Vía de la Plata / Etapa 19 - San Pedro de Rozados > Salamanca



En esta jornada caminamos por tierras charras hasta la hermosa ciudad ciudad universitaria de Salamanca. Un final de etapa espectacular tras un trayecto poco llamativo. Los cuatro primeros kilómetros transcurren por una cómoda pista hasta Morille.

De San Pedro de Rozados salimos por la Avenida de los Comuneros, tras cruzar la carretera de Pedrosillo de los Aires y continuamos por una cómoda pista de tierra.

Tras unos 4 kilómetros llegamos a Morille, primera localidad intermedia de la jornada y punto de unión con la variante de Pedrosillo de los Aires.



Entramos por la Calle Salas Pombo, que atraviesa todo el núcleo hasta llegar a una plaza donde se encuentra el ayuntamiento de la localidad, junto a él el Monumento de la Maestra, a escasos metros se encuentra el albergue de peregrinos municipal.







La fundación de Morille se encuadra dentro del proceso de repoblación emprendido en la Edad Media por los reyes de León, quedando integrado en el cuarto de Peña del Rey de la jurisdicción de Salamanca, dentro del Reino de León, denominándose entonces "Moriel"(1)

Pequeña localidad de la comarca del Campo de Salamanca. En la localidad se celebra en el mes de abril la Fiesta de Los Comuneros, un evento anual que celebra la rica historia y tradiciones de la región castellano-leonesa durante los días 20, 21 y 23 de abril.

A las afueras del pueblo podemos visitar el Cementerio del Arte, también conocido como Museo-Mausoleo. Surge en 2005 por iniciativa de los artistas Domingo Sánchez Blanco y el fallecido Javier Utray. Este no es un cementerio al uso, sus entierros son de obras de arte de vanguardia.

Continuamos por la Calle Mayor , tras dejar atrás la población salimos a una pista de tierra rodeada de de terreno de cultivo. El terreno es abierto llegando a una pequeña laguna a nuestra derecha. Varios toboganes nos esperan hasta llegar a la primera cancela de la etapa, a partir de aquí el paisaje cambia considerablemente, nos internamos por una dehesa poblada de abundantes encinas que sombrean la vereda. La temprana luz de la mañana marcaba una hermosa estampa entre las hojas de las encinas, dejando pasar los dorados rayos de sol.


Transcurrido un kilómetro aproximadamente entramos en un bosque de encinas llegamos a las casas de Anseos, continuamos entre dos muros de piedra hasta cruzar un pequeño arroyo, a unos 150 m. llegamos a un cruce donde tenemos que girar a la izquierda 90º, entrando por otra cancela. Continuamos atentos a las señales que por momentos parecen desaparecer pero la flecha amarilla siempre está ahí, acompañándonos en el camino, más adelante nos encontramos con alguna que otra portela más.



Continúa así un bonito tramo por una zona de carrascas y encinas, una de los últimas que podemos saborear porque en breve veremos en el horizonte la ciudad de Salamanca, dejamos atrás la dehesa por un camino que nos lleva hasta casas de Aldeanueva. A partir de este punto el camino transita por una una cómoda y ancha pista, unos tres kilómetros acompañados de campos de cereal.
El siguiente como referencia es el desvío a Miranda de Azán. La localidad está a unos 200 metros fuera del sendero a la derecha. La pequeña localidad tiene bares, por si es necesario hacer una parada para descansar. Poco después del cruce, superamos el Arroyo de la Fuente de la Porra. Nos quedan algo menos de 10 kilómetros hasta el final.




Pasados 3 kilómetros de Miranda de Azán, llegaremos a un cruce de caminos, a la izquierda nos lleva a Aldeatejada, de frente es el camino correcto y nos lleva en leve ascenso hasta el Teso de la Zorrera. En su punto más elevado, lo corona una gran cruz amarilla, desde el altozano ya podemos divisar con claridad Salamanca.
En un panel informativo nos informa de que estamos en un lugar histórico, esta zona fue el escenario en 1812 de la Batalla de Arapiles, en la que los ejércitos español, portugués y británico se enfrentaron a las tropas invasoras francesas durante la Guerra de la Independencia Española.




Un kilómetros después llegamos hasta la A-66, la superamos por debajo y poco después repetimos la operación con la SA-20.
Llegamos a una rotonda. la pasamos de frente y bajamos unas escaleras que nos da acceso a un parque junto al Arroyo Zurguén. Al final, daremos con otra glorieta con una estación de servicio. Continuamos por la derecha por la Carretera de Fregeneda hasta dar al fondo con el Puente Romano sobre el Río Tormes.

