LA VÍA DE LA PLATA, SU HISTORIA



  LA VÍA DE LA PLATA  


Introducción

     Perfilar los extremos geográficos de la Vía de la Plata no es tan fácil, hay que profundizar tanto en su dilatada Historia, como en el origen etimológico de su nombre y fenómeno territorial del mismo. De una forma metafórica-poética podríamos decir que este camino es como un gran árbol, con sus raíces y ramas, que ha conformado la ordenación territorial de gran parte del occidente peninsular, además de haber contribuido en la Historia española, europea y universal. Al respecto, la visión que algunos (con buena fe) tienen de este camino, es parcial; volviendo a la metáfora anterior, es como ver sólo la mitad superior del tronco mientras que la otra mitad inferior la ignoran, sin tener en cuenta que es precisamente esta mitad inferior la que le da significado y sustenta a la otra mitad. Intentaremos hacer aquí una breve reflexión sobre algunos aspectos que debemos considerar a la hora de tener una visión más integral y acertada de este fenómeno viario.


Factores que dieron lugar a este Camino

     Este histórico eje de comunicación Sur-Norte/Norte-Sur, que vertebra todo el occidente peninsular, fue fruto básicamente de dos factores:

Necesidades humanas

     Los cambios estacionales dieron lugar a continuas migraciones de la fauna salvaje en busca de pastos, por culpa de las nieves y los estíos. Tras ella, y por razones cinegéticas, los primitivos cazadores comenzaron a trazar los primeros senderos a lo largo del occidente peninsular. Después, con la revolución del neolítico y la domesticación de los animales, llega la trashumancia, aprovechando y consolidando estos primitivos cauces. Todo esto ocurre en la prehistoria, desde las actuales zonas atlánticas andaluzas hasta tierras leonesas y cornisa cantábrica. Ya en esta época prehistórica detectamos, en excavaciones arqueológicas, un incipiente flujo comercial por este recorrido. Poco después, en la protohistoria, en la “Edad del Bronce Orientalizante” (I milenio a.C.) y Edad del Hierro (s.V a. C.), descubrimos, sorprendentemente, cómo una serie de elementos comerciales de prestigio (cerámicas, marfiles, vidrios, bronces…) venidos del otro lado del Mediterráneo (de Oriente Próximo, Egipto, Grecia…) penetran, como una “cuña”, en el interior de la Península Ibérica, y casi exclusiva y sorprendentemente por este corredor viario, desde la factoría fenicia de Cádiz hasta la zona leonesa. Por otro lado, se aprovecha este trazado con fines militares para la dominación del territorio, desde el siglo III a.c. hasta hoy.

Condicionantes físicos

     Para poder saciar todas estas necesidades humanas (cinegéticas-trashumantes, comerciales y militares) hay que salvar barreras naturales que obstaculizan perpendicularmente a este itinerario: grandes ríos y sistemas montañosos. Esto se realiza por pasos obligados: vados y puertos de montaña. Pero he aquí que lo que posibilitó que este itinerario tuviera un “cuerpo” en toda su extensión, desde la zona gaditana a la leonesa, fue la coincidencia aquí de esos pasos naturales obligados, posibilitando un trazado histórico casi rectilíneo. Así tendríamos: la conjunción de varios vados en el Guadalquivir, en el entorno de Sevilla; el Puerto del Viso, en Sierra Morena, en Monasterio; el Vado del Guadiana, en Mérida; el Puerto de las Herrerías, en la Sierra de san Pedro, en Alcuéscar; el Vado de Alconétar, en el Tajo; el Puerto de los Castaños, en Grimaldo; el Puerto de Béjar; el Vado del Tormes, en Salamanca; el Vado del Duero, en Zamora; etc. Como ya veremos, en estos pasos estratégicos es frecuente el asentamiento humano, que se confirma en el descubrimiento de una concentración de restos arqueológicos y lugar de nacimiento de principales ciudades históricas.




Roma

Conquista del territorio

     La conquista del territorio de la zona occidental de la Península Ibérica se produce de Sur a Norte, desde la vega del Guadalquivir, aprovechando este antiguo trazado. Tenemos documentación de cómo, los cuarteles de Itálica (Santiponce), Hispalis (Sevilla) y Córduva (Córdoba), son puntos de partida de tropas romanas o recepción de razias indígenas, en las Guerras Lusitanas.

