Vía de la Plata / Etapa 19 - San Pedro de Rozados > Salamanca



En esta jornada caminamos por tierras charras hasta la hermosa ciudad ciudad universitaria de Salamanca. Un final de etapa espectacular tras un trayecto poco llamativo. Los cuatro primeros kilómetros transcurren por una cómoda pista hasta Morille.

De San Pedro de Rozados salimos por la Avenida de los Comuneros, tras cruzar la carretera de Pedrosillo de los Aires y continuamos por una cómoda pista de tierra.

Tras unos 4 kilómetros llegamos a Morille, primera localidad intermedia de la jornada y punto de unión con la variante de Pedrosillo de los Aires.



Entramos por la Calle Salas Pombo, que atraviesa todo el núcleo hasta llegar a una plaza donde se encuentra el ayuntamiento de la localidad, junto a él el Monumento de la Maestra, a escasos metros se encuentra el albergue de peregrinos municipal.







La fundación de Morille se encuadra dentro del proceso de repoblación emprendido en la Edad Media por los reyes de León, quedando integrado en el cuarto de Peña del Rey de la jurisdicción de Salamanca, dentro del Reino de León, denominándose entonces "Moriel"(1)

Pequeña localidad de la comarca del Campo de Salamanca. En la localidad se celebra en el mes de abril la Fiesta de Los Comuneros, un evento anual que celebra la rica historia y tradiciones de la región castellano-leonesa durante los días 20, 21 y 23 de abril.

A las afueras del pueblo podemos visitar el Cementerio del Arte, también conocido como Museo-Mausoleo. Surge en 2005 por iniciativa de los artistas Domingo Sánchez Blanco y el fallecido Javier Utray. Este no es un cementerio al uso, sus entierros son de obras de arte de vanguardia.

Continuamos por la Calle Mayor , tras dejar atrás la población salimos a una pista de tierra rodeada de de terreno de cultivo. El terreno es abierto llegando a una pequeña laguna a nuestra derecha. Varios toboganes nos esperan hasta llegar a la primera cancela de la etapa, a partir de aquí el paisaje cambia considerablemente, nos internamos por una dehesa poblada de abundantes encinas que sombrean la vereda. La temprana luz de la mañana marcaba una hermosa estampa entre las hojas de las encinas, dejando pasar los dorados rayos de sol.


Transcurrido un kilómetro aproximadamente entramos en un bosque de encinas llegamos a las casas de Anseos, continuamos entre dos muros de piedra hasta cruzar un pequeño arroyo, a unos 150 m. llegamos a un cruce donde tenemos que girar a la izquierda 90º, entrando por otra cancela. Continuamos atentos a las señales que por momentos parecen desaparecer pero la flecha amarilla siempre está ahí, acompañándonos en el camino, más adelante nos encontramos con alguna que otra portela más.



Continúa así un bonito tramo por una zona de carrascas y encinas, una de los últimas que podemos saborear porque en breve veremos en el horizonte la ciudad de Salamanca, dejamos atrás la dehesa por un camino que nos lleva hasta casas de Aldeanueva. A partir de este punto el camino transita por una una cómoda y ancha pista, unos tres kilómetros acompañados de campos de cereal.
El siguiente como referencia es el desvío a Miranda de Azán. La localidad está a unos 200 metros fuera del sendero a la derecha. La pequeña localidad tiene bares, por si es necesario hacer una parada para descansar. Poco después del cruce, superamos el Arroyo de la Fuente de la Porra. Nos quedan algo menos de 10 kilómetros hasta el final.




Pasados 3 kilómetros de Miranda de Azán, llegaremos a un cruce de caminos, a la izquierda nos lleva a Aldeatejada, de frente es el camino correcto y nos lleva en leve ascenso hasta el Teso de la Zorrera. En su punto más elevado, lo corona una gran cruz amarilla, desde el altozano ya podemos divisar con claridad Salamanca.
En un panel informativo nos informa de que estamos en un lugar histórico, esta zona fue el escenario en 1812 de la Batalla de Arapiles, en la que los ejércitos español, portugués y británico se enfrentaron a las tropas invasoras francesas durante la Guerra de la Independencia Española.




