de este paso natural. Donde hubo un vado de este camino los romanos hacen un puente, como el de Guadiana; y para controlar este paso obligado del camino Augusto funda una ciudad (25 a.c.). Aunque hay evidencias que, con anterioridad, con César pudo haber aquí un asentamiento militar. Este Puente se encuentra al sur de Mérida y se puede considerar el más largo del imperio. Todo esto es significativo a la hora de comprender la integridad territorial Sur-Norte de esta calzada.

Planificación viaria del territorio

     A lo largo de los siglos de dominación romana este camino pre- y protohistórico fue consolidándose por tramos, con arreglo a las posibilidades económico-administrativas en cada momento. Así pues, la Provincia de Lusitania con capital en Augusta Emérita (Mérida), se le dedica más inversión y dedicación a este trazado, siendo esta ciudad el “kilómetro cero” de la planificación viaria-administrativa. Es por ello por lo que vemos que los restos más evidentes documentados de su trama pétrea van desde las Sierras de Los Santos de Maimona, al Sur, que servían de límite de Lusitania con la Bética (provincia ésta que le dedicó menos atención); hasta la zona de Helmántica (Salamanca) -Ocelo Duri (Zamora), por donde se encontraba el límite con la Provincia Tarraconense, luego Gallecia (también esta administración del dedicó menos atención). Es lo que pasaba hasta hace poco, cuando íbamos en coche por carretera y al cambiar de provincia o región el firme estaba en peor o mejor estado, pero seguía siendo la misma carretera. En resumen, donde la calzada está mejor conservada es entre Los Santos y Salamanca; en el resto del trazado, hasta Astúrica Augusta (Astorga) o hasta Itálica (Santiponce) -Hispalis (Sevilla), en sus tramos Norte y Sur, los restos de calzada son más pobres por las razones expuestas, tramos considerados como “vía terrenae”.


Itinerario Antonino

     En esta época no hubo un nombre específico para este trazado, que unía el Sur más romanizado, de la Bética, con el Norte. La evidencia documental más antigua que conocemos que hace referencia al diseño de este trazado, data del s. III., conocido con el nombre: “Itinerario Antonino”. Es una recopilación de itinerarios variados de todo el Imperio, muchos de ellos van en zig-zag, y no responden a un itinerario uniforme y lógico. Ello se debe, según los estudiosos, a que estos itinerarios sueltos eran los recorridos que los administradores hacían para el cobro de la “annona”, o impuesto; y que fueron recopilados para servir a estas funciones, y no como una guía para los caminantes. Así vemos, por ejemplo, cómo la “Vía Augusta”, Cádiz-Roma, se representa en este antiguo documento como la suma de varios tramos de distintos itinerarios.

           Un ingeniero español del siglo XIX, Eduardo Saavedra, cogió los itinerarios peninsulares de este documento y los enumeró con arreglo a la redacción existente. Si cogemos todos ellos y lo ponemos en un plano, nos sorprenderíamos al ver cómo coincide con las evidencias arqueológicas del itinerario pre- y protohistórico. Es decir, la panificación territorial romana tradujo este camino primitivo, sobre todo desde Gades (Cádiz) hasta Astúrica (Astorga), de forma continua y casi rectilínea, y lo consolidó, dotándole de infraestructuras: puentes; firme, más o menos atendido; “mansios” o lugares de parada y avituallamiento; “miliarios”, para marcar las distancias en millas en algunos de sus tramos; etc. Con la numeración de Saavedra su trazado se correspondería a diversos tramos de los recopilados por el Itinerario de Antonino:


VÍA Nº VII
- Gades (Cádiz)-Hispalis (Sevilla).
Después finaliza en Corduba (Córdoba).

VÍA Nº IX
- Hispalis-Itálica (Santiponce).

VÍA Nº XXIII
- Itálica-Emérita (Mérida).
Arranca en la desembocadura del Guadiana dando un rodeo.

VÍA Nº XXIV
- Emérita-Ocelo Duri (Zamora).
Se dirige después a Caesaraugusta (Zaragoza) dando un rodeo

VÍA Nº XXVI
- Ocelo Duri-Astúrica Augusta (Astorga).
Arranca en Astorga para dirigirse a Zaragoza.



Uso histórico de su trazada de forma unitaria

Camino de ejércitos y reyes

     Esta calzada, que fue la consolidación paulatina en época romana de un trazado pre- y protohistórico, siguió siendo utilizada por culturas posteriores dado que su infraestructura era estratégica, sobre todo en lugares de obligado paso, con fines militares y comerciales. Por ejemplo, tenemos un documento del siglo VII d. c. conocido bajo el nombre: “Anónimo de Rávena”; en donde se enumeran las mansiones o paradas de los diversos tramos de todo su recorrido, añadiendo algunas poblaciones más. En época goda sirvió como itinerario para las tropas de los reyes: Gunderico, Requila, Teodorico II, Ágila…; prácticamente desde todo el Norte hasta todo el Sur peninsular, siendo el puente romano de Mérida un paso clave hacia el Sur. En época musulmana nuestra calzada sirvió como un gran instrumento militar Sur-Norte para las primeras tropas de Muza, en el 712, posibilitando su fulgurante conquista desde Cádiz-Sevilla hasta Mérida (fue la primera calzada que pisaron). En este periodo fue utilizada por innumerables campañas intestinas, correrías y desplazamientos. En los primeros momentos de la conquista cristiana la anduvieron reyes como Alfonso IX y X, Sancho IV…; y, después, por los propios Fernando el Católico y Carlos V. De todos estos reyes tenemos documentación de su paso desde Cáceres-Mérida hasta Sevilla-Cádiz, siguiendo la calzada, es decir: era utilizada de forma unitaria desde el Norte de Mérida y hasta el Sur, y viceversa.