El primer estudio que los romanos llevaban a cabo tenía que ver con la bajada del río, para identificar aquel lugar donde el agua tuviera descanso y pasara con mayor reposo. 
Curiosamente los estudios actuales demuestran que éste es el punto de acceso a la ciudad donde más sencilla y menos costosa resultaría la construcción de un puente.

Este puente se construye en el año 89, en época del emperador Trajano. Los romanos eran verdaderos expertos en el corte de la piedra y en su colocación, pues se basaban en el peso de la misma, como si de un puzle se tratase. Esta técnica era conocida como a “soga y a tizón” y les permitía no tener que utilizar argamasa para su unión; ni siquiera en los arcos, que se sujetaban por su propio peso.

Para prolongar la vida de sus puentes los romanos construyeron tajamares, bases en que apoyan los pilares y que tienen forma de proa de barco. Con ellos conseguían frenar el efecto directo de la corriente de agua sobre el pilar, que de no haber sido mitigado habría sido devastador para la piedra a lo largo de los casi 2000 años desde que fue construido.

Los nueve arcos más próximos a la ciudad pertenecen a la época de Trajano, y los restantes se deben a la ampliación de l540 y a posteriores modificaciones. En el año 300 antes de Cristo, Roma había conquistado toda Hispania. Salamanca, conocida como Salmantica, era una de las principales ciudades de paso de la Ruta de la Plata, que unía Mérida con Astorga.




Al final del puente nos encontramos con la escultura del “berraco” ibérico -toro que hay a la entrada del puente-, que estuvo treinta años sumergida bajo las aguas del río Tormes. Esta escultura se rompió en tres pedazos pero sólo pudieron rescatarse dos partes, quedando sin cabeza. 
En 1954, año del centenario del Lazarillo de Tormes, fue devuelta a su lugar de origen, donde había estado desde tiempo inmemorial.
Aquí comenzó en 1454 la historia del personaje más popular de la picaresca española, Lázaro de Tormes.

Desde este mismo lugar podemos disfrutar de la Iglesia de Santiago, que se encuentra junto al Puente Romano en la zona extramuros, se construyó en el siglo XII, en ladrillo, según el estilo románico-mudéjar, para ser la parroquia de los mozárabes. Según la leyenda fue construida por un miembro de la Familia Maldonado como una promesa por salir con vida de un enfrentamiento con los moros de Córdoba.

Cruzamos el Paseo de San Gregorio y entramos el casco histórico de Salamanca.



El albergue de peregrinos está cercano a la catedral,  junto al jardín de Calixto y Melibea. Si hemos llegado temprano tendremos que esperar, no abren hasta las 15 h.




La historia de Salamanca tuvo su origen en una aldea asentada en  el cerro de San Vicente sobre el río Tormes. Esto sucedió hace unos 2.700 años, durante la Primera Edad del Hierro, y desde entonces el lugar fue testigo del paso de vacceos, vettones, romanos, visigodos y musulmanes. La repoblación medieval fue llevada a cabo por Raimundo de Borgoña, yerno del rey Alfonso VI, que sentó las bases de una ciudad que tras ocho siglos acumulando arte y sabiduría ha llegado a convertirse, gracias sobre todo a su carácter universitario, en una de las capitales con mayor tradición cultural y esplendor monumental de todo el continente europeo (2).

Desde mediados del siglo IV a C. ya se puede hablar de la antigua ciudad celtibérica de Salmantica. Protegido por una muralla de piedra, aún se conservan algunos fragmentos en varias calles  del casco antiguo, el castro presentaba una marcada estructura urbana y estaba dentro de la zona de influencia de dos singulares pueblos prerromanos: vacceos y vettones. Precisamente a estos últimos se les debe atribuir la autoría del Toro del Puente, escultura zoomorfa que ha acabado convertida en uno de los más conocidos de Salamanca (3).

Ciudad Romana

En el año 220 a.C., los casi cinco mil habitantes de la Salmantica prerromana asistieron al asalto protagonizado por el general cartaginés Aníbal Barca, acompañado por un exótico escuadrón  de cuarenta elefantes. Este acontecimiento, que supuso para la ciudad su entrada en la historia, fue  el anuncio de una no muy lejana conquista romana.

A partir de mediados del siglo I a C., los romanos convirtieron Salmantica en una poblada civitas y un estratégico enclave dentro del trazado de la Vía de la Plata.

