En esta maratoniana jornada abandonaremos la Carballeda para conquistar las tierras de la Baja Sanabria. El simple hecho de avanzar más hacia el norte aumenta la presencia de localidades intermedias, hoy visitaremos once.
La mayor dificultad de la etapa está en la distancia, casi 41 kilómetros hasta llegar a Puebla de Sanabria punto final de nuestra etapa de hoy.
Para aquellos que les suponga demasiados kilómetros casi todas las localidades por la que pasamos tienen albergue, Mombuey 9,4 km., San Salvador de Palazuelo a 19,4 km., Asturianos a 25,8 km., a partir de este punto ya no encontraremos ningún tipo de servicio al peregrino hasta llegar a Puebla de Sanabria, km 40,9 de la etapa.
Nos despedimos del acogedor albergue de Rionegro, las instalaciones son fantásticas y el calor prestado por su hospitalero muy de agradecer.
La etapa de hoy es bastante dura, tenemos decidido llegar hasta Puebla de Sanabria, a una distancia de 41 kilómetros. Calculamos que serán unas 9 o diez horas de camino, así que hay que tomárselo con calma, pero sin pausa, disfrutemos de etapa hermosa etapa.
Salimos al amanecer, junto al albergue está la calle de la Vereda, seguimos por ella hasta llegar a las ruinas de una antigua escuela, giramos a la derecha para continuar por un camino alejado unos cien metros de la carretera nacional, atrás van quedando las últimas casas de Ríonegro, más adelante cruzamos por un puente sobre la autovía A-52, la llamada autovía de las Rías Bajas. Tras pasarlo torcemos a la izquierda por un camino paralelo a la autovía, su compañía nos dura algo más de un kilómetro para distanciarnos poco a poco al cruzar la carretera que se dirige a Santa Eulalia.
Caminamos por una senda campo abierto, las indicaciones hasta el momento están muy bien señalizada con tablillas de madera, a nuestra izquierda tenemos la referencia de la carretera N-525.
Atrás quedan los paisajes de bosque mediterráneo de días anteriores, ahora nos rodean especies más atlánticas como el roble y el tojo, este último es un arbusto espinoso de floración amarilla omnipresente en tierras gallegas. Tras superar la pequeña montuosidad, llegaremos al término de Mombuey entrando por Prao Virón, extensos pastos a uno y otro lado del camino desde donde ya divisamos la Villa. Con el paso de los kilómetros la senda termina por aproximarnos a la N-525, después de pasar una gasolinera y un hostal entramos en la primera localidad de la etapa, Mombuey.
En esta localidad aprovechamos para tomar un buen desayuno, necesitaremos de toda nuestra energía para superar esta etapa de hoy.
Este bonito pueblo está situado en el noroeste de la provincia, dentro de la Comarca de La Carballeda. Emplazada en el pequeño valle del Arroyo Valchano, debe su nombre a una elevación, según documentación medieval registra como "Monte ad Boviam", "Monte Bove" o "Monte Boe". El carballo, roble de estas tierras, es el árbol dominante, acompañado por castaños, nogales, chopos y algún que otro pino, y comprende la base ecológica de los campos de Mombuey.
Existen claros indicios que avalan y conceden veracidad a una tradición local que viene de antiguo y que, al margen de relatos legendarios, recoge la pertenencia de Mombuey a la Orden del Temple, presencia y titularidad rubricadas en todo caso con una obra de especial tipología: la original e inconfundible torre de Mombuey, es, a todas luces, una atalaya militar con funciones añadidas, que ha venido asistiendo a la iglesia parroquial de Ntra. Sra. de la Asunción como campanario. Posee el edificio una planta rectangular -2,50 x 4 m-, elevándose con sillería menuda en piedra gris-verdosa [esquisto feldespático..., fácil de labrar, y procedente con toda probabilidad de un paraje local -Valdarmeño, 2 km.-, dónde abunda y es visible una pequeña cantera prácticamente sepultada. Atribuida su construcción a los caballeros templarios, sigue siendo un estilo románico avanzado (2ª mitad del s. XIII).