Infraestructura, el puente de Mérida

     Lo único que hacen los romanos fue consolidar un camino ya preexistente. Un ejemplo de ello fueron sus puentes. Centrándonos en el Puente de Mérida, habría que decir que aquí existe un histórico vado. Las informaciones arqueológicas de las que disponemos es que desde la prehistoria hay una gran concentración de asentamientos en todas las épocas (incluso debajo de su casco urbano); cosa lógica por la existencia de este paso natural. Donde hubo un vado de este camino los romanos hacen un puente, como el de Guadiana; y para controlar este paso obligado del camino Augusto funda una ciudad (25 a.c.). Aunque hay evidencias que, con anterioridad, con César pudo haber aquí un asentamiento militar. Este Puente se encuentra al sur de Mérida y se puede considerar el más largo del imperio. Todo esto es significativo a la hora de comprender la integridad territorial Sur-Norte de esta calzada.

Planificación viaria del territorio

     A lo largo de los siglos de dominación romana este camino pre- y protohistórico fue consolidándose por tramos, con arreglo a las posibilidades económico-administrativas en cada momento. Así pues, la Provincia de Lusitania con capital en Augusta Emérita (Mérida), se le dedica más inversión y dedicación a este trazado, siendo esta ciudad el “kilómetro cero” de la planificación viaria-administrativa. Es por ello por lo que vemos que los restos más evidentes documentados de su trama pétrea van desde las Sierras de Los Santos de Maimona, al Sur, que servían de límite de Lusitania con la Bética (provincia ésta que le dedicó menos atención); hasta la zona de Helmántica (Salamanca) -Ocelo Duri (Zamora), por donde se encontraba el límite con la Provincia Tarraconense, luego Gallecia (también esta administración del dedicó menos atención). Es lo que pasaba hasta hace poco, cuando íbamos en coche por carretera y al cambiar de provincia o región el firme estaba en peor o mejor estado, pero seguía siendo la misma carretera. En resumen, donde la calzada está mejor conservada es entre Los Santos y Salamanca; en el resto del trazado, hasta Astúrica Augusta (Astorga) o hasta Itálica (Santiponce) -Hispalis (Sevilla), en sus tramos Norte y Sur, los restos de calzada son más pobres por las razones expuestas, tramos considerados como “vía terrenae”.


Itinerario Antonino

     En esta época no hubo un nombre específico para este trazado, que unía el Sur más romanizado, de la Bética, con el Norte. La evidencia documental más antigua que conocemos que hace referencia al diseño de este trazado, data del s. III., conocido con el nombre: “Itinerario Antonino”. Es una recopilación de itinerarios variados de todo el Imperio, muchos de ellos van en zig-zag, y no responden a un itinerario uniforme y lógico. Ello se debe, según los estudiosos, a que estos itinerarios sueltos eran los recorridos que los administradores hacían para el cobro de la “annona”, o impuesto; y que fueron recopilados para servir a estas funciones, y no como una guía para los caminantes. Así vemos, por ejemplo, cómo la “Vía Augusta”, Cádiz-Roma, se representa en este antiguo documento como la suma de varios tramos de distintos itinerarios.

           Un ingeniero español del siglo XIX, Eduardo Saavedra, cogió los itinerarios peninsulares de este documento y los enumeró con arreglo a la redacción existente. Si cogemos todos ellos y lo ponemos en un plano, nos sorprenderíamos al ver cómo coincide con las evidencias arqueológicas del itinerario pre- y protohistórico. Es decir, la panificación territorial romana tradujo este camino primitivo, sobre todo desde Gades (Cádiz) hasta Astúrica (Astorga), de forma continua y casi rectilínea, y lo consolidó, dotándole de infraestructuras: puentes; firme, más o menos atendido; “mansios” o lugares de parada y avituallamiento; “miliarios”, para marcar las distancias en millas en algunos de sus tramos; etc. Con la numeración de Saavedra su trazado se correspondería a diversos tramos de los recopilados por el Itinerario de Antonino:


VÍA Nº VII
- Gades (Cádiz)-Hispalis (Sevilla).
Después finaliza en Corduba (Córdoba).

VÍA Nº IX
- Hispalis-Itálica (Santiponce).

VÍA Nº XXIII
- Itálica-Emérita (Mérida).
Arranca en la desembocadura del Guadiana dando un rodeo.

VÍA Nº XXIV
- Emérita-Ocelo Duri (Zamora).
Se dirige después a Caesaraugusta (Zaragoza) dando un rodeo

VÍA Nº XXVI
- Ocelo Duri-Astúrica Augusta (Astorga).
Arranca en Astorga para dirigirse a Zaragoza.