Camino de Caminos

     Este camino romano fue aprovechado en algunos de sus tramos por caminos pecuarios para la trashumancia. También fue camino de peregrinación o “Camino Mozárabe de Santiago”, por los cristianos residentes en territorio musulmán, pues aprovechaban sus infraestructuras hacia el Norte. Al respecto tenemos noticias de un documento de 1622 que nos narra el traslado de las reliquias de San Isidoro desde Sevilla a León, en el s. XI, dice así: “(…) por el muy antiguo camino romano, hoy de peregrinos (…)”.

          Pero los peregrinos o viajeros de la época no siempre utilizaron el trazado romano, ya que hubo ciudades de nueva creación que hicieron de polo de atracción, saliendo de la calzada ramales medievales, como por ejemplo a las ciudades de Zafra o Plasencia, que luego se convirtieron en carreteras.

          Todo evoluciona y como un río que cambia de cauce sigue siendo el mismo río, se moderniza su trazado primigenio dando nuevos trazados y tipologías: Carretera Nacional 630, Ferrocarril, Autovía-66; todas hijas del trazado romano. Así se ha creado un corredor geográfico-viario que se ha venido a denominar: “Ruta de la Plata”; un galicismo o préstamo del francés que da nombre, de forma genérica, al recorrido que básicamente se relaciona o identifica con el espacio geográfico Sevilla-Astorga; con la prolongación hasta Gijón, que también fue ramal romano secundario, y hoy es la C.N.-630; y con la prolongación hasta Cádiz, solapada calzada con la más conocida: “Vía Augusta”; hoy C.N.-4 y Autovía IV.


Un nombre para un Camino

Ningún nombre, pero sí un mismo trazado

     En resumen, como ya hemos dicho, en época romana este recorrido no tiene ningún nombre (que sepamos), pero su traza y su reflejo en el Itinerario Antonino (con multitud de “mansios” o paradas en todo su recorrido) se nos representa ante nuestros ojos como un cuerpo íntegro y casi rectilíneo, básicamente desde Cádiz y Sevilla hasta Astorga, vertebrando todo el occidente peninsular y uniendo principales ciudades administrativas romanas y medievales.


Sobre el topónimo "Plata"

Resumidamente estas son las versiones sobre su procedencia:

1ª. / del latín “platus”  (ancho, llano, avenida principal).
2ª. / del árabe “al-balath” (pavimento) o de “balata” (camino enlosado, empedrado, o importante), en donde su primera sílaba (ba-) se pronuncia de una forma cerrada, con “a” muda, parecida a la “p”, evolucionando al castellano en el medievo como “(p)lata”
3ª. / de “delapidata” (empedrada).


     Por mi parte propongo una solución intermedia: la expansión musulmana se encontró con una magnífica y estratégica red viaria romana. Hubo entonces un “latinismo”, un préstamo idiomático del latín al árabe, y después al castellano. En resumen: “platus” (o “delapidata”) = “b(a)lata” = “plata”.

(Ver Bibliografía: MUÑOZ HIDALGO-2009).

          Los testimonios de “balata”, “albalat”, “albaladejo”… son frecuentes verlos relacionados con itinerarios históricos o calzadas romanas. Del mismo modo “de la plata” es frecuente encontrarla en otros puntos del territorio hispano, básicamente en su mitad sur, asociándose a viejos caminos romanos o importantes, siendo el eje occidental S.-N./N-S, desde el Estrecho gaditano hasta la zona leonesa, en donde mejor se ha conservado de forma continua. También hay testimonios en el norte de África y Palestina. Por ejemplo, al Sur de Mérida lo encontramos en Los Santos de Maimona, como “Puerto de la Plata” y “Camino de la Plata”, prolongándose éste por los términos de Zafra, Medina de las Torres, Calzadilla de los Barros, Fuente de Cantos, Monesterio, Real de la Jara, Almadén “de la Plata”, Castilblanco de los Arroyos, Alcalá del Río y hasta llegar a Sevilla. También entre Cádiz y Sevilla encontramos el topónimo “plata”, ligado a hitos geográficos ligado a la calzada que unía ambas poblaciones, más conocida también como “Vía Augusta”.


(Archivo Municipal de Sevilla)

     Precisamente el testimonio más antiguo que tenemos documentado como “Camino de la Plata”, data del siglo XIV, de 1.370 (Archivo Municipal de Sevilla), en referencia a su paso por Sierra Morena. También es este entorno tenemos una pista evidente, la actual población de Almadén “de la Plata”, en cuyo término se viene situando una de las paradas de nuestra calzada, citadas por el Itinerario Antonino: “Mons Mariorum”; y en donde existen canteras de mármol romanas, utilizando esta calzada para suministrar su producción, como está demostrado, a ciudades como Emérita (Mérida), Itálica (Santiponce) e Hispalis (Sevilla).

          Por tanto, “Camino de la Plata” no es más que el nombre meramente circunstancial y popular, relativamente moderno, ya que procede del medievo, pero que expresa una unidad y realidad viaria e histórica que ha vertebrado todo el occidente peninsular, y que ha servido de instrumento en importantes acontecimientos; nombre que conocemos desde, al menos, mediados del siglo XIV.