Un kilómetros después llegamos hasta la A-66, la superamos por debajo y poco después repetimos la operación con la SA-20.
Llegamos a una rotonda. la pasamos de frente y bajamos unas escaleras que nos da acceso a un parque junto al Arroyo Zurguén. Al final, daremos con otra glorieta con una estación de servicio. Continuamos por la derecha por la Carretera de Fregeneda hasta dar al fondo con el Puente Romano sobre el Río Tormes.

El primer estudio que los romanos llevaban a cabo tenía que ver con la bajada del río, para identificar aquel lugar donde el agua tuviera descanso y pasara con mayor reposo. 
Curiosamente los estudios actuales demuestran que éste es el punto de acceso a la ciudad donde más sencilla y menos costosa resultaría la construcción de un puente.

Este puente se construye en el año 89, en época del emperador Trajano. Los romanos eran verdaderos expertos en el corte de la piedra y en su colocación, pues se basaban en el peso de la misma, como si de un puzle se tratase. Esta técnica era conocida como a “soga y a tizón” y les permitía no tener que utilizar argamasa para su unión; ni siquiera en los arcos, que se sujetaban por su propio peso.

Para prolongar la vida de sus puentes los romanos construyeron tajamares, bases en que apoyan los pilares y que tienen forma de proa de barco. Con ellos conseguían frenar el efecto directo de la corriente de agua sobre el pilar, que de no haber sido mitigado habría sido devastador para la piedra a lo largo de los casi 2000 años desde que fue construido.

Los nueve arcos más próximos a la ciudad pertenecen a la época de Trajano, y los restantes se deben a la ampliación de l540 y a posteriores modificaciones. En el año 300 antes de Cristo, Roma había conquistado toda Hispania. Salamanca, conocida como Salmantica, era una de las principales ciudades de paso de la Ruta de la Plata, que unía Mérida con Astorga.




Al final del puente nos encontramos con la escultura del “berraco” ibérico -toro que hay a la entrada del puente-, que estuvo treinta años sumergida bajo las aguas del río Tormes. Esta escultura se rompió en tres pedazos pero sólo pudieron rescatarse dos partes, quedando sin cabeza. 
En 1954, año del centenario del Lazarillo de Tormes, fue devuelta a su lugar de origen, donde había estado desde tiempo inmemorial.
Aquí comenzó en 1454 la historia del personaje más popular de la picaresca española, Lázaro de Tormes.

Desde este mismo lugar podemos disfrutar de la Iglesia de Santiago, que se encuentra junto al Puente Romano en la zona extramuros, se construyó en el siglo XII, en ladrillo, según el estilo románico-mudéjar, para ser la parroquia de los mozárabes. Según la leyenda fue construida por un miembro de la Familia Maldonado como una promesa por salir con vida de un enfrentamiento con los moros de Córdoba.

Cruzamos el Paseo de San Gregorio y entramos el casco histórico de Salamanca.



El albergue de peregrinos está cercano a la catedral,  junto al jardín de Calixto y Melibea. Si hemos llegado temprano tendremos que esperar, no abren hasta las 15 h.




La historia de Salamanca tuvo su origen en una aldea asentada en  el cerro de San Vicente sobre el río Tormes. Esto sucedió hace unos 2.700 años, durante la Primera Edad del Hierro, y desde entonces el lugar fue testigo del paso de vacceos, vettones, romanos, visigodos y musulmanes. La repoblación medieval fue llevada a cabo por Raimundo de Borgoña, yerno del rey Alfonso VI, que sentó las bases de una ciudad que tras ocho siglos acumulando arte y sabiduría ha llegado a convertirse, gracias sobre todo a su carácter universitario, en una de las capitales con mayor tradición cultural y esplendor monumental de todo el continente europeo (2).

Desde mediados del siglo IV a C. ya se puede hablar de la antigua ciudad celtibérica de Salmantica. Protegido por una muralla de piedra, aún se conservan algunos fragmentos en varias calles  del casco antiguo, el castro presentaba una marcada estructura urbana y estaba dentro de la zona de influencia de dos singulares pueblos prerromanos: vacceos y vettones. Precisamente a estos últimos se les debe atribuir la autoría del Toro del Puente, escultura zoomorfa que ha acabado convertida en uno de los más conocidos de Salamanca (3).

Ciudad Romana

En el año 220 a.C., los casi cinco mil habitantes de la Salmantica prerromana asistieron al asalto protagonizado por el general cartaginés Aníbal Barca, acompañado por un exótico escuadrón  de cuarenta elefantes. Este acontecimiento, que supuso para la ciudad su entrada en la historia, fue  el anuncio de una no muy lejana conquista romana.