Uso histórico de su trazada de forma unitaria

Camino de ejércitos y reyes

     Esta calzada, que fue la consolidación paulatina en época romana de un trazado pre- y protohistórico, siguió siendo utilizada por culturas posteriores dado que su infraestructura era estratégica, sobre todo en lugares de obligado paso, con fines militares y comerciales. Por ejemplo, tenemos un documento del siglo VII d. c. conocido bajo el nombre: “Anónimo de Rávena”; en donde se enumeran las mansiones o paradas de los diversos tramos de todo su recorrido, añadiendo algunas poblaciones más. En época goda sirvió como itinerario para las tropas de los reyes: Gunderico, Requila, Teodorico II, Ágila…; prácticamente desde todo el Norte hasta todo el Sur peninsular, siendo el puente romano de Mérida un paso clave hacia el Sur. En época musulmana nuestra calzada sirvió como un gran instrumento militar Sur-Norte para las primeras tropas de Muza, en el 712, posibilitando su fulgurante conquista desde Cádiz-Sevilla hasta Mérida (fue la primera calzada que pisaron). En este periodo fue utilizada por innumerables campañas intestinas, correrías y desplazamientos. En los primeros momentos de la conquista cristiana la anduvieron reyes como Alfonso IX y X, Sancho IV…; y, después, por los propios Fernando el Católico y Carlos V. De todos estos reyes tenemos documentación de su paso desde Cáceres-Mérida hasta Sevilla-Cádiz, siguiendo la calzada, es decir: era utilizada de forma unitaria desde el Norte de Mérida y hasta el Sur, y viceversa.


Camino de Caminos

     Este camino romano fue aprovechado en algunos de sus tramos por caminos pecuarios para la trashumancia. También fue camino de peregrinación o “Camino Mozárabe de Santiago”, por los cristianos residentes en territorio musulmán, pues aprovechaban sus infraestructuras hacia el Norte. Al respecto tenemos noticias de un documento de 1622 que nos narra el traslado de las reliquias de San Isidoro desde Sevilla a León, en el s. XI, dice así: “(…) por el muy antiguo camino romano, hoy de peregrinos (…)”.

          Pero los peregrinos o viajeros de la época no siempre utilizaron el trazado romano, ya que hubo ciudades de nueva creación que hicieron de polo de atracción, saliendo de la calzada ramales medievales, como por ejemplo a las ciudades de Zafra o Plasencia, que luego se convirtieron en carreteras.

          Todo evoluciona y como un río que cambia de cauce sigue siendo el mismo río, se moderniza su trazado primigenio dando nuevos trazados y tipologías: Carretera Nacional 630, Ferrocarril, Autovía-66; todas hijas del trazado romano. Así se ha creado un corredor geográfico-viario que se ha venido a denominar: “Ruta de la Plata”; un galicismo o préstamo del francés que da nombre, de forma genérica, al recorrido que básicamente se relaciona o identifica con el espacio geográfico Sevilla-Astorga; con la prolongación hasta Gijón, que también fue ramal romano secundario, y hoy es la C.N.-630; y con la prolongación hasta Cádiz, solapada calzada con la más conocida: “Vía Augusta”; hoy C.N.-4 y Autovía IV.


Un nombre para un Camino

Ningún nombre, pero sí un mismo trazado

     En resumen, como ya hemos dicho, en época romana este recorrido no tiene ningún nombre (que sepamos), pero su traza y su reflejo en el Itinerario Antonino (con multitud de “mansios” o paradas en todo su recorrido) se nos representa ante nuestros ojos como un cuerpo íntegro y casi rectilíneo, básicamente desde Cádiz y Sevilla hasta Astorga, vertebrando todo el occidente peninsular y uniendo principales ciudades administrativas romanas y medievales.


Sobre el topónimo "Plata"

Resumidamente estas son las versiones sobre su procedencia:

1ª. / del latín “platus”  (ancho, llano, avenida principal).
2ª. / del árabe “al-balath” (pavimento) o de “balata” (camino enlosado, empedrado, o importante), en donde su primera sílaba (ba-) se pronuncia de una forma cerrada, con “a” muda, parecida a la “p”, evolucionando al castellano en el medievo como “(p)lata”
3ª. / de “delapidata” (empedrada).


     Por mi parte propongo una solución intermedia: la expansión musulmana se encontró con una magnífica y estratégica red viaria romana. Hubo entonces un “latinismo”, un préstamo idiomático del latín al árabe, y después al castellano. En resumen: “platus” (o “delapidata”) = “b(a)lata” = “plata”.

(Ver Bibliografía: MUÑOZ HIDALGO-2009).