          Con el tiempo este nombre, en el Renacimiento español cuando se vuelve la mirada por el gusto de la cultura clásica, y sobre todo a partir del siglo XVI … es cuando de forma “culta” se comienza a denominar en ciertos círculos académicos: “Vía de la Plata”; ya que “vía” es palabra latina y quedaba mejor para nombrar a una calzada romana o a este importante camino histórico. Como “camino” se ha seguido utilizando hasta nuestros días, manteniéndose aún vivo en la conciencia colectiva en las zonas rurales, sobre todo en la gente mayor, como lo he constatado en mis trabajos de campo; y tanto al Norte como al Sur de Mérida.


Origen del entuerto Mérida - Astorga

Iter ab Emerita Asturicam
El Camino de la Plata

     Aunque en latín, no es más que el moderno y arbitrario título de una tesis doctoral de 1971, del ilustre Profesor D. Roldán Hervás. Gran trabajo de investigación, su importancia radica en la recopilación de múltiples estudios locales o generales sobre algún especto de esta calzada. Aunque en algunos aspectos ha quedado desfasado, es obra importantísima y de obligada consulta.
Pero el problema viene cuando, en esta obra, nuestro camino lo hace arrancar en Mérida en base a algún antiguo autor y al origen de la numeración de sus “miliarios”, columnas pétreas en donde se solía inscribir el emperador que ejecutó o reparó la obra, y la milla correspondiente (del latín: “millia passuum” = mil pasos = una milla romana = 1480 metros).
Pero hagamos una reflexión: lógico era que, siendo Emérita Augusta la capital de Lusitania, aquí estuviera la milla “cero” para diversos trazados que desde aquí se ordenaban para el resto del territorio provincial. Pero eso no quiere decir que Mérida fuera “arranque” del Camino de la Plata (ya hemos demostrado que fue “consecuencia” de este camino que aquí aprovechaba un vado en donde se hizo un puente y una ciudad para su control), sino que, al ser el núcleo político-administrativo, las millas se contaban desde aquí. Por otro lado, al Norte de Itálica (Santiponce) se han encontrado miliarios. También tenemos algunas noticias al sur de Mérida.
En este sentido hay que advertir una inadvertida incongruencia en la importante obra de Roldán Hervás: identifica como “Camino de la Plata” a la calzada que unía Emérita y Artúrica, pero reconociendo en sus páginas que tal topónimo, como identificador de la vía romana que él propone, se desconoce al Norte de Salamanca (aunque sí se conoce como camino pecuario existente en su entorno hasta la zona leonesa); del mismo modo reconoce casi la inexistencia de miliarios y menores restos de calzada al Norte de esta ciudad. Al mismo tiempo, no menciona, o no quiere reconocer, las mansiones, restos y testimonios de calzada y topónimo “de la Plata” existentes hasta Hispalis (Sevilla), básicamente. Esta incongruencia echa por tierra el propio título de esta obra como identificación exclusiva al “Camino” o “Vía de la Plata”


La "bola de nieve" de una interpretación arbitraria

     Desde la publicación de su Tesis, en 1971, tanto los investigadores y escritores posteriores, sin advertir tales incongruencias y sin documentarse lo debido, repitieron este mismo error de enfoque que daba una imagen parcial (Mérida-Astorga), cosa que ha sentado cátedra hasta tal punto que en prestigiosas obras de Historia y modernos vehículos de información de Internet (Wikipedia, Instituto Cervantes, etc.) repiten lo mismo; sin que se diga nada de que, por ejemplo, el más antiguo testimonio documental que se menciona como “Camino de la Plata”, se encuentra entre Sevilla y Mérida; etc.


Disputas estériles entre Vía y Ruta

     Actualmente este farragoso entuerto ha dado lugar a serias disputas entre asociaciones, también políticas entre ayuntamientos y organismos. Así vemos cómo, con miras a la rentabilización del Patrimonio Cultural y Natural de este histórico corredor viario, se crea la “Red de Cooperación de Ciudades en la Ruta de la Plata”, sobre todo para captar inversiones estatales y europeas. La conforman algunas ciudades directamente relacionadas con el trazado real que aquí hemos documentado, y otras próximas al trazado romano o indirectamente relacionadas, como las existentes desde Gijón hasta León, que es un ramal o prolongación de la básica Sevilla-Astorga, pero no menos histórica. El cuerpo fundamental de esta asociación es el eje de la Carretera Nacional-630 Gijón-Sevilla.

          Pero aquí ocurre un problema, que hay ciudades o pequeñas poblaciones por donde pasa la calzada romana que no están en esta red de ciudades, creándose la “Asociación de Pueblos de la Vía de la Plata”, al sentirse discriminados y denunciando, con buena fe, pero de forma errónea, la “falsificación de la Historia” por parte de la “Red de Ciudades” (que no buscan más que la puesta en valor del gran Patrimonio Cultural y Natural existente en este recorrido geográfico y como oportunidad de progreso). Algunos miembros de la asociación de “Pueblos” no están en la C.N.-630, pero sí están en la calzada romana, por lo que reivindican sus legítimos derechos, como es lógico y con razón. El problema viene que lo hagan con la tesis de Roldán Hervás en la mano, el trazado Mérida-Astorga, y con todo lo que ello conlleva de arbitraria interpretación parcial de la amplitud real y protagonismo histórico de este camino; con una falta de miras de las grandes posibilidades del Patrimonio que contiene este corredor geográfico-viario; y sin comprender que la unión entre todos “hace la fuerza”, con miras a su desarrollo socioeconómico conjunto.