A partir de mediados del siglo I a C., los romanos convirtieron Salmantica en una poblada civitas y un estratégico enclave dentro del trazado de la Vía de la Plata.

Para facilitar el paso de esta calzada (que comunicaba Mérida y Astorga), los ingenieros romanos construyeron un largo puente, que aún hoy sigue salvando las aguas del Tormes. La ciudad, que pertenecía a la Lusitania, llegó a alcanzar la categoría de municipio (4).

Comenzamos nuestra visita a esta Ciudad Patrimonio de la Humanidad.

Un paseo por la Plaza Mayor y observar los detalles de sus medallones. Después nos acercamos a la Universidad, en la que se pueden visitar estancias únicas como la biblioteca antigua o los claustros (5).



Frente a la Casa de las Conchas, hoy biblioteca pública, encontramos la Universidad Pontificia y la iglesia de La Clerecía; desde las torres de La Clerecía podemos descubrir una panorámica espléndida de la ciudad. Esta zona está transitada por multitud de estudiantes que acuden a clases en alguna de las facultades del centro de la ciudad. Abundan los cafés y librerías. Una visita también merece el Palacio de Monterrey, es uno de los mejores ejemplos de la arquitectura civil del renacimiento español y máximo exponente del Plateresco (6).


Continuamos el paseo con la visita a las catedrales. Después completamos esta visita con la subida a las Torres Medievales de la Catedral. Es uno de los lugares imprescindibles porque nos ofrecen vistas únicas de los templos y de la ciudad. En verano las visitas se pueden hacer también por la noche, "impresionantes" (7).




Huerto de Calixto y Melibea. El amor, la pasión, la vida y la muerte. La complejidad y la grandeza del alma humana y sus relaciones. El pozo, el paseo, el jardín, son imágenes para recitar a media voz, para el encuentro, los mensajes (8).




Referencias:
(1) - Mínguez, José María (Coord.) (1997). Historia de Salamanca. II Edad Media. Salamanca: Centro de Estudios Salmantinos. Pág. 322
(2)(3)(4)- Ayuntamiento de Salamanca - Historia - http://www.aytosalamanca.es/es/tuciudad/historia/
(5)(6)(7)(8) - Oficina de Turismo de Salamanca - https://salamanca.es/es/

Vía de la Plata / Etapa 18 - Fuenterroble de Salvatierra > San Pedro de Rozados



Como siempre la mochila lista desde el día anterior, así evitamos despertar a los compañeros que necesiten descansar un poco más. Después del desayuno, nos atamos bien los cordones de nuestras botas, nos echamos la mochila a la espalda y comenzamos a caminar, hoy nos espera un nuevo horizonte, uno que alcanzaremos con sacrificio y entrega.


Entre Fuenterroble y San Pedro de Rozados no hay poblaciones intermedias, tampoco encontraremos fuentes de agua, así que conviene aprovisionarse bien antes de comenzar la jornada, algo de alimento para recuperar energía y sobre todo agua, lo aconsejable es llevar al menos 2 ó 3 litros de agua.

Quién no pueda o quiera caminar los casi 30 km tiene la opción de tomar una variante algo más corta hasta Pedrosillo de los Aires, a 18 km. La población cuenta con albergue, bar y tienda. Para tomar esta alternativa tendrán que tomar el desvío antes de subir al Pico de la Dueña, está bien indicado.

El tramo más exigente de la etapa de hoy es alcanzar la cruz de Santiago en el Pico de la Dueña, con una altitud de 1.147 m, el punto más alto de la Vía de la Plata.

Hay que mencionar que en el Inventario de la provincia de Salamanca, dentro del término municipal de Casafranca, está registrado un asentamiento fortificado de época romana, ubicado en el cerro de Monreal, desde el cual se visualiza un extenso territorio atravesado de sur a norte por la calzada, que  discurre a unos 2 kilómetros al este del mismo. La función de este asentamiento, al igual que la del fortín de La Calzada de Béjar, sería la de vigilar y controlar el paso de la Vía de la Plata.

Después de Fuenterroble el antiguo camino romano discurre a la par que la Cañada Real por una zona llana y abierta. Un hermoso camino de pista ancha pista rodeada de dehesas. Nuestra vista siempre puesta en el horizonte, poco a poco nos acercará a la Sierra de Herreros o de La Dueña, donde ascenderemos no con poca dificultad hasta el Pico de la Dueña.