          Los testimonios de “balata”, “albalat”, “albaladejo”… son frecuentes verlos relacionados con itinerarios históricos o calzadas romanas. Del mismo modo “de la plata” es frecuente encontrarla en otros puntos del territorio hispano, básicamente en su mitad sur, asociándose a viejos caminos romanos o importantes, siendo el eje occidental S.-N./N-S, desde el Estrecho gaditano hasta la zona leonesa, en donde mejor se ha conservado de forma continua. También hay testimonios en el norte de África y Palestina. Por ejemplo, al Sur de Mérida lo encontramos en Los Santos de Maimona, como “Puerto de la Plata” y “Camino de la Plata”, prolongándose éste por los términos de Zafra, Medina de las Torres, Calzadilla de los Barros, Fuente de Cantos, Monesterio, Real de la Jara, Almadén “de la Plata”, Castilblanco de los Arroyos, Alcalá del Río y hasta llegar a Sevilla. También entre Cádiz y Sevilla encontramos el topónimo “plata”, ligado a hitos geográficos ligado a la calzada que unía ambas poblaciones, más conocida también como “Vía Augusta”.


(Archivo Municipal de Sevilla)

     Precisamente el testimonio más antiguo que tenemos documentado como “Camino de la Plata”, data del siglo XIV, de 1.370 (Archivo Municipal de Sevilla), en referencia a su paso por Sierra Morena. También es este entorno tenemos una pista evidente, la actual población de Almadén “de la Plata”, en cuyo término se viene situando una de las paradas de nuestra calzada, citadas por el Itinerario Antonino: “Mons Mariorum”; y en donde existen canteras de mármol romanas, utilizando esta calzada para suministrar su producción, como está demostrado, a ciudades como Emérita (Mérida), Itálica (Santiponce) e Hispalis (Sevilla).

          Por tanto, “Camino de la Plata” no es más que el nombre meramente circunstancial y popular, relativamente moderno, ya que procede del medievo, pero que expresa una unidad y realidad viaria e histórica que ha vertebrado todo el occidente peninsular, y que ha servido de instrumento en importantes acontecimientos; nombre que conocemos desde, al menos, mediados del siglo XIV.

          Con el tiempo este nombre, en el Renacimiento español cuando se vuelve la mirada por el gusto de la cultura clásica, y sobre todo a partir del siglo XVI … es cuando de forma “culta” se comienza a denominar en ciertos círculos académicos: “Vía de la Plata”; ya que “vía” es palabra latina y quedaba mejor para nombrar a una calzada romana o a este importante camino histórico. Como “camino” se ha seguido utilizando hasta nuestros días, manteniéndose aún vivo en la conciencia colectiva en las zonas rurales, sobre todo en la gente mayor, como lo he constatado en mis trabajos de campo; y tanto al Norte como al Sur de Mérida.


Origen del entuerto Mérida - Astorga

Iter ab Emerita Asturicam
El Camino de la Plata

     Aunque en latín, no es más que el moderno y arbitrario título de una tesis doctoral de 1971, del ilustre Profesor D. Roldán Hervás. Gran trabajo de investigación, su importancia radica en la recopilación de múltiples estudios locales o generales sobre algún especto de esta calzada. Aunque en algunos aspectos ha quedado desfasado, es obra importantísima y de obligada consulta.
Pero el problema viene cuando, en esta obra, nuestro camino lo hace arrancar en Mérida en base a algún antiguo autor y al origen de la numeración de sus “miliarios”, columnas pétreas en donde se solía inscribir el emperador que ejecutó o reparó la obra, y la milla correspondiente (del latín: “millia passuum” = mil pasos = una milla romana = 1480 metros).
Pero hagamos una reflexión: lógico era que, siendo Emérita Augusta la capital de Lusitania, aquí estuviera la milla “cero” para diversos trazados que desde aquí se ordenaban para el resto del territorio provincial. Pero eso no quiere decir que Mérida fuera “arranque” del Camino de la Plata (ya hemos demostrado que fue “consecuencia” de este camino que aquí aprovechaba un vado en donde se hizo un puente y una ciudad para su control), sino que, al ser el núcleo político-administrativo, las millas se contaban desde aquí. Por otro lado, al Norte de Itálica (Santiponce) se han encontrado miliarios. También tenemos algunas noticias al sur de Mérida.
En este sentido hay que advertir una inadvertida incongruencia en la importante obra de Roldán Hervás: identifica como “Camino de la Plata” a la calzada que unía Emérita y Artúrica, pero reconociendo en sus páginas que tal topónimo, como identificador de la vía romana que él propone, se desconoce al Norte de Salamanca (aunque sí se conoce como camino pecuario existente en su entorno hasta la zona leonesa); del mismo modo reconoce casi la inexistencia de miliarios y menores restos de calzada al Norte de esta ciudad. Al mismo tiempo, no menciona, o no quiere reconocer, las mansiones, restos y testimonios de calzada y topónimo “de la Plata” existentes hasta Hispalis (Sevilla), básicamente. Esta incongruencia echa por tierra el propio título de esta obra como identificación exclusiva al “Camino” o “Vía de la Plata”