Reanudamos la marcha atravesarndo el pueblo hasta cruzar el puente, a pocos metros entraremos en la plaza de D. Baldomero Gullón López, a nuestra izquierda la calle de la iglesia nos llevará hasta la torre templaria situada junto a la Iglesia de Ntra. Sra. de la Asunción. Erigida a la vera de este histórico camino la atalaya templaria sirvió de defensa a peregrinos, arrieros y trashumantes, que por sus pies pasaban, contra bandoleros y contrabandistas.
En las cercanías de la torre templaria se encuentra la Casa de la Vera Cruz, propiedad desde época medieval de esta cofradía y hoy en día del ayuntamiento, el edificio, de planta baja y construcción tradicional cuenta con las necesidades mínimas para el peregrino, camas, y baño con agua caliente.
Pasamos junto al crucero y siguiendo una calle que pasa al lado de la iglesia tomamos una pista asfaltada que nos lleva hasta la carretera nacional, la cruzamos y tomamos un camino rodeado de robles que sale pegado al arcén paralelo a la carretera, que recorremos durante unos 2 Km. hasta llegar a la autovía, la cual cruzamos por un puente, para continuar por un camino en el que comenzamos a ver los primeros mojones grabados con la vieira, que nos lleva a Valdemerilla.
Pedanía del Ayuntamiento de Cernadilla. Mantiene una iglesia dedicada a San Lorenzo.
A su entrada, encontramos una placa colocada por la Fundación Ramos de Castro que dice:
Este pueblo encarna el sosiego y todo lo hace relativo. Pocos aquí son multitud. Su Conformidad alivia el abandono, ysu tiempo detenido, hace vano nuestro correr del tiempo.Caminante, el hondon de la vida es lo que impórta, lo demás son verdades relativas que la andadura te entrañe con la esencia del vivir.
Entramos en Valdemerilla por la calle Príncipe de Asturias y acto seguido dejamos el pequeño pueblo por la Plaza de la Constitución.
Tres kilómetros nos separan del siguiente pueblo, Cernadilla. El trayecto hasta este punto no presenta ninguna dificultad.
Es uno de esos lugares que se encuentran perdidos por la geografía de la provincia y que guardan en su larga historia pequeños detalles de la vida.
Está situada en una llanura en la margen izquierda del río Tera y a una altitud de 908 metros dice claramente cuáles son sus características climáticas y en consecuencia las clases y posibilidades de cultivos. Su emplazamiento responde a una terraza fluvial descompuesta al cabo de miles de años.
Su altitud y las características de sus suelos lo convierten en un lugar idóneo para el roble principalmente. El centeno y el trigo “seruendo”, trigo tardío, han sido junto con el lino, las hortalizas y las patatas sus cultivos más destacados y unido a la abundancia de pastos le ha permitido una buena cabaña ganadera de vacuno, lanar y cabrío principalmente.
El mismo Madoz nos recuerda que en este lugar funcionaban dos telares y dos molinos de agua uno en el Tera permanente y otro de invierno en el arroyo del pueblo.
Lo característico de esta localidad es la nobleza que desprenden muchas de sus casas, que denotan épocas pasadas esplendorosas.
La primitiva casa sanabresa es una construcción de planta baja, rectangular, en la que se encuentra la vivienda familiar y la cuadra, de pequeñas dimensiones, con escasas ventanas en sus paredes de mampostería y cubiertas de cuelmo o louxas de pizarra. A medida que las necesidades familiares crecen, se van adosando nuevas construcciones en torno a patios y corrales. Con el paso del tiempo crece la necesidad de incrementar la superficie destinada a vivienda, con lo que la casa sanabresa pasó a dotarse de dos plantas, reservando la inferior para el ganado y la superior para la familia.
Municipio que incluye las pedanías de Valdemerilla y San Salvador de Palazuelo.
La Iglesia parroquial de la Virgen de las Candelas tiene planta de tres naves, la central para la estadía de los fieles y las dos laterales como deambulatorios, su carácter ecléctico se da al estudiar su fachada que es de tipo Neorrománico con algunos elementos góticos.
Tras muchos años de espera ha comenzado a recibir agua desde el cercano embalse de Valparaíso, desde una toma instalada en la zona de unos antiguos molinos ya anegados. El Ayuntamiento ha acondicionado de manera brillante el Camino a su paso por el término y lo ha señalizado con mojones de granito grabados con vieiras.
También a través de su gestión, el peregrino puede disfrutar de albergue en este pueblo, la rehabilitación de una antigua fragua municipal lo ha hecho posible. Un refugio sencillo, pero dignamente equipado por el ayuntamiento.