          Por otro lado, aquí ocurre una contradicción por parte de la asociación de “Pueblos”, mientras se alza la voz sobre cierto purismo histórico, se ignora o se olvida o no se quiere reconocer, las evidencias documentales y materiales, anteriormente expuestas, y la trascendencia histórica a lo largo de todo su recorrido. Personalmente estoy con toda asociación que defienda este camino, como es la de “Pueblos”, por lo que aplaudo su gran labor y esfuerzo, que me causa admiración; pero con lo que no estoy de acuerdo es en que me lo corten en Mérida, y que tengan una visión más bien localista al no considerar su corredor geográfico que, a mi parecer, sería enriquecedor para todos y para ellos mismos.


La Vía de la Plata un camino para nuestro desarrollo

Solución integradora

     Por un lado, hay que tener una visión no parcial de la Vía de la Plata (Mérida como “arranque” del camino), sino en su totalidad, como la documentación lo constata (Mérida como “consecuencia” del paso del camino).

          Por otro, sería el reconocimiento precisamente de la Historia a la que se hace referencia, y de tener una visión integradora teniendo el concepto de “corredor geográfico”, en donde se consideren, sin exclusiones, todos sus trazados conjuntamente, y que aquí coinciden, se abrazan y se interrelacionan (Calzada Romana, Camino Mozárabe de Santiago, Cañadas Reales, Carretera Nacional-630, Ferrocarril y Autovía-66). Esto hay que hacerlo distinguiendo sus diferencias de trazados, pero, también, sus coincidencias, dentro de un mismo paisaje y entorno, ya que todos estos trazados son el fruto de una misma evolución histórica; un mismo río que se alimenta de varios caudales y que ha esculpido un mismo cauce. En conclusión, tener la visión de un cuerpo integral.


Posibilidades de futuro

     En relación con todo ello tener conciencia de la gran trascendencia de este itinerario cultural (Calzada Romana, Camino de Civilizaciones, Camino de Santiago, etc.). Toda esta suma nos serviría para hacer que la Vía de la Plata, en ese concepto de “paisaje cultural”, sea reconocida como “ITINERARIO CULTURAL EUROPEO” y como “PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD” (advertir que está en la lista del Ministerio de Cultura para esta última declaración). Y puesto que este camino es el resultado de un “crisol” de civilizaciones, es una gran oportunidad para el encuentro y el diálogo de culturas: un Camino para la Paz.

          En conclusión, el “Camino” o “Vía de la Plata” es una realidad más amplia de la que, con buena fe, algunos pretenden; y que Mérida no es “arranque” sino “consecuencia” de un mismo camino y calzada Sur-Norte/Norte-Sur. Si no, ¿por qué ubicar esta ciudad aquí para el control de su puente romano sobre el Río Guadiana, antiguo e histórico vado de un camino anterior?... Para concluir definitivamente todo esto, volvamos a aquella metáfora con la que iniciamos este escrito.

          Os brindo una poesía de mi cosecha del libro: “Del Hombre y sus Ruinas. Un viaje poético, de mar a mar, por la Vía de la Plata”; para que sepáis apreciar los múltiples aromas y trinos que nos ofrece este ancestral y fértil árbol.


Diego Muñoz Hidalgo
(Historiador, Escritor y Artista)
Cofundador de Amigos de la Vía de la Plata-Camino de Santiago
Artículo publicado con permiso del Autor

Ilustración de cabecera: Diego Muñoz Hidalgo


DE UNA UNIVERSIDAD ABIERTA Y DE LAS HUMILDES ENSEÑANZAS QUE ESCONDE EN SUS PAISAJES Y EN SUS PIEDRAS
(A la Vía de la Plata, en un iniciático viaje desde las “Columnas” a la “Torre” de Hércules)

"Eres un camino viejo y fecundo,
como un gran árbol con raíces y ramas;
un sabio jardín de encinas, retamas…
un rico hogar del pobre vagabundo.

Sacias tu sed en mares andaluces,
subes tu savia por tronco extremeño,
castilla y león multiplica tu sueño,
y al galaico, astur, cántabro… seduces.

De hondos océanos a copas al viento,
viajan -hermanos- hombre y cigüeñas…
¡cuánta piedra entre silencio y espliego!

Hoy ando tu dormido pavimento,
reflejos de plata en valles y peñas…
-de mar a mar en tus sueños navego-".


/ Diego Muñoz Hidalgo

Buen Camino


Etapa 22 / Zamora > Fontanillas de Castro



Comenzamos la jornada desde la iglesia de San Cipriano, situada junto al albergue de peregrino, a la espalda de la iglesia se encuentra un hermoso mirador con unas bonitas vistas de Zamora. Desde la plaza Claudio Moyano nos dirigimos a la plaza de Viriato, su actual nombre se debe a la estatua del escultor zamorano Eduardo Barrón dedicada a Viriato,  se encuentra cercana a la plaza Mayor.

(Viriato, fue el mayor héroe de la Hispania antigua, que logró plantar cara a las legiones romanas que desembarcaron en la península en el siglo III a.C., una figura casi mítica en las zonas donde desarrolló su actividad, desde el Alentejo y Huelva hasta Zamora.

En la plaza Mayor se encuentran tres edificios importantes, el Ayuntamiento, el viejo ayuntamiento (hoy sede de la policía municipal) y la joya de la corona, la magnífica iglesia románica de San Juan Bautista (también llamada San Juan de la Puerta Nueva.

Una de las singularidades de esta plaza es que el suelo enlosado sigue un trazado paralelo a la iglesia de San Juan de Puerta Nueva formado por losas que están colocadas en diferente posición a las demás. Estas fueron colocadas para indicar donde estuvo ubicado el primer recinto amurallado de la ciudad, incluyendo la forma de una semicircunferencia para reseñar donde se encontraba uno de sus cubos defensivos de la muralla zamorana.