La "bola de nieve" de una interpretación arbitraria

     Desde la publicación de su Tesis, en 1971, tanto los investigadores y escritores posteriores, sin advertir tales incongruencias y sin documentarse lo debido, repitieron este mismo error de enfoque que daba una imagen parcial (Mérida-Astorga), cosa que ha sentado cátedra hasta tal punto que en prestigiosas obras de Historia y modernos vehículos de información de Internet (Wikipedia, Instituto Cervantes, etc.) repiten lo mismo; sin que se diga nada de que, por ejemplo, el más antiguo testimonio documental que se menciona como “Camino de la Plata”, se encuentra entre Sevilla y Mérida; etc.


Disputas estériles entre Vía y Ruta

     Actualmente este farragoso entuerto ha dado lugar a serias disputas entre asociaciones, también políticas entre ayuntamientos y organismos. Así vemos cómo, con miras a la rentabilización del Patrimonio Cultural y Natural de este histórico corredor viario, se crea la “Red de Cooperación de Ciudades en la Ruta de la Plata”, sobre todo para captar inversiones estatales y europeas. La conforman algunas ciudades directamente relacionadas con el trazado real que aquí hemos documentado, y otras próximas al trazado romano o indirectamente relacionadas, como las existentes desde Gijón hasta León, que es un ramal o prolongación de la básica Sevilla-Astorga, pero no menos histórica. El cuerpo fundamental de esta asociación es el eje de la Carretera Nacional-630 Gijón-Sevilla.

          Pero aquí ocurre un problema, que hay ciudades o pequeñas poblaciones por donde pasa la calzada romana que no están en esta red de ciudades, creándose la “Asociación de Pueblos de la Vía de la Plata”, al sentirse discriminados y denunciando, con buena fe, pero de forma errónea, la “falsificación de la Historia” por parte de la “Red de Ciudades” (que no buscan más que la puesta en valor del gran Patrimonio Cultural y Natural existente en este recorrido geográfico y como oportunidad de progreso). Algunos miembros de la asociación de “Pueblos” no están en la C.N.-630, pero sí están en la calzada romana, por lo que reivindican sus legítimos derechos, como es lógico y con razón. El problema viene que lo hagan con la tesis de Roldán Hervás en la mano, el trazado Mérida-Astorga, y con todo lo que ello conlleva de arbitraria interpretación parcial de la amplitud real y protagonismo histórico de este camino; con una falta de miras de las grandes posibilidades del Patrimonio que contiene este corredor geográfico-viario; y sin comprender que la unión entre todos “hace la fuerza”, con miras a su desarrollo socioeconómico conjunto.

          Por otro lado, aquí ocurre una contradicción por parte de la asociación de “Pueblos”, mientras se alza la voz sobre cierto purismo histórico, se ignora o se olvida o no se quiere reconocer, las evidencias documentales y materiales, anteriormente expuestas, y la trascendencia histórica a lo largo de todo su recorrido. Personalmente estoy con toda asociación que defienda este camino, como es la de “Pueblos”, por lo que aplaudo su gran labor y esfuerzo, que me causa admiración; pero con lo que no estoy de acuerdo es en que me lo corten en Mérida, y que tengan una visión más bien localista al no considerar su corredor geográfico que, a mi parecer, sería enriquecedor para todos y para ellos mismos.


La Vía de la Plata un camino para nuestro desarrollo

Solución integradora

     Por un lado, hay que tener una visión no parcial de la Vía de la Plata (Mérida como “arranque” del camino), sino en su totalidad, como la documentación lo constata (Mérida como “consecuencia” del paso del camino).

          Por otro, sería el reconocimiento precisamente de la Historia a la que se hace referencia, y de tener una visión integradora teniendo el concepto de “corredor geográfico”, en donde se consideren, sin exclusiones, todos sus trazados conjuntamente, y que aquí coinciden, se abrazan y se interrelacionan (Calzada Romana, Camino Mozárabe de Santiago, Cañadas Reales, Carretera Nacional-630, Ferrocarril y Autovía-66). Esto hay que hacerlo distinguiendo sus diferencias de trazados, pero, también, sus coincidencias, dentro de un mismo paisaje y entorno, ya que todos estos trazados son el fruto de una misma evolución histórica; un mismo río que se alimenta de varios caudales y que ha esculpido un mismo cauce. En conclusión, tener la visión de un cuerpo integral.