Comenzamos a dar nuestros primeros pasos para salir de la localidad por la calle Conejal, nos lleva a la carretera DSA 230 y esta a la carretera SA-212. Tras unos 1.300 metros dejamos el asfalto por una amplia y cómoda cañada que nace a la derecha de la carretera (Km 1,6 de la etapa).

Un tramo muy agradable y cómodo, en nuestro horizonte la Sierra de Frades. Caminaremos por una cañada ancha, la delimita unas vallas a ambos lados del camino. Tras un kilómetro llegamos a un cruce de camino con una gran cruz de madera (km 3 de la etapa). Pronto llegamos a los primeros miliarios de la jornada, a nuestro paso saldrán un buen número durante la jornada. 



La Asociación ACASAN -Amigos del Camino de Santiago- llevó a cabo la recolocación en la calzada a mediados de los años noventa de dos fragmentos miliarios que estaban tirados en una escombrera de Fuenterroble de Salvatierra.


Cercas de alambre delimitan la anchura de un cordel sin apenas arbolado. Transcurridos unos 6 km de etapa llegamos hasta un tramo delimitado de calzada romana bien visible. El camino romano mantiene en la mayor parte del tramo una alineación bastante recta y suavemente elevando sobre el terreno circundante, formando un lomo tan característico como identificativo. Una pequeña parte de este trazado lo hace en terraplén, elevado sobre el terreno que lo rodea, (visible sobre todo en la milla 154) alcanzando altura de más de un metro. Esto ha provocado un proceso de erosión que en algunas zonas ha puesto al descubierto su estructura, como los bordillos laterales, visibles en alguno de los tramos. Trabajos recientes han permitido recuperar y hacer visibles algunos tramos de la calzada original.

Miliario en la milla 154 
En la milla 154 se han recolocado tres fragmentos de columna miliaria que se encontraban reutilizados en el puente de Palacios de Salvatierra, integrado en un solo ejemplar de 2,70 m de altura.

Unos trescientos metros más adelante alcanzamos el arroyo de Navalcuervo, habitualmente sin agua, en caso de llevarla hay un bloque de piedra que nos ayudará a superarlo.




A partir de aquí, comenzamos a subir, entramos en una zona más frondosa de encinar donde se alza una cruz de madera y una zona de descanso. Tras el tramo boscoso llegamos a un nudo de caminos, hay que estar atento a las flechas que nos llevan al norte. Superamos otra cancela (km 8,7 de la etapa) continuamos ascendiendo por un camino algo desdibujado y en ascenso, nos saldrán varios cruces de caminos, atentos a las flechas amarillas.





Tras un cruce comienza una pista con buen piso, la abandonaremos pronto nos desviamos a la izquierda por un sendero, tras 500 m llegamos a un paso canadiense (km 11,3 de la etapa). En este punto tenemos que decidir si tomar el camino por Pedrosillo de los Aires o continuar hasta San Pedro de Rozados superando antes el Pico de la Dueña.


El camino por Pedrosillo de los Aires es menos transitado por los peregrinos a pesar de ser el menos exigente y más fiel con el trazado de la antigua calzada romana. Si estás muy cansado quizás sea esta la mejor opción. A partir de Pedrosillo continúa por Monterrubio de la Sierra y conecta con el camino oficial en Morille. Una alternativa algo más corta, unos 2 Kilómetros, también menos exigente pero mucho menos atractiva y con bastantes kilómetros sobre asfalto.


Nosotros tomamos el trazado más atractivo que nos llevará hasta San Pedro de Rozados. Soy de la opinión que hacer esta larga travesía exige esfuerzo, uno que tendrá su premio, y este no es otro que llenarse el alma de momentos mágicos y tan espectaculares como subir hasta la cruz del Pico de la Dueña . 

La ascensión al Pico Dueña es el tramo más exigente de la jornada, la cota más alta desde que partimos de Sevilla, 1.165 metros.
Comenzamos el ascenso con una cuesta algo empinada, no es pista sino un sendero definido por el paso continuo de peregrinos, en ocasiones inapreciable. Estamos rodeados de un bello paraje con una presencia abundante de vegetación. Tras unos 2 km desde el comienzo del ascenso llegamos hasta los aerogeneradores, los tendremos siempre a la izquierda. Seguimos en ascenso unos 2,5 km más hasta que a nuestra izquierda aparece el Pico de la Dueña, lo corona la cruz de Santiago sobre un mástil de madera (km 15 de la etapa).