Para facilitar el paso de esta calzada (que comunicaba Mérida y Astorga), los ingenieros romanos construyeron un largo puente, que aún hoy sigue salvando las aguas del Tormes. La ciudad, que pertenecía a la Lusitania, llegó a alcanzar la categoría de municipio (4).

Comenzamos nuestra visita a esta Ciudad Patrimonio de la Humanidad.

Un paseo por la Plaza Mayor y observar los detalles de sus medallones. Después nos acercamos a la Universidad, en la que se pueden visitar estancias únicas como la biblioteca antigua o los claustros (5).



Frente a la Casa de las Conchas, hoy biblioteca pública, encontramos la Universidad Pontificia y la iglesia de La Clerecía; desde las torres de La Clerecía podemos descubrir una panorámica espléndida de la ciudad. Esta zona está transitada por multitud de estudiantes que acuden a clases en alguna de las facultades del centro de la ciudad. Abundan los cafés y librerías. Una visita también merece el Palacio de Monterrey, es uno de los mejores ejemplos de la arquitectura civil del renacimiento español y máximo exponente del Plateresco (6).


Continuamos el paseo con la visita a las catedrales. Después completamos esta visita con la subida a las Torres Medievales de la Catedral. Es uno de los lugares imprescindibles porque nos ofrecen vistas únicas de los templos y de la ciudad. En verano las visitas se pueden hacer también por la noche, "impresionantes" (7).




Huerto de Calixto y Melibea. El amor, la pasión, la vida y la muerte. La complejidad y la grandeza del alma humana y sus relaciones. El pozo, el paseo, el jardín, son imágenes para recitar a media voz, para el encuentro, los mensajes (8).




Referencias:
(1) - Mínguez, José María (Coord.) (1997). Historia de Salamanca. II Edad Media. Salamanca: Centro de Estudios Salmantinos. Pág. 322
(2)(3)(4)- Ayuntamiento de Salamanca - Historia - http://www.aytosalamanca.es/es/tuciudad/historia/
(5)(6)(7)(8) - Oficina de Turismo de Salamanca - https://salamanca.es/es/

Vía de la Plata / Etapa 17 - Calzada de Béjar > Fuenterroble de Salvatierra



Nos despedimos después de que nuestros hospitalarios Manuela y Maxi nos agasajaran con un buen desayuno. Los hospitaleros son amigos que dejamos atrás y que año tras año volvemos a abrazar.

Antes de emprender la marcha llenamos nuestras botellas en una fuente de agua situada a la salida de la población. Está decorada con una figura en hierro de un peregrino.

Salimos de la población por la calle Mayor, continuamos por la carretera, pero enseguida nos desviamos por una pista de tierra que nace a nuestra izquierda. A un kilómetro aproximadamente llegamos hasta el cruce con una carretera, la de Béjar - La Alberca, la cruzamos y continuamos recto por un camino de concentración. Continuaremos por una larga recta jalonada con varios miliarios, tras llegar al río Sangusin nos esperan tres más.





Nos alejamos por un camino que nos lleva a una carretera, la seguimos unos metros hasta que unas indicaciones nos hace virar a la izquierda por un camino de tierra. Por él continuamos kilómetro y medio aproximadamente hasta llegar a un crucero a la entrada de Valverde de Valdelacasa.







Aún podemos contemplar algunos miliarios que marcaban la distancia en la antigua calzada. En la zona conocida como Prado Fusillo, se puede ver el miliario 143, que se mantiene en su lugar original. A la salida de la localidad también podemos ver dos miliarios más, junto a la carretera de Valdelacasa.

Según el Itinerario de Antonino la mansio Ad Lippos se situaría en la milla 144, es decir, una milla más adelante [del miliario 143 de prado Fusillo]. Roldán, a raíz del análisis de fotografías aéreas, fija su ubicación en la parte occidental de Valverde de Valdelacasa, donde observó el rastro de un edificio de planta rectangular de 120 metros de largo por 50 metros de ancho.

El camino señalizado entra en el núcleo urbano de este preciosos pueblo salmantino con ya pocos habitantes, pero con el encanto de siempre. En pocos pasos nos encontramos con un edificio importante para visitar, la Iglesia Parroquial de Santiago Matamoros, del siglo XVI. Su campanario en espadaña tiene unos curiosos símbolos labrados en su base. En la calle Fragua está los restos de un antiguo hospital de peregrinos, que pone testimonio con su singular edificio del siglo XVI, hoy se usa como pajar.