Entramos en este pueblo junto a la ermita del Cristo, torcemos a la izquierda y pasamos en breve a la altura de la iglesia barroca de la Purificación, que dejamos a mano izquierda.
Dejamos atrás Cernadilla a través de una pista forestal hormigonada, que nos acerca hasta San Salvador de Palazuelo, una localidad del municipio de Cernadilla, situada en la comarca de Sanabria y Carballeda.
En la entrada al pueblo nos recibe la ermita del Santísimo Cristo, uno de los monumentos más importantes de San Salvador de Palazuelos, un pueblo que pese a contar ahora con menos de cien habitantes, atesora un rico patrimonio histórico.
Continuamos por la Av. San Salvador, algo más adelante la Iglesia de la Transfiguración del Señor. Tiene dos portadas de estilo románico, con sendos arcos de medio punto. El resto del templo es del siglo XVII y XIX, cuando se construyó el crucero, la cabecera y las capillas.
Si subimos por la escalera exterior de la iglesia hasta su torre campanario, podremos disfrutar de unas excelentes vistas.
Al igual que en Cernadilla, el albergue de peregrinos ocupa el edificio de una antigua fragua rehabilitada para el refugio de peregrinos. Es un albergue muy acogedor, y sobre todo muy limpio y cuidado.
Es un pueblo muy pequeño sin servicios para el peregrino, a tener en cuenta si decides terminar aquí la etapa.
Abandonamos San Salvador de Palazuelos a través de una amplia pista que nos lleva hasta la carretera. Tomamos la carretera hacia la derecha, tras algo más de 1 km., giramos a la izquierda, entrando en el pueblo de Entrepeñas.
A la entrada en el pueblo nos recibe la pequeña ermita de la Santa Cruz. Un pequeño pueblo con muy pocos habitantes. La Iglesia Parroquial de Ntra. Sra. de la Asunción es el edificio más importante del pueblo. El templo es de estilo barroco. La iglesia originaria data del siglo XVI, tras sufrir un incendio sólo se conservan algunos cuerpos cilíndricos. En el altar mayor se encuentra la Asunción de la Virgen.
Se compartían los bailes en las numerosas romerías que se celebraban por toda la comarca, acompañados todos ellos por las notas musicales de la gaita de fole, autóctona de Sanabria, el tambor y el pandero, instrumentos tradicionales que no podían faltar para interpretar las jotas, corridos y agarrados que son las danzas populares de esta tierra.
También es celebración popular la Magosta o recogida de castaña que en Sanabria se celebra en torno al día de Todos los Santos, momento en el que este fruto se suele degustar asado con miel o cocido con leche.
Desde aquí hasta la siguiente población, Asturianos, median aproximadamente cuarenta minutos.
Salimos de Entrepeñas a través de un camino que nace a nuestra derecha; pasamos por delante de la granja, giramos a la izquierda y continuamos hasta el puente, que nos permite salvar la autovía. Nos quedan únicamente 700 km. hasta llegar a la localidad de Asturianos.
En Asturianos salimos a la N-525 a la altura de la ermita de Nuestra Señora del Carmen. Caracterizada por su sobriedad exterior esconde dentro varios retablos barrocos del siglo XVIII. Uno de ellos exhibe una imagen de la Virgen de Guadalupe. Conserva una pila bautismal barroca.
Asturianos se encuentra situado a ambos lados de la carretera N-525 que lo divide en dos partes. Municipio de la comarca de la Carballeda que engloba las localidades de Cerezal de Sanabria, Entrepeñas, Lagarejos de la Carballeda, Rioconejos y Villar de los Pisones.
Con bellos parajes formados por bosques de castaños y robles que lo convierten en un lugar idílico para pasar largas temporadas de descanso alejado de la gran ciudad.
Los orígenes del pueblo se remontan al siglo X siendo repoblado por gentes del norte de la Península. Perteneciendo hasta la desamortización al monasterio de San Martín de Castañeda. Durante buena parte del siglo XX fue uno de los núcleos de población más importantes del norte zamorano. A mediados del siglo pasado llego a tener una población de 850 habitantes actualmente apenas llega a los 100. La agricultura y la ganadería constituían sus principales fuentes de riqueza además de varios comercios panaderías y tabernas.