Posibilidades de futuro

     En relación con todo ello tener conciencia de la gran trascendencia de este itinerario cultural (Calzada Romana, Camino de Civilizaciones, Camino de Santiago, etc.). Toda esta suma nos serviría para hacer que la Vía de la Plata, en ese concepto de “paisaje cultural”, sea reconocida como “ITINERARIO CULTURAL EUROPEO” y como “PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD” (advertir que está en la lista del Ministerio de Cultura para esta última declaración). Y puesto que este camino es el resultado de un “crisol” de civilizaciones, es una gran oportunidad para el encuentro y el diálogo de culturas: un Camino para la Paz.

          En conclusión, el “Camino” o “Vía de la Plata” es una realidad más amplia de la que, con buena fe, algunos pretenden; y que Mérida no es “arranque” sino “consecuencia” de un mismo camino y calzada Sur-Norte/Norte-Sur. Si no, ¿por qué ubicar esta ciudad aquí para el control de su puente romano sobre el Río Guadiana, antiguo e histórico vado de un camino anterior?... Para concluir definitivamente todo esto, volvamos a aquella metáfora con la que iniciamos este escrito.

          Os brindo una poesía de mi cosecha del libro: “Del Hombre y sus Ruinas. Un viaje poético, de mar a mar, por la Vía de la Plata”; para que sepáis apreciar los múltiples aromas y trinos que nos ofrece este ancestral y fértil árbol.


Diego Muñoz Hidalgo
(Historiador, Escritor y Artista)
Cofundador de Amigos de la Vía de la Plata-Camino de Santiago
Artículo publicado con permiso del Autor

Ilustración de cabecera: Diego Muñoz Hidalgo


DE UNA UNIVERSIDAD ABIERTA Y DE LAS HUMILDES ENSEÑANZAS QUE ESCONDE EN SUS PAISAJES Y EN SUS PIEDRAS
(A la Vía de la Plata, en un iniciático viaje desde las “Columnas” a la “Torre” de Hércules)

"Eres un camino viejo y fecundo,
como un gran árbol con raíces y ramas;
un sabio jardín de encinas, retamas…
un rico hogar del pobre vagabundo.

Sacias tu sed en mares andaluces,
subes tu savia por tronco extremeño,
castilla y león multiplica tu sueño,
y al galaico, astur, cántabro… seduces.

De hondos océanos a copas al viento,
viajan -hermanos- hombre y cigüeñas…
¡cuánta piedra entre silencio y espliego!

Hoy ando tu dormido pavimento,
reflejos de plata en valles y peñas…
-de mar a mar en tus sueños navego-".


/ Diego Muñoz Hidalgo

Buen Camino


Vía de la Plata / Etapa 19 - San Pedro de Rozados > Salamanca



En esta jornada caminamos por tierras charras hasta la hermosa ciudad ciudad universitaria de Salamanca. Un final de etapa espectacular tras un trayecto poco llamativo. Los cuatro primeros kilómetros transcurren por una cómoda pista hasta Morille.

De San Pedro de Rozados salimos por la Avenida de los Comuneros, tras cruzar la carretera de Pedrosillo de los Aires y continuamos por una cómoda pista de tierra.

Tras unos 4 kilómetros llegamos a Morille, primera localidad intermedia de la jornada y punto de unión con la variante de Pedrosillo de los Aires.



Entramos por la Calle Salas Pombo, que atraviesa todo el núcleo hasta llegar a una plaza donde se encuentra el ayuntamiento de la localidad, junto a él el Monumento de la Maestra, a escasos metros se encuentra el albergue de peregrinos municipal.







La fundación de Morille se encuadra dentro del proceso de repoblación emprendido en la Edad Media por los reyes de León, quedando integrado en el cuarto de Peña del Rey de la jurisdicción de Salamanca, dentro del Reino de León, denominándose entonces "Moriel"(1)

Pequeña localidad de la comarca del Campo de Salamanca. En la localidad se celebra en el mes de abril la Fiesta de Los Comuneros, un evento anual que celebra la rica historia y tradiciones de la región castellano-leonesa durante los días 20, 21 y 23 de abril.

A las afueras del pueblo podemos visitar el Cementerio del Arte, también conocido como Museo-Mausoleo. Surge en 2005 por iniciativa de los artistas Domingo Sánchez Blanco y el fallecido Javier Utray. Este no es un cementerio al uso, sus entierros son de obras de arte de vanguardia.