Continuamos por el trazado de la ciudad que nos lleva junto a la portada meridional de la iglesia, viramos a la izquierda por calle del Corral Pintado, nos lleva hasta la iglesia de Santa María la Nueva, bajo su espadaña viramos a la derecha por calle Motín de la Trucha, una calle corta, pronto nos topamos con las murallas de la ciudad, continuamos por la derecha por la Rda. Sta. María la Nueva que nos lleva hasta la puerta de Doña Urraca, la rodean dos grandes torreones. Dña. Urraca de Zamora, primogénita del rey Fernando I.
Las murallas zamoranas datan del s. X, construidas por Alfonso III. El romancero pone nombre a esta puerta asignándole el nombre de Urraca, por ser ella la que se entrevista con Rodrigo durante el cerco de Zamora.

Unos de los grandes atractivos del Camino es su parte humana, conoces a personas muy interesantes y de todo tipo, unos creyentes y otros que no lo son, algo que nos une es el valor que damos a la naturaleza. El Camino es un museo al aire libre al alcance de todos, llenarse de su historia es todo un reto. Algunos buscamos en nuestro caminar respuestas existencialistas, un camino que nos lleva a lo mas profundo de nosotros mismos, iniciático para algunos y que te pone a prueba continuamente. Te transforma en un ser humano nuevo, consiente y agradecido con todo lo que Dios nos ha otorgado.
En Camino te enseña a que todo lo que nos rodea son la respuesta a todas nuestras preguntas, que luchar por cumplir nuestros sueños son el principal motivo para seguir viviendo. Con ese esfuerzo podemos conseguir todo lo que nos propongamos. Ser peregrino en el Camino de Santiago va más allá de ser un viajero, es un eterno buscador que siempre haya una respuesta a sus interrogantes de la vida.
El Camino trata de experiencias nuevas a las que acostumbras a tu cuerpo, a tu espíritu, el Camino está lleno de simbología, de sensaciones, de preguntas que te haces a ti mismo y también de respuestas. En mi opinión, en el Camino no caben las prisas, hay que estar abierto a nuevas sensaciones. Una experiencia que te transformará la vida si le pones días, todos los días que puedas, contra mas mucho mejor.

Pero vamos a lo que estamos... la etapa de hoy es cómoda, sin ninguna dificultad. El paisaje es un horizonte surcado por largas rectas, quizás algo monótono para algunos, pero para los que vemos el vaso medio lleno tenemos por delante espacio y tiempo para dedicarlo a caminar meditando.. Nos esperan los hermosos y dorados campos de trigo de la Tierra del Pan. Eso sí, si tu camino lo realizas en época estival quizás esos dorados campos te parezcan lanzas de fuego, no encontrarás sombra donde refugiarse.

Montamarta es el lugar elegido para el final de la etapa de hoy, a tan solo 20 km. Se le conoce como el pueblo de las cigüeñas por la cantidad de estas aves que anidan en este lugar guiadas por los humedales del cercano embalse del Esla.

Comenzamos nuestros primeros pasos junto a el Ayuntamiento de Zamora, a su derecha tomamos la calle Costanilla y continuamos hasta el final de esta, girando a la izquierda por la calle de Feria hasta llegar a una rotonda situada en la Ronda de la Feria. La rodeamos por la derecha y continuamos por la calle Puebla de Sanabria, al final de la calle nos encontramos de frente con la iglesia de San Lázaro.


Una vez pasada la iglesia seguimos por la Cuesta de la Morana y la larga Avenida de Galicia hasta salir de la ciudad después de pasar por una rotonda que se abandona por la izquierda por la Av. Cardenal Cisneros.
Nuevamente otra rotonda, pero esta vez giramos a la derecha por la carretera ZA-900, a pocos metros nos reciben junto a la carretera una antigua cruz y una estela que marca la distancia restante a Santiago: 377 kilómetros. Continuamos nuestros pasos por un camino paralelo al asfalto, tras poco más de un kilómetro giramos a la derecha por una pista de tierra.


Dejamos atrás la zona urbana ya toda población nos esperan campos de cereal, pronto pasamos por un puente que cruza la autovía de la Ronda Norte de Zamora.
Después de una pequeña bajada giramos a la derecha en el cruce de caminos, continuamos sin desviarnos hasta llegar a una rotonda y con esta, el encuentro con la N-630, compañera infatigable desde que salimos de Sevilla. A unos metros de su arcén giramos a la izquierda para entrar en la localidad de Roales del Pan.
La bienvenida al pueblo nos la hace un crucero y un rebaño de ovejas que salían del pueblo, el pastor era un chico joven que iba en bicicleta, nos saludó simpáticamente con Buen Camino peregrino".



Situado en la Comarca del Pan, a unos siete kilómetros y medio desde la Plaza Mayor de Zamora, y a unos 12 de Montamarta.
Debido a la proximidad de la capital zamorana es casi un barrio de la ciudad, captado por el crecimiento urbanístico a este lado de Zamora, con naves industriales que ocupan ambas márgenes de la ruta.

Roales del Pan tiene en su iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción su edificio más carismático. Reconstruida entre los años 1971 y 1972, sólo conserva la portada del mediodía de la original construcción del siglo XVI.
En su interior, el templo guarda un Cristo del siglo XVI y un San Sebastián del XVII, y dentro de la sacristía se puede admirar un crucifijo de principios del siglo XVII. Además, cuenta con una figura del San Antonio Abad de XVI y una cruz parroquial en plata, de la primera mitad del siglo XVII. Su Altar Mayor ha sido restaurado durante el verano de 2008.