La iglesia parroquial de Ntra. Sra. de la Asunción es su principal edificio, del que destaca su interior muy cuidado. El interior de su iglesia parroquial es impresionante, gracias a una grandiosa sala perfectamente cuidada. Las imágenes que alberga son de diferentes épocas. Junto al altar se recolocó la gran pila bautismal gótica que se apoya sobre un pedestal cuadrado con bolas. Los retablos laterales son barrocos, del siglo XVIII, plenos de equilibrio y complejos diseños. En uno de ellos se exhibe un lienzo con la Virgen de Guadalupe mejicana.
Decidimos hacer una parada para descansar, llevamos una buena marcha. Paramos en un Mesón junto a la carretera, allí hacemos acopio de fuerzas para los kilómetros que nos restan con un buen bocadillo, un par de cervezas y un trozo de tarta de chocolate. Cuando me disponía a reanudar la marcha llegaron la pareja de peregrinos polacos Elisabeth y Andrea, unos minutos después llegaría el Padre Robert.
Tras su llegada decidí quedarme un poco más de tiempo, la etapa de hoy estaba siendo muy solitaria y necesitaba un poco de compañía, ellos habían decidido terminar aquí la etapa de hoy, sobre todo por Elisabeth que estaba agotada. Para mi aún no había llegado el momento del descanso, aún me quedaban 15 km para llegar a Puebla de Sanabria.
Nos despedimos con un fuerte abrazo, ya que sabíamos que sería difícil volver a coincidir en lo que resta de Camino.
Reanudo el Camino saliendo de Asturianos por una calle que queda a la derecha de la Ermita de la Virgen del Carmen, que nos conduce directamente a la carretera. Tras recorrer, aproximadamente, unos 200 m, tomamos el camino de la izquierda donde vemos unas rocas con la flecha amarilla pintada. Para no tener que caminar entre la maleza, lo cual hace el recorrido tremendamente incómodo, giramos a la izquierda y nos internamos en una vereda flanqueada por hermosos robles, que se unirá a una carretera abandonada. Continuamos nuestra andadura llegando a la parte alta del pueblo de Palacios de Sanabria (Km 28,6 de la etapa).
El Camino no entrar en el pueblo, tan solo pasamos por su parte alta, donde se sitúa la ermita de Santo Cristo, una espléndida obra, tanto por su aspecto exterior, como en su interior. Su recinto lo forman tres naves y en su cabecera un retablo barroco presidido por la imagen del Crucificado.
A partir de aquí, debemos seguir el tendido eléctrico, tomamos un sendero entre pequeños robles o melojos, hábitat ideal del corzo, que campa por estos bosques y que es frecuente de avistar aquí dada su gran cantidad.
La senda nos lleva hasta un cruce de caminos, tomamos la senda de la izquierda. Volveremos a topar con otro cruce de caminos: en este caso tomamos el camino de la derecha, a través del cual llegaremos a Remesal.
Entramos al pueblecito llegando hasta una plaza en la que está la iglesia. Si seguimos recto llegamos a la plaza donde está la fuente que conmemora la "Vista de Remesal".
Es un pueblo muy pequeño sin servicios para el peregrino.
Remesal es una localidad sanabresa perteneciente al municipio de Palacios de Sanabria. Situado en la parte baja del Valle de la Requejada, a unos diez kilómetros de Puebla de Sanabria.
El día 20 de junio de 1506, en la ermita de Santa Marta, tuvo lugar la "Vista de Remesal", reunión entre Felipe el Hermoso y Fernando el católico cuyo objetivo era dirimir el gobierno del reino de Castilla, del que era heredera Doña Juana La Loca, esposa de Felipe e hija de Isabel La Católica y Fernando. Lo que allí se habló dio lugar a la Concordia de Villafáfila por la que Fernando renunciaba a cualquier derecho sobre Castilla y además que ambos esposos (Juana y Felipe) vendrían desde Flandes para hacerse cargo del gobierno del reino. Al Rey Fernando le acompañaban Don Juan Manuel (Conde de Cifuentes) y algunas otras personas de su confianza, y a Don Felipe (Conde de Flandes) el Cardenal Cisneros y gran acompañamiento armado.