Peregrino, cuando tu camino te lleve hasta el Pico de la Dueña, no dudes en subir hasta la Cruz de Santiago que corona el alto. A sus pies, encontrarás la compañía de un peregrino, el guardián de su cruz y protector de peregrinos.

Un 27 de septiembre de 1997, la Cruz de Santiago fue llevada desde Fuenterroble de Salvatierra sobre el eje de un carro tirado con sogas durante unos 16 km, su destino, la cumbre del Pico de La Dueña (1.170 m sobre el nivel del mar).

Más de 200 personas se unieron y colaboraron para lograr esta memorable hazaña, muchas venidas desde todos los puntos de la península y también desde lugares tan lejanos como Alemania, Inglaterra, Francia y Portugal. 

Ese día, recién estrenado el otoño, la niebla, la lluvia y un enorme peso de carga planteaban una difícil y dura empresa. Subir la cruz hasta lo alto del Pico de La Dueña entrañaba una enorme dificultad debido a sus 750 kg de peso entre el mástil y la cruz. Para ello se necesitaba reunir el esfuerzo de todos y salir victoriosos de cualquier adversidad. La dificultad del terreno, sobre todo en su tramo de ascenso, se convirtió en toda una heroicidad, pero no hay nada que con esfuerzo y constancia no se pueda alcanzar. Todos empujaban y tiraban de las sogas a una, poco a poco, metro a metro... hasta conseguir que la Cruz de Santiago lograse coronar el alto del Pico de la Dueña.

Gracias a esta memorable hazaña en la que todos sumaron sus ilusiones y esfuerzos, la cruz de Santiago se alza hoy majestuosa bajo el cielo de Castilla. Así, las alturas de este roquedal "de la Dueña", ofrecen al peregrino un bello y amplio paisaje; convirtiéndose en un lugar mágico y espiritual; uno de los hito más relevantes y queridos de este trascendental Camino de la Plata.

La Cruz de Santiago es obra de un artista de la forja y peregrino, Salvador Castellano Veloso (Zafra -Prov. Badajoz). Cruz de forja de 1´5 m.

El mástil, de madera y de 11 m aprox. fue diseño por el artista y diseñador salmantino Vicente Sánchez Pablos (que nos dejó tristemente en 2015). Fue Socio de honor de Ciudadanos por la Defensa del Patrimonio y muchos años presidente de ACASAN (Asociación de Amigos del Camino de Santiago de Fuenterroble de Salvatierra).

El peregrino, obra de Diego M. Muñoz Hidalgo, escritor, historiador, artista y fundador de los Amigos de la Vía de la Plata.

El peregrino del Pico de la Dueña

El día anterior a la celebración del Día de Santiago de 2014, Diego M. Muñoz Hidalgo, subió hasta el Pico de La Dueña, con brocha y pintura negra y pintó el peregrino, su lienzo, una gran roca de granito de más de 2 metros de altura y cortada por la mitad.

Este dibujo es también el logotipo de la Asociación de Amigos del Camino de Santiago-Vía de la Plata de Fuenterroble de Salvatierra (ACASAN), que dirige el infatigable Padre Blas Rodríguez.

Un 2 de agosto de 1994, Diego caminaba junto a su tío carnal Salvador Castellano Veloso, autor de la cruz de Santiago (ambos de Zafra -Prov. Badajoz). Entre ellos surgió la idea de elegir este emplazamiento del "Pico de La Dueña" como el lugar donde crear hitos en este Camino de peregrinación recién recuperado tras siglos de olvido. 

Seguimos con la tradición y subimos hasta la cruz. Haber llegado hasta aquí no es cualquier cosa, ya llevamos 18 días de Camino, disfrutar de estas hermosas vistas es todo un privilegio, un premio merecido a tanto esfuerzo y fatiga, estamos en la cota más elevada de la Vía de la Plata, 1.165 metros.




El descenso es algo brusco, tiene algunas rampas muy pronunciadas, pero por suerte no es demasiado largo. Ya abajo, llegamos hasta una carretera local (km 16 de la etapa). Continuamos por ella, no suele haber tráfico pero hay que ir atentos, pasaremos junto a la dehesa La Dueña, donde se crían toros de lidia. No en vano estamos en el campo charro, comarca salmantina famosa por sus ganaderías.