Continuamos guiados por nuestro horizonte, aún llevamos tan solo siete kilómetros. Dejamos atrás la  iglesia y el ayuntamiento y continuamos por la calle principal. En un suspiro sustituimos el asfalto de sus calles por la tierra de una pista. En tan solo quinientos metros llegamos a un cruce de caminos, giramos por el de la derecha. En breve llegamos a otro cruce, pero esta vez giramos a la izquierda.
Caminamos por una nueva pista de concentración, una infinita recta sin aparentes distracciones. A nuestra izquierda los campos de cereal, a la derecha la N-630. Aún nos queda hora y media de llanura y guijarros sueltos hasta llegar de nuevo a otro cruce, una indicación nos hace girar a la derecha.



Algo más tarde llegamos hasta otro cruce de caminos, esta vez el Ayuntamiento de Montamarta nos indica el camino a seguir con un cartel. Nos quedan tan solo 700 metros para llegar al albergue que está situada a las afueras de la población.  
Seguimos las indicaciones que nos llevan a pasar bajo la N-630. Entramos en un pequeño bosquecillo con algunos bancos de madera, unos metros más adelante nos espera el albergue. Se encuentra a 200 metros del casco urbano de la localidad y es de propiedad municipal.



En la Plaza Mayor el reloj del ayuntamiento ya había dado las cinco de la tarde, la hora no era la ideal para pasear por el pueblo, el sol estaba fuerte y en sus calles no había un alma. Todo el mundo parecía estar disfrutando de la siesta.
Paseaba por el pueblo buscando algún lugar abierto donde tomar algo fresco, pronto encontré un bar cercano a la plaza de la iglesia, parecía abierto, en su interior había unos paisanos del pueblo enfrascados en una partida de cartas. Entre ellos el dueño del bar, al percatarse me atendió amablemente, le pedí una cerveza con limón.
Me la tomé en un jardín con césped y algo muy deseado, una buena sombra. Me descalce y posé mis sufridos pies sobre su fresco césped, desde allí me embelese con una hermosa vista, la de la Ermita de Santa María del Castillo en lo alto del cerro, situado junto a una de las colas del embalse de Ricobayo.



Una vez refrescado mie dirigí hacia ella, eso si tuve que ir por la carretera, ya que el camino estaba bajo el agua del embalse. Por desgracia estaba cerrada, me hubiese gustado ver la talla de la Virgen del Castillo, patrona de la localidad. Desde su mirador de puede disfrutar de unas hermosas vistas del pueblo y del embalse.

Los restos más antiguos del pueblo se encuentran en el muro norte de esta ermita, siendo probablemente románicos del s. XII, como confirman los canecillos que quedan aún visibles.



Junto a la ermita se encuentra su cementerio, en su puerta cuenta una inscripción de 1978 que dice:
"Aquí termina el reino de la vanidad y empieza el reino de la eterna verdad".

Los cementerios son un lugar repleto de vidas, personas que ocuparon nuestro pasado y que aquí se les rinde homenaje. Es el recuerdo de una sociedad, una lección viva de la vida. 

Me gusta visitarlos, leer sus epitafios. Algunos de ellos son muy curiosos, algunos desean ser recordados tal como fueron. Quién no conoce el célebre epitafio "Perdonen que no me levante" atribuido a Groucho Marx.

Este otro aparece en el cementerio de León y dice:
"Estoy muerto. Enseguida vuelvo".

Cementerio de Osuna Sevilla:
"Recuerdo de tus padres que nunca te olvidan y mi esposo me olvidó al mes de fallecida". 

Águilas (Murcia):
"Perdone que no asista a su entierro".

Vitoria:
"Que conste que yo no quería”.

Coria (Cáceres):
"Estoy aquí en contra de mi voluntad".

Valencia:
"Aquí yaces y haces bien, tú descansas, yo también".

Y por último, una frase que se me quedó marcada en la memoria:
“¿Que os gustaría que dijeran de vosotros el día de vuestro funeral?
Fue una buena persona; era un gran profesional de... Pues yo desearía que exclamaran:
¡Hostias, se mueve!.


Estamos en plena Comarca de la Tierra del Pan, en la parte central de la provincia de Zamora.
Es difícil precisar la fecha del primer asentamiento humano en Montamarta. Existe documento del siglo XII donde aparece ya su nombre.
Históricamente ha sido un enclave importante, así lo confirma la relevancia del Monasterio de los Jerónimos en torno al año 1500.


Actualmente el monasterio de los Jerónimos está en ruinas, de él solo se conserva la fachada principal. Según he leído la fundación del Monasterio de Montamarta se debe a desavenencias internas en el monasterio de Guadalupe, que provocan la salida de uno de los bandos de la casa para crear otra nueva.
De esta manera trece monjes emprenden camino hacia tierras zamoranas, lugar de procedencia de uno de los monjes que lideraban el grupo, fundando en 1407 el monasterio de Nuestra Señora de Montamarta.
El nuevo monasterio ocupa durante sus primeros años varias ubicaciones, la primera junto a la ermita de San Miguel y posteriormente en unos peñascos en el río. Ninguna tenía unas condiciones mínimas de habitabilidad, por lo que los monjes buscaron rápidamente un lugar cercano al pueblo.
Todos estos sucesos extraordinarios que narramos a continuación ocurridos en torno a estos primeros momentos de creación del nuevo monasterio no hacen sino aumentar la fama de santidad de los monjes.  
Las noticias llegan pronto a la ciudad de Zamora y muchas familias nobles comienzan a enviar a sus hijos a formarse al monasterio; no transcurre demasiado tiempo hasta que los zamoranos solicitan su traslado a la capital, ocurriendo éste en 1535.