Su Iglesia Parroquial de San Mames se empezó a construir, tal y como lo indica en una de las inscripciones talladas en la piedra, en 1816, y fue acabada en 1827. De planta de cruz, rodeada por un muro de piedra, de exterior muy sencillo, con el campanario ligeramente ornamentado, con dos grandes campanas y otras de menor tamaño, situado en la parte opuesta al altar mayor. La entrada actual se encuentra en el lateral de la nave central, hacia 2/3 partes del final, paralela a otra puerta que desemboca en el pequeño cementerio parroquial. Su interior, a pesar de ser sencillo es de gran belleza; Junto a la puerta principal, encontramos una cruz indicando una santa misión, en 1890. En la nave central, encontramos un pequeño coro de madera desde donde se puede tocar las campanas, sin necesidad de subir al campanario. El altar, con un retablo no muy antiguo, podemos ver unas figuras de san Antonio, y de Jesucristo. El cruce de las dos naves es salvado con una gran cúpula dorada.
Dejamos el pequeño pueblo para partir rumbo hacia la siguiente localidad, Otero de Sanabria, distante otros tres kilómetros, más adelante pasamos bajo el puente de la autovía y continuamos por una carretera que nos lleva directamente al pueblo.
Situado en el valle del Tera, junto a la autovía A-52, que se dirige a Sanabria.
La travesía por este último pueblo nos lleva a seguir la tradición de pasar junto a la iglesia, ésta vez la portentosa Santo Tomás Apóstol. En el centro del pequeño pueblo de Otero de Sanabria, se encuentra esta llamativa iglesia, declarada Patrimonio Artístico Cultural.
La iglesia, de grandes dimensiones, presenta una mezcla de estilos románico, neoclásico, mudéjar y barroco.
Tiene planta basilical de tres naves y el templo románico fue construido sobre otro que existió con anterioridad. Más tarde, en el siglo XVIII esta nave románica fue destruida para construir las tres que conserva actualmente, como se refleja en una inscripción que hay junto a la puerta de entrada, de las que una de ellas, la que tiene acceso desde los portales de la entrada principal, no está habilitada al culto y la utilizan como trastero.
De su interior destaca un valioso retablo de madera policromada de unos 63 metros cuadrados. Anexo a la iglesia, se encuentra el cementerio del pueblo.
El pueblo se alarga casi un kilómetro. De Remesal salimos a través de la vía pecuaria. Llegamos a la vía de servicio y a una pequeña pendiente, fruto de las obras del paso elevado sobre la autovía.; bajamos y cruzamos el puente sobre ella. A partir de aquí, giramos a la derecha y caminamos por una vereda flanqueada por robledales, en uno de sus márgenes, y por la autovía en el flanco contrario. Rodeamos el segundo puente sobre la autovía y seguimos en la misma dirección hasta el tercer puente; seguimos hasta la carretera, que une Otero de Sanabria y Triufé.
Localidad del municipio de Robleda-Cervantes y, aunque se tiene poca documentación sobre sus orígenes, se sabe que contó con un hospital de peregrinos en una casa que todavía se conserva en pie.
Pertenece a la Comarca de Sanabria, uno de los pocos lugares de la Península ibérica, en el cual podemos encontrar el esplendor natural de vegetación milenaria de robles, castaños, alisos, chopos, fresnos, abedules, tejos, acebos y frutos de todo tipo. Esta comarca, vive apegada a sus cultivos y a su ganadería en medio de lobos, corzos, ciervos, jabalís, zorros, tejones, gatos monteses, nutrias, jinetas y garduñas. Sobre todos los valles de Sanabria, vuela la esquiva águila real, junto con todas las aves que se puedan imaginar.
Cruzamos Triufé, pasando delante de su iglesia. Salimos de este pueblo por asfalto y, como no, llegamos para cruzar de nuevo la autovía y salir a la N-525. Caminamos unos seiscientos metros por su arcén hasta llegar a la rotonda donde está señalizado el desvío a Puebla de Sanabria, el final de etapa ya está a la vista.
Lo primero que buscamos a la llegada a Puebla de Sanabria es el albergue de Peregrinos.
El albergue Casa Luz es de carácter privado, y está situado en la entrada de la villa, antes de cruzar el río, por lo que está muy cerca de la zona de baño "La Chopera".
Es una casa grande rehabilitada con todos los servicios para el peregrino, un lugar acogedor y muy agradable.