Continuamos por la Calle Mayor , tras dejar atrás la población salimos a una pista de tierra rodeada de de terreno de cultivo. El terreno es abierto llegando a una pequeña laguna a nuestra derecha. Varios toboganes nos esperan hasta llegar a la primera cancela de la etapa, a partir de aquí el paisaje cambia considerablemente, nos internamos por una dehesa poblada de abundantes encinas que sombrean la vereda. La temprana luz de la mañana marcaba una hermosa estampa entre las hojas de las encinas, dejando pasar los dorados rayos de sol.


Transcurrido un kilómetro aproximadamente entramos en un bosque de encinas llegamos a las casas de Anseos, continuamos entre dos muros de piedra hasta cruzar un pequeño arroyo, a unos 150 m. llegamos a un cruce donde tenemos que girar a la izquierda 90º, entrando por otra cancela. Continuamos atentos a las señales que por momentos parecen desaparecer pero la flecha amarilla siempre está ahí, acompañándonos en el camino, más adelante nos encontramos con alguna que otra portela más.



Continúa así un bonito tramo por una zona de carrascas y encinas, una de los últimas que podemos saborear porque en breve veremos en el horizonte la ciudad de Salamanca, dejamos atrás la dehesa por un camino que nos lleva hasta casas de Aldeanueva. A partir de este punto el camino transita por una una cómoda y ancha pista, unos tres kilómetros acompañados de campos de cereal.
El siguiente como referencia es el desvío a Miranda de Azán. La localidad está a unos 200 metros fuera del sendero a la derecha. La pequeña localidad tiene bares, por si es necesario hacer una parada para descansar. Poco después del cruce, superamos el Arroyo de la Fuente de la Porra. Nos quedan algo menos de 10 kilómetros hasta el final.




Pasados 3 kilómetros de Miranda de Azán, llegaremos a un cruce de caminos, a la izquierda nos lleva a Aldeatejada, de frente es el camino correcto y nos lleva en leve ascenso hasta el Teso de la Zorrera. En su punto más elevado, lo corona una gran cruz amarilla, desde el altozano ya podemos divisar con claridad Salamanca.
En un panel informativo nos informa de que estamos en un lugar histórico, esta zona fue el escenario en 1812 de la Batalla de Arapiles, en la que los ejércitos español, portugués y británico se enfrentaron a las tropas invasoras francesas durante la Guerra de la Independencia Española.




Un kilómetros después llegamos hasta la A-66, la superamos por debajo y poco después repetimos la operación con la SA-20.
Llegamos a una rotonda. la pasamos de frente y bajamos unas escaleras que nos da acceso a un parque junto al Arroyo Zurguén. Al final, daremos con otra glorieta con una estación de servicio. Continuamos por la derecha por la Carretera de Fregeneda hasta dar al fondo con el Puente Romano sobre el Río Tormes.

El primer estudio que los romanos llevaban a cabo tenía que ver con la bajada del río, para identificar aquel lugar donde el agua tuviera descanso y pasara con mayor reposo. 
Curiosamente los estudios actuales demuestran que éste es el punto de acceso a la ciudad donde más sencilla y menos costosa resultaría la construcción de un puente.

Este puente se construye en el año 89, en época del emperador Trajano. Los romanos eran verdaderos expertos en el corte de la piedra y en su colocación, pues se basaban en el peso de la misma, como si de un puzle se tratase. Esta técnica era conocida como a “soga y a tizón” y les permitía no tener que utilizar argamasa para su unión; ni siquiera en los arcos, que se sujetaban por su propio peso.

Para prolongar la vida de sus puentes los romanos construyeron tajamares, bases en que apoyan los pilares y que tienen forma de proa de barco. Con ellos conseguían frenar el efecto directo de la corriente de agua sobre el pilar, que de no haber sido mitigado habría sido devastador para la piedra a lo largo de los casi 2000 años desde que fue construido.

Los nueve arcos más próximos a la ciudad pertenecen a la época de Trajano, y los restantes se deben a la ampliación de l540 y a posteriores modificaciones. En el año 300 antes de Cristo, Roma había conquistado toda Hispania. Salamanca, conocida como Salmantica, era una de las principales ciudades de paso de la Ruta de la Plata, que unía Mérida con Astorga.




Al final del puente nos encontramos con la escultura del “berraco” ibérico -toro que hay a la entrada del puente-, que estuvo treinta años sumergida bajo las aguas del río Tormes. Esta escultura se rompió en tres pedazos pero sólo pudieron rescatarse dos partes, quedando sin cabeza. 
En 1954, año del centenario del Lazarillo de Tormes, fue devuelta a su lugar de origen, donde había estado desde tiempo inmemorial.
Aquí comenzó en 1454 la historia del personaje más popular de la picaresca española, Lázaro de Tormes.