La localidad dispone de dos albergue para peregrinos, uno de carácter municipal y el otro privado. Aquellos que decidan terminar aquí su etapa tiene mucho por ver, ya que se puede descubrir mucho patrimonio paseando por los alrededores del pueblo.
A unos 500 metros al norte del pueblo en un paraje conocido como La Sargá, se puede visitar una antigua tumba labrada en un alto canchal de granito que podría ser altomedieval o visigoda. Junto a ella hay una fuente de aguas sulfurosas, también muy interesante.
De época romana hay una fuente, que se encuentra junto a la calzada romana, a las afueras del pueblo.  Del siglo XV o XVI data otra de las interesante fuentes del pueblo, la que llaman Fuente del Cura, junto al primer miliario de la carretera.

Tras dejar la población de Valverde de Valdelacasa el rastro de la calzada se pierde hasta Fuenterroble de Salvatierra, desconociéndose el trazado seguro de la misma. En la actualidad desde Valverde de Valdelacasa hasta Valdelacasa sólo existe un camino transitable para el peregrino, la carretera local, eso sí, con poco tráfico. En unos tres kilómetros y medio llegamos a Valdelacasa. (Sin albergue de peregrinos)



La señalización del Camino no entra por el núcleo urbano, pero merece la pena visitarlo. Su iglesia llamada del Dulce nombre de María se fue ampliando y reestructurando entre el siglo XVI y el XVII, momento en el que se terminaron las bóvedas. Su construcción data de finales del siglo XVII, concretamente en el año 1699, tal como figura en uno de los arcos que cruza el recinto. La iglesia se ha restaurado recientemente. En el interior resulta de gran belleza el techo de madera, único en la comarca.
En su interior cabe destacar la sacristía con una preciosa reja que protege el archivo y el joyero parroquial labrado por Matías López. También son interesantes un grupo escultórico de la Virgen, Sta. Ana y el Niño (siglo XIV) y un sarcófago (siglo XV).

La ermita de San Antonio, una pequeña construcción del siglo XVIII, conserva elementos arquitectónicos de los siglos XVI y XVII.
Nos cuenta la tradición que los peregrinos que llegaban por el camino de la Plata, se postraban ante la imagen del santo, pidiendo protección en su camino hacia el norte.

Salimos de la localidad cruzando la carretera de Guijuelo, cambiaremos un par de kilómetros por una carretera local hasta que una señales nos indican tomar un camino de tierra que nace a la izquierda. Dejamos una cantera a mano izquierda. 
Aún habrá tiempo para más sorpresas en los 4 km de este tramo, como la que nos deparará el miliario del Prado Fusillo, el CXLVIII, repuesto en el bautizado como el bosque del peregrino.
En camino nos devuelve de nuevo a la carretera, pero nosotros continuamos por un camino de tierra paralelo, en descenso hasta Fuenterroble de Salvatierra.




Entramos en la localidad por la calle Larga, que cruza todo el pueblo y nos lleva hasta el albergue de Peregrinos de Santa Marí. Nos recibe en su fachada el dibujo de un enorme peregrino, el mismo dibujo que encontraremos mañana junto a la cruz del Alto de la Dueña.

El albergue es de hospitalidad cristiana y tradicional. Atendido por hospitaleros voluntarios. Su alma, el padre Don Blas, todo corazón y generosidad y gran impulsor del Camino de la Plata.

Los orígenes de Fuenterroble se remontan a la repoblación llevada a cabo por el rey de León Alfonso IX a principios del siglo XIII, cuando quedó incluido en el Alfoz de Salvatierra, dentro del Reino de León.

Fuenterroble es de origen arriero, su arquitectura tradicional tiene vocación agropecuaria, realizada con materiales pizarrosos del entorno, elemento diferenciador respecto a la construcción de granito que hasta ahora hemos visto.


Una frase tomada del Salmo 90 y grabada en madera, en diferentes idiomas, nos da la bienvenida tras cruzar el dintel de la puerta del albergue parroquial.

“He dado órdenes a mis ángeles
para que te guarden en el Camino”

Un Salmo que describe perfectamente la esencia de este albergue

“Busca la paz y camina tras ella”

Las gentes de Salvatierra se distinguen por su cariño y amabilidad hacia el peregrino, especialmente su párroco, Don Blas, que con su esfuerzo y el de sus vecinos ha reconstruido la casa parroquial convirtiéndola en uno de los albergues más emblemáticos de este hermoso Camino Jacobeo.

Su iglesia parroquial es la de de Santa María la Blanca, magnífica construcción gótica, del siglo XV, de sólida torre ya restaurada