He llegado a las 16:30 h. al albergue, en el encontré a un par de peregrinos que hacían el Camino a caballo, los conocí ayer a la entrada en Rionegro, pero continuaron hacia Mombuey, donde les tenían preparado establo para los caballos.
Esta villa se asienta a orillas de los ríos Tera y Castro, en la tierra zamorana de Sanabria. Destaca su patrimonio monumental, la actividad ganadera y agrícola y como centro de servicios.
La Comarca Sanabresa se localiza en el Noroeste de la provincia de Zamora, en la zona limítrofe con Portugal, Galicia y León. Es una zona montañosa, enclavada entre las Sierra de la Culebra, la Segundera y la Cabrera Baja.
Rica en hermosos paisajes y en una cultura tradicional que pervive. Persisten a su vez, valores geográficos de gran interés, huellas que han dejado los glaciares, como el Lago de Sanabria y las numerosas lagunas de la sierra, así como una flora y fauna muy especial y excepcionalmente variada. Junto a esta belleza y variedad natural, encontramos también una profunda cultura popular, claramente diferenciada del resto de las zonas limítrofes, crecida al amparo de este enclave natural único, y respaldada por una amplia historia de la cual podemos encontrar también, abundantes muestras a lo largo y ancho de la comarca.
El municipio se encuentra dentro de la Sierra de la Culebra. Esta Reserva Regional de Caza de 65.891 has. tiene su principal valor en la gran población de lobos que alberga (la concentración más alta de toda España entre 30 y 60 parejas según los años), aunque también es muy relevante la población de ciervos (más de 1.000) y corzos (unos 400), aparte de ser hábitat natural del jabalí, el gato montés, la garduña, el tejón, las águilas, los halcones y de otras numerosas rapazas.
El conjunto de la localidad constituye un auténtico bastión fortificado por el que han pasado infinidad de batallas. Su condición fronteriza ha hecho de ella una Villa que en la actualidad está declarada Conjunto Histórico Artístico. Nada más cruzar el río y adentrarnos en los que hoy constituye el Centro de la población, se advierte una empinada calle, en cuyas inmediaciones se encuentran las más austeras fachadas.
Las casas de esta localidad guardan aún el recuerdo de antiguos momentos de esplendor. Muestran estas construcciones una gran riqueza ornamental. Los blasones aparecen en sus fachadas, grandes modillones profusamente contorneados sustentan los aleros y algunas de las balconadas más hermosas de la Comarca. Los corredores son amplios y las galerías están casi siempre acristaladas. Además, los trabajos de rejería vienen a embellecer más aun estas ya de por sí atractivas construcciones.
Actualmente, la villa se beneficia del turismo que acude en busca de la paz, el pintoresquismo de su casco antiguo, su riqueza monumental y sus posibilidades de turismo natural, al margen de su buena ubicación para iniciar rutas y visitas a otros puntos de interés. Es un pueblo de montaña de trazado medieval con ese sabor especial que sólo saben transmitir los pueblos de montaña que han sabido conservar su arquitectura tradicional. Por eso no es sorprendente hallar las calles llenas de vida en el estío, y las balconadas de las casas llenas de flores. Si el atractivo monumental se ubica en la cima, en las calles de este reducido casco se puede gozar de la contemplación de magníficos ejemplares de arquitectura popular. En estas viejas calles abundan las edificaciones de aire señorial junto a otras con el encanto de la sencillez y bellos corredores de madera.
Sanabria aparece documentada desde el s. VII como parroquia sueva y ceca visigoda bajo el nombre de "Senapria". En el s. X la "Urbs Senabrie" es citada como referente territorial en los primeros diplomas del monasterio de San Martín de Castañeda.
En la cumbre del otero en el que se ubica la urbe se alza el magnífico castillo, edificado en el siglo XV por encargo de los condes de Benavente, señores de buena parte del reino de León. Destaca en él la inmensa torre del homenaje, que se protegía por un propio puente levadizo. Se le llama popularmente “el Macho”, y está rodeada por los muros defensivos, dominando una vista magnífica sobre el valle del Tera.