Las leyendas sobre sucesos o habitantes extraordinarios son habituales, y no hay monasterio que no cuente con alguna entre sus muros, personajes o el entorno donde se asientan los edificios. El monasterio de San Jerónimo de Montamarta es un buen ejemplo de ello. Durante los aproximadamente 127 años que los monjes permanecieron en Montamarta antes de trasladarse a Zamora nos encontramos con monjes que andan sobre las aguas, luces que señalan el lugar adecuado para la construcción del edificio o muertes de religiosos en extrañas circunstancias.


El pueblo es pequeño, pero en él hay rincones que no podemos dejar pasar.
En la Plaza Mayor se encuentra la Iglesia de San Miguel Arcángel.



Hasta 1726 la Iglesia Parroquial de San Miguel estuvo situada junto al arroyo de Zapardielo de la Cancilla, pero ya en el 1720 parece que no estaba muy habitable, pues el Obispo «no la visitó por estar arruinada del todo y haberse consumido las especies sacramentales».


Se llevaron la Iglesia a la Plaza  el 26 de Marzo de 1726, era de reducidas dimensiones según se desprende del escrito que el Ayuntamiento y el párroco de San Miguel dirigen al obispo de Zamora en 1864 solicitando «... se haga una iglesia nueva o bien se amplíe esta de San Miguel que situada en posición plana y en medio de la plaza pública, pero tan reducida y pequeña que no es capaz de recibir cómodamente una tercera parte de la población y más atendiendo a su progresivo aumento...».


No parece que le hicieran mucho caso, pues pasados más de cuarenta años, en 1909, el tema estaba más grave, donde además de ser pequeña se encontraba ruinosa, según se lee en carta del obispo de Zamora solicitando al Nuncio Apostólico de su Santidad en estos Reinos «... licencia canónica para la venta de un altar o retablo por el que se han ofrecido nueve mil pesetas para sufragar en parte las obras de la nueva iglesia por hallarse la vieja en estado de ruina completa, y además de mucha estrechez e insuficiente...».
Ahora sí, pues se pusieron a la obra de inmediato, comenzando el derribo de la iglesia vieja en noviembre de ese mismo año, quedando en pie solamente parte del muro de la espadaña donde aún se ve una lápida conmemorativa y un pequeño trozo de la pared que adosada a la espadaña mira al Mediodía...



Se emplearon mil trescientos carros de piedra que fue extraída una pequeña parte de la cantera de la Pedrera... y la restante del soto del Convento... Se invirtieron ochenta mil ladrillos traídos casi en su totalidad de la fábrica del Perdigón y dieciocho mil tejas que se tomaron en el Tejar de esta localidad. Todos los materiales dichos fueron allegados por las juntas de los vecinos del pueblo, quienes gratis y generosamente se brindaron a ello, habiendo traído los ladrillos desde la entrada de Zamora por el barrio de San Lázaro. Terminado el edificio y no contento el pueblo con haber verificado gratuitamente a los arrastres, contribuyó al ornato del nuevo templo con la cantidad de ochocientas pesetas.


Así mismo el vecino del pueblo Severiano Martín Fernández donó a la Iglesia un reloj de torre «de los de ocho días cuerda», donativo sin participación alguna por parte del Ayuntamiento. Costo el reloj 1.700 pesetas y 500 su instalación, pagado todo por el citado vecino. A la vez de la Iglesia se estrenó el Retablo que fue traído de Valencia y costó 2.000 pesetas.
Pues bien, esta es la pequeña historia de estos 100 años de la nueva iglesia de San Miguel, pero la parroquia como tal es mucho más antigua. La primera vez que aparece en documento escrito zamorano la Iglesia de San Miguel de Montamarta «eclessie sancti Michaelis de Montamarta» es el 1 de Mayo de 1234 (A.C.Z. leg12, doc2.).


En un lateral de la iglesia se levanta la escultura en homenaje al Zangarrón, obra del artista Ricardo Aparicio Gago.



Los primeros días de enero tiene lugar en este pueblo una fiesta muy peculiar. En ella destaca un personaje muy singular, El Zangarrón, según la tradición, este personaje típico de las fiestas de antruejo que sale a la calle los días de Año Nuevo y Reyes, deambula durante la primera parte de la jornada por las calles de la localidad pidiendo el aguinaldo, unos donativos que introduce en su peculiar camisa.



La indumentaria de este popular personaje es única, a modo de "diablo": se compone de dos toallas, una de color marrón o rojo en una de las piernas (según el día de celebración) y amarillo en la otra pierna, que se cosen a cada una de ellas simulando un pantalón del que se prenden flores de papel. A modo de blusa porta una colcha anudada y cosida en parte con una abertura para guardar el zurrón con el aguinaldo y el chorizo que ofrece a los corredores una vez atrapados.
A la espalda le cuelgan tres cencerros, mientras que la cara la cubre con una extravagante y peculiar careta de corcho de color negro o rojo, coronada por dos orejas de liebre y más flores de papel de colores.  
Como arma, el Zangarrón lleva consigo un tridente con el que azuza a los mozos solteros que atrapa con gran astucia.
En la plaza del So, junto a la carretera se encuentra el Bar-Restaurante Rosamary, al pie de la N-630, es una referencia obligada en el Camino de Santiago de la Vía de la Plata. Hacen un bacalao a la vizcaína para chuparse los dedos (todos). 