Desde este mismo lugar podemos disfrutar de la Iglesia de Santiago, que se encuentra junto al Puente Romano en la zona extramuros, se construyó en el siglo XII, en ladrillo, según el estilo románico-mudéjar, para ser la parroquia de los mozárabes. Según la leyenda fue construida por un miembro de la Familia Maldonado como una promesa por salir con vida de un enfrentamiento con los moros de Córdoba.

Cruzamos el Paseo de San Gregorio y entramos el casco histórico de Salamanca.



El albergue de peregrinos está cercano a la catedral,  junto al jardín de Calixto y Melibea. Si hemos llegado temprano tendremos que esperar, no abren hasta las 15 h.




La historia de Salamanca tuvo su origen en una aldea asentada en  el cerro de San Vicente sobre el río Tormes. Esto sucedió hace unos 2.700 años, durante la Primera Edad del Hierro, y desde entonces el lugar fue testigo del paso de vacceos, vettones, romanos, visigodos y musulmanes. La repoblación medieval fue llevada a cabo por Raimundo de Borgoña, yerno del rey Alfonso VI, que sentó las bases de una ciudad que tras ocho siglos acumulando arte y sabiduría ha llegado a convertirse, gracias sobre todo a su carácter universitario, en una de las capitales con mayor tradición cultural y esplendor monumental de todo el continente europeo (2).

Desde mediados del siglo IV a C. ya se puede hablar de la antigua ciudad celtibérica de Salmantica. Protegido por una muralla de piedra, aún se conservan algunos fragmentos en varias calles  del casco antiguo, el castro presentaba una marcada estructura urbana y estaba dentro de la zona de influencia de dos singulares pueblos prerromanos: vacceos y vettones. Precisamente a estos últimos se les debe atribuir la autoría del Toro del Puente, escultura zoomorfa que ha acabado convertida en uno de los más conocidos de Salamanca (3).

Ciudad Romana

En el año 220 a.C., los casi cinco mil habitantes de la Salmantica prerromana asistieron al asalto protagonizado por el general cartaginés Aníbal Barca, acompañado por un exótico escuadrón  de cuarenta elefantes. Este acontecimiento, que supuso para la ciudad su entrada en la historia, fue  el anuncio de una no muy lejana conquista romana.

A partir de mediados del siglo I a C., los romanos convirtieron Salmantica en una poblada civitas y un estratégico enclave dentro del trazado de la Vía de la Plata.

Para facilitar el paso de esta calzada (que comunicaba Mérida y Astorga), los ingenieros romanos construyeron un largo puente, que aún hoy sigue salvando las aguas del Tormes. La ciudad, que pertenecía a la Lusitania, llegó a alcanzar la categoría de municipio (4).

Comenzamos nuestra visita a esta Ciudad Patrimonio de la Humanidad.

Un paseo por la Plaza Mayor y observar los detalles de sus medallones. Después nos acercamos a la Universidad, en la que se pueden visitar estancias únicas como la biblioteca antigua o los claustros (5).



Frente a la Casa de las Conchas, hoy biblioteca pública, encontramos la Universidad Pontificia y la iglesia de La Clerecía; desde las torres de La Clerecía podemos descubrir una panorámica espléndida de la ciudad. Esta zona está transitada por multitud de estudiantes que acuden a clases en alguna de las facultades del centro de la ciudad. Abundan los cafés y librerías. Una visita también merece el Palacio de Monterrey, es uno de los mejores ejemplos de la arquitectura civil del renacimiento español y máximo exponente del Plateresco (6).


Continuamos el paseo con la visita a las catedrales. Después completamos esta visita con la subida a las Torres Medievales de la Catedral. Es uno de los lugares imprescindibles porque nos ofrecen vistas únicas de los templos y de la ciudad. En verano las visitas se pueden hacer también por la noche, "impresionantes" (7).




Huerto de Calixto y Melibea. El amor, la pasión, la vida y la muerte. La complejidad y la grandeza del alma humana y sus relaciones. El pozo, el paseo, el jardín, son imágenes para recitar a media voz, para el encuentro, los mensajes (8).




Referencias:
(1) - Mínguez, José María (Coord.) (1997). Historia de Salamanca. II Edad Media. Salamanca: Centro de Estudios Salmantinos. Pág. 322
(2)(3)(4)- Ayuntamiento de Salamanca - Historia - http://www.aytosalamanca.es/es/tuciudad/historia/
(5)(6)(7)(8) - Oficina de Turismo de Salamanca - https://salamanca.es/es/