Aunque el Castillo significara a través de los tiempos un símbolo de guerra y posteriormente estuviera situada la cárcel del Partido Judicial, hoy en día, ya restaurada una parte, tiene para la población un significado diferente con instalaciones como: Sala de Exposiciones, Biblioteca Pública Municipal y Salón de Actos, que en conjunto constituyen la Casa de la Cultura de la Villa.
La Iglesia, bajo la advocación de Santa María del Azogue, situada en la parte más alta de la villa, junto al castillo, conserva de su fábrica románica los muros de la nave y dos portadas que se sitúan en ellos, todo ello fruto de la segunda mitad del s. XII.
Fue construida entre finales del siglo XII y principios del XIII, pero ha sido muy modificada en épocas posteriores. El templo consta de una sola nave, planta de cruz latina, crucero y cabecera La Virgen del Azogue es la patrona de Puebla de Sanabria y otorga este curioso nombre al templo, cuyos orígenes se remontan a un término árabe cuyo significado era mercado, indicándonos el uso mercantil que tuvo la Plaza Mayor. En el interior del templo se encuentra la Virgen de las Victorias, la más venerada. Además de otras imágenes religiosas y retablos barrocos, son dignos de admiración el órgano, el retablo mayor, las pilas bautismales labradas y los diferentes blasones de familias nobles del siglo XVIII.
La Virgen de las Victorias es la Patrona de la ciudad, en honor a ella se celebran las fiestas patronales en el mes de septiembre.
La Iglesia de San Cayetano, bellísima iglesia dedicada por entero a la Resurrección. Tanto el interior como la fachada principal incluyen constantes referencias a este motivo. Sobre el dintel de la puerta, puede verse un escudo que preside una imagen de la cruz tras la resurrección y un tema cuya traducción sería: Señor ponme como señal en tú corazón.
En el interior, a parte de la talla de San Cayetano, la iconografía está dedicada íntegramente a la Pasión y Resurrección de Cristo: La Virgen de la Soledad, el Nazareno, la Adoración del Huerto, Cristo atado a la columna, y como imagen principal, el Cristo resucitado.
La Capilla, fue construida a finales del siglo XVIII en memoria de Lucas García Ossorio, es de estilo barroco, con líneas rectas solo rotas por los rosetones traseros y delantero. El perfil de la fachada se corresponde a los modelos propios del barroco español y está rematado con un pequeño campanario y varios pináculos.
El Ayuntamiento es un atractivo edificio porticado, con sendas torrecillas a sus lados, situado en la Plaza Mayor. Esta edificación es de la época de los reyes católicos. Tiene cierta belleza, realzada por la sucesión airosa de las arcadas y la calidad de la piedra de granito. Su fachada es austera a la vez que elegante. De piedra sillería granítica de color claro, muestra dos pisos con arquerías de medio punto sobre pilares (cuatro arcos en el piso superior y tres en el inferior). Dos esbeltas torres con chapitel apiramidado flanquean el conjunto.
El rio Tera nace en la Sierra de Vigo, en la provincia de Zamora, en el término municipal de Galende, por encima del Lago de Sanabria. El lago es un ensanchamiento del río en lo que fue la antigua lengua de un glaciar y donde pueden observarse la morrena lateral y la morrena frontal. Desemboca en el río Esla a la altura de Bretocino. Sus afluentes son el río Negro (en la margen izquierda), el Regato Ilanes o río Truchas en la margen derecha a su paso por El Puente de Sanabria (o Mercado del Puente) y el río Castro (en la margen derecha) a su paso por Puebla de Sanabria.
El Parque Natural del Lago de Sanabria es el primer espacio natural protegido de Castilla y León (1978), siendo uno de los rincones de mayor atractivo de la provincia de Zamora, seguramente por ser un paraje singular y extraordinario por la riqueza de su flora, la gran diversidad de su fauna, la pureza cristalina de las aguas de uno de los pocos lagos glaciales de la Península Ibérica y con las perennes huellas que los hielos cuaternarios dejaron impresas en sus rocas, lección viva de morfología glaciar.
El Lago de Sanabria está situado en el Parque Natural del Lago de Sanabria, enmarcado en una cuenca exorreica donde el río Tera constituye el principal sistema hídrico de entrada y salida del sistema lacustre. Existen seis embalses en la cuenca hidrográfica del lago.
La altitud del parque varía entre los 997 metros en las orillas del lago, hasta los 2.124 metros del pico de Peña Trevinca. Constituye un lugar magnifico donde estudiar la acción de los glaciares sobre el terreno.