El camino sale desde el pueblo por un camino que atraviesa el embalse, pasamos bajo la ermita, aconsejamos subir y visitarla, (km 20,6 de la etapa) desde el mirador podemos alcanzar unas vistas impresionantes.
Salimos de la ermita pasando primero por el cementerio municipal, giramos a la izquierda y tras un repecho llegamos hasta un miliario conmemorativo de la Vía de la Plata, también podemos disfrutar de unas bonitas vistas de la población y del embalse. desde la loma bajamos hasta la pista. El camino continua por una cómoda pista, tras unos seis km viramos a la derecha pasando bajo las vías del FF.CC.


Tras el puente las flechas nos indican virar a la izquierda por un camino paralelo a las vías, lo dejamos por la derecha por un camino que nos lleva a una zona arbolada, volvemos a girar a la derecha llevándonos hasta la carretera y autovía, la superaremos por un puente. (km 24,3 de la etapa).


Tras el puente las flechas nos indican tomar un camino paralelo a la autovía, seguimos las indicaciones de las flechas amarillas, tras unos 3 km aproximadamente el camino nos lleva hasta una antigua carretera, seguimos por ella, pasaremos por un puente con el embalse a nuestra izquierda, seguimos por la vieja carretera hasta que llegamos a un puente que cruza la autovía. Al otro lado nos espera el embalse, desde este punto hay unas vista espléndidas del embalse. Viramos a la derecha por un camino que nos lleva hasta las ruinas de la antigua Castrotorafe. (Km. 29,6 de la etapa)


Castrotarafe fue una importante ciudad del siglo XI que custodiaba el puente sobre el río Esla y que fue abandonada definitivamente en el XVIII. Algunos historiadores han situado aquí una mansio de la calzada romana conocida como Vico Aquario. Se conservan sus lienzos de muralla, construidos con mampostera pizarrosa y mortero, lo que apunta la solidez defensiva de lo que fue una fortaleza en tierras fronterizas.
Su puente, en ruinas desde que se derrumbó, en el siglo XVI, solo conserva parcialmente sus pilares.
La iglesia subsiste como ermita hasta el siglo XIX (quedan los restos de su retablo mayor), siendo saqueada por las tropas napoleónicas.
Esta villa fortificada fue declarada bien de Interés cultural el 3 de junio de 1931.
Toda la villa, que ocupaba una extensión de 4.709 m², se hallaba protegida por una muralla de piedra. Ésta tenía un perímetro de más de un kilómetro y se extendía de manera irregular contando con el castillo en su esquina noroeste.
En sus muros se abrían dos puertas, una para acceder a la villa y otra para acceder al puente. En cuanto al recinto interior, su planta es parecida a la del exterior, con dos torres en el lienzo sur, obra en sillarejo, más cuidada que el resto de los muros. El espacio interior está completamente arruinado.
Los orígenes de la población quizás se encuentren en la mansio romana de Vico Aquario, situada en la Vía de la Plata. Sin embargo, Castrotorafe no aparece mencionada hasta 1129.


Con la independencia de Portugal en 1139, su importancia como emplazamiento estratégico aumentó, y es posible que la población apoyase a los separatistas lusos por lo que el monarca manda derruir sus murallas.
A principios del siglo XIII su puente tendría importancia, pues doña Urraca, viuda del rey Fernando II, le es concedido el derecho de portazgo (se cobraba dinero por todos los productos que pasaban por el puente).
Tiempo más tarde aparece en manos de la Orden de Santiago (fundada en 1160 por unos caballeros leoneses, reinando Fernando II, para defender a los peregrinos que acudían a visitar y rendir culto al apóstol Santiago), convirtiéndose en capital de dicha Orden.


En 1351, hasta allí se dirige el rey Pedro I de Castilla para que le sea entregado Juan de Alburquerque, el cual, al perder el favor real se había refugiado en esta villa, para después huir a Portugal. Pedro I cede su posesión a Men Rodríguez de Sanabria. Enrique II de Castilla hará arrasar el castillo como represalia al apoyo que aquel había prestado a su hermano Pedro en la guerra civil que hubo en Castilla para hacerse con el trono.


Ya en el siglo XV, en la guerra de sucesión a la Corona de Castilla entre el bando castellano-portugués, que apoyaba a Juana la Beltraneja como reina, y el bando castellano-aragonés, que apoyaba a su sobrina, la futura Isabel la Católica, el ejército portugués llegará a apoderarse de la villa, aunque no del castillo, cuyo cerco levantará ante la presencia de Fernando el Católico en la ciudad de Zamora.


Tras la guerra, pasa de nuevo a depender de la Orden de Santiago.
A partir de ese momento y debido en gran medida a una serie de pestes que asolan la comarca desde el siglo XVI, entra en un capituló de silencio, hasta el siglo XVIII, en el que comienza el proceso de despoblamiento de la villa, llegando hasta el estado de ruina y abandono que se halla actualmente, aunque puntualmente se utilice para romerías, algún festival de folk y representaciones teatrales.





El camino no entra en el recinto pero esta ciudad medieval merece al menos una visita. Dejamos las ruinas de la fortaleza siguiendo las indicaciones de las flechas amarilla, el camino no tiene perdida, tral poco más de 1 km un mojón con flecha amarilla nos indica tomar un camino a la derecha, tras otro kilómetro entramos en nuestro final de etapa de hoy, Fontanillas de Castro.


Este pueblo conserva algunas casas significativas por su construcción, pero sobre todo, destaca la humilde iglesia de la Inmaculada Concepción. En Fontanillas tenemos uno de los albergues de acogida tradicional más queridos de este camino, gestionados por hospitaleros voluntarios, lleva el nombre de la antigua ciudad de Castrotorafe, sus hospitaleros son voluntarios, Ángela y Paco, dos ángeles del Camino y excelentes hospitaleros.