Tras algo más de 800 metros tendremos la ocasión de cambiar el asfalto por un sendero a nuestra izquierda, caminaremos por él y paralelos a la carretera unos 4 km. Volveremos a ella sin remedio para cruzar el puente sobre el arroyo Mendigos. Doscientos metros más adelante se encuentra la finca Calzadilla de Mendigos, cuna de la ganadería brava Montalvo. Lugar con encanto, que invita al descanso y donde el miliario de la milla 164 nos recuerda donde estamos (Km 21,3 de la etapa).




Continuamos por el asfalto de una carretera sin arcén, sin sombra, lo positivo es que apenas veremos vehículos. Pronto tenemos la posibilidad de tomar un sendero paralelo a la carretera. Este es un tramo algo monótono que va en ascenso y que pondrá a prueba nuestra paciencia. Saldrán a nuestro paso la presencia de varios viejos miliarios. Tras unos tres kilómetros con algunas subidas llegamos a una zona en descenso, a partir de un miliario incompleto junto a una encina (km 24,3 de la etapa) continuamos por un camino sin sombra alguna, la carretera continúa como referencia a nuestra derecha. Tras kilómetro y medio nos desviarnos a la izquierda por un camino que sube a una loma, una vez arriba el camino desciende ya con la presencia de San Pedro de Rozados abajo. Entramos en la pequeña localidad por asfalto, después de un parque infantil tomamos la calle Rodera donde nos encontramos con uno de los alojamientos de la población, se trata de el Hotel Rural VII Carreras, también el único lugar de comidas de la localidad. Al final de la calle giramos a la izquierda por la Av. Comuneros hasta la iglesia Parroquial de Santa María de los Rozados, nuestro final de jornada de hoy (Km 28,2).





Próximo a la capital salmantina se encuentra este pequeño y pintoresco pueblo de casas blanqueadas que se aprietan unas con otras como si quisieran protegerse de los extremos climatológicos de la tierra.
Lo más interesante es un pequeño campanario de cierto valor artístico, que ha sido restaurado con gran acierto.
La legendaria Iglesia de San Pedro del siglo XVII construida en piedra, y dedicada a San Pedro con su gran portón de madera y su campanario todavía hoy funcionando de forma manual, junto con una bonita espadaña de cuatro cuerpos.


La fundación de esta pequeña población salmantina se remonta a la repoblación efectuada por los reyes de León en la Edad Media. En aquella época los reyes de León decidieron hacer la repoblación de estas tierras, donde se ubica el pueblo y la iglesia, que data de 1647.

Sus campos de encinas y ganado conviven en un hábitat único que durante muchos años se ha caracterizado por el latifundio. Muchos de los hierros de mayor prestigio en la ganadería brava tienen su lugar en este municipio

Durante años la prosperidad vino de la mano de las minas de estaño y ,sobre todo, de scheelita. Minas en galerías y a cielo abierto. San Pedro llegó a tener mas de mil habitantes, tres salones de baile, bares, tiendas, etc. Era un pequeño Centro comarcal de servicios para los pueblos de su entorno.
Hasta que el precio del mineral bajó y las minas dejaron de ser rentables. Se cerraron dejando a muchas personas con silicosis y sin oficio al que recurrir, un paisaje lunar y una despoblación galopante.
Hoy, los enormes calveros se han llenado de agua y se han convertido en lagunas donde cientos de aves descansan en su obligado peregrinaje estacional. Un paraíso para los ornitólogos.

En la localidad hay 2 Albergues y un Hotel Rural que ofrecen al peregrino el deseado descanso. De hecho, lo de Rozados dicen que viene de “ rozaduras “, de esos pies lastimados de los peregrinos por los muchos kilómetros de andadura. 
Salamanca está ya a tan solo 22 km. Ya queda poco

La iglesia de San Pedro
Iglesia que data del siglo XVII. Está constituida por un frontal de piedra sobre el cual se levanta la espadaña con doble fila de arcos. Su retablo mayor, precioso y digno de contemplar, (1720-1730).

A la derecha del retablo mayor se encuentra Santa María de los Rozados, de ahí el nombre del pueblo. San Isidro, con sus bueyes y la Virgen de la Soledad, que sale en procesión en Semana Santa, luciendo el manto negro bordado a mano por las mujeres del pueblo.