Desde comienzos del 2011, el lago cuenta con un catamarán eólico-solar, dotado con el equipamiento necesario para realizar recorridos didácticos y turísticos por el lago y facilitar la investigación subacuática. Las principales características del barco son: capacidad para cien personas, seis metros de manga y 19 de eslora, 20 paneles solares y cuatro generadores eólicos.
El barco, al que se accede desde Custa Llago, presenta una interesante novedad, consistente en ofrecer la posibilidad de disfrutar una visión subacuática, para aprovechar la existencia de aguas cristalinas, que no tienen mucha luz pero sí una gran transparencia que hace posible la interpretación bajo el agua.
Leyenda del Lago de Sanabria
Una de las leyendas más famosas, quizás por ser premonitoria de la catástrofe ocurrida en Ribadelago, es la que narra el origen del Lago. Cuentan que un buen día llegó a la aldea de Villaverde de Lucerna un peregrino pidiendo limosna, y al que nadie le atendió, salvo unas mujeres que estaban cociendo pan en el horno de este pueblo. Éstas se apiadaron del él, y le dejaron entrar en la sala del horno para que pudiera guarecerse del intenso frío y saciar su hambre con algo más de masa que pusieron en el horno. La masa que introdujeron en el horno creció tanto que finalmente el pan se salió del horno y, las mujeres, sorprendidas ante este hecho, escucharon de boca del peregrino, que resultó ser Jesucristo, el castigo que iba a implantar al pueblo ante su falta de caridad: inundaría la aldea, por lo que debían de huir de sus casas para refugiarse en el monte. Seguidamente el hombre clavó su bastón en el suelo diciendo:
"Aquí clavo mi bastón aquí salga un gargallón aquí cavo mi ferrete que salga un gargallete."
El agua brotó a borbotones anegando el pueblo de Villaverde, salvándose de las aguas tan solo el horno, que conforma hoy en día la pequeña isla que hay en el Lago.
Sigue contando la leyenda que los vecinos de los alrededores quisieron sacar las dos campanas de la iglesia hundida, empleando para ello a dos jatos que estuvieran bien alimentados. Sin embargo a uno de ellos le había ordeñado a la madre y no había podido mamar, derramándose parte de la leche ordeñada por el lomo del animal. Este finalmente no pudo sacar la campana del fondo del Lago y el bien alimentado le decía:
La campana que se hundía le decía a la otra que salía:
"Tú te vas, Verdosa, yo me quedo Bamba y hasta el fin del mundo no seré sacada"
Y esta es la campana que los hombres de bien pueden oír repicar desde el fondo de las aguas la noche de San Juan.
Orígenes de la Leyenda
En realidad, el origen de la leyenda puede buscarse en el año 1109, cuando un monje de la localidad francesa de Poitou llamado Aymeric Picaud, inició un viaje con el objetivo de acompañar al pontífice Calixto, Guido de Borgoña, en la peregrinación que éste iba a realizar a Santiago de Compostela. Al terminar el viaje, el monje Aymerico escribió un manuscrito en el que narraba las vicisitudes del viaje y que denominó el Liber Sancti Iacobi. El libro se hizo famoso y fue conocido en toda Europa con el nombre de Codex Calixtinus, y pasó a convertirse en una suerte de guía para viajeros a Compostela durante la Edad Media.
En el cuarto libro del Códice, conocido como el Pseudo Turpín (ya que Picaud atribuyó su autoría a Turpin, obispo de Reims en el siglo VIII), se cuentan las legendarias hazañas de Carlomagno en Hispania. Allí se dice que el Emperador sometió a más de cien ciudades en la península, de las que sólo tres opusieron una feroz resistencia, por lo que Carlomagno no sólo las destruyó al conquistarlas, sino que las maldijo, para que quedaran para siempre reducidas a ruinas. Dos de estas tres ciudades, Capparria (parece ser que la actual Ventas de Caparra, en la provincia de Cáceres) y Adania (parece ser que Idaña La Vieja, en Portugal), ya estaban en ruinas cuando Picaud compuso el texto; sin embargo es la tercera, Lucerna Ventosa, la que más interesa ya que es la que acabará dando el nombre a la ciudad legendaria sumergida en el Lago de Sanabria.