EL CAMINO DE SANTIAGO
Una experiencia vital
Una ruta de peregrinación que conduce al peregrino al santuario de un apóstol de la cristiandad, Santiago el Mayor.
Los orígenes
En una noche estrellada de hace mas de mil años (820 aprox.) un eremita de nombre Paio, localizó en el bosque sagrado de Libredón, un primitivo enterramiento, en el se encontraban las tumbas del apóstol Santiago el Mayor y sus discípulos Teodoro y Atanasio. En aquellos entonces reinaba en el cercano reino de Asturias el rey Alfonso II, que tras la buena nueva mandó edificar el "locus Sancti Iacobi”, el lugar sagrado para venerar sus restos. Una pequeña iglesia como piedra angular de la actual catedral y de la ciudad de Santiago.
Desde entonces las huellas de peregrinos de todo el mundo van haciendo camino, desde el norte, este y sur, todos buscando un mismo horizonte, el que guarda el sepulcro del Apóstol de la Cristiandad: Santiago el Mayor.
En la actualidad los motivos que llevan a una persona a sumergirse en esta extraordinaria experiencia no son tan solo los de la fe, va mucho más allá, tantos como peregrinos pisan el camino de Santiago.
El Camino que une Roncesvalles con Santiago de Compostela es el itinerario más frecuentado de las peregrinaciones jacobeas, es conocido como el Camino Francés. Pero no es el único, existen otros muchos Caminos en la Península Ibérica que también nos llevan a Santiago de Compostela. En el sur, desde Andalucía parten caminos de cada una de sus provincias, Caminos Mozárabes de Santiago todos ellos. El más transitado es el de la Plata, columna vertebral de todos los caminos mozárabes del sur peninsular.
La conocida como Vía de la Plata tiene su comienzo en Sevilla, el inicio de esta gran travesía cargada de historia, ciudad que espera siempre paciente a los peregrinos que comienzan en la Vía Augusta, el Camino Jacobeo mas al sur de Europa y que tiene su inicio en la ciudad de Cádiz.
Ya en tierra extremeñas el Camino de la Plata acoge en Zafra a los peregrinos que llegan desde el Camino del Sur provenientes de Huelva. Un poco más al norte, en la Emérita Augusta (Mérida) se van sumando los peregrinos del Camino Mozárabe, proveniente de Almería, Granada, Jaén, Málaga y Córdoba.
Ya en tierras de Castilla, la ciudad de Zamora concede al peregrino dos alternativas para continuar su Camino de Peregrinación a Santiago: continuar hacia el norte por la Vía de la Plata o tomar rumbo oeste y adentrarse en Portugal para enlazar con el Camino Sanabrés en Verín. A esta variante se le denomina Camino de la Plata Portugués o Camino de Bragança, una antigua ruta jacobea histórica que unía las poblaciones de Zamora con la de Verín y que se adentra en Portugal por tierras de Tras Os Montes hasta su capital, la ciudad amurallada de Bragança.
La Concha Peregrina
En la actualidad desde que damos nuestro primer paso todos colgamos de nuestra mochila una concha de vieira, pero en la antigüedad no fue así. En aquel entonces la concha era tan solo portada por aquellos peregrinos que ya habían finalizado su peregrinación a Santiago de Compostela y que ya estaban de regreso a su lugar de procedencia. Esta recibía el nombre de “Pecten Maximus” y simboliza la generosidad, una virtud que desde el momento en que había alcanzado el final del Camino, debería acompañarle el resto de sus días. La concha de venera (vieira) significa una mano abierta, que simboliza la generosidad. Esta virtud también se alcanza hoy en día, ya que quién ha vivido la experiencia de sentirse peregrino a Santiago de Compostela nunca vuelve a ser el mismo, el CAMINO les cambió para siempre.
La Flecha Amarilla
La encontrarás en los lugares más insospechados... pintadas con brocha gorda sobre mojones, muros de piedra, postes de luz, troncos de árboles, piedras, latas, puertas, fuentes, asfalto... una sencilla flecha amarilla que será tu más fiel compañera de camino y que buscarás cuando te encuentres desorientado, dubitativo o perdido.
Realizada con pintura barata de un modesto amarillo, sencilla como el mismo peregrino que las pinta, la única que se mantiene fiel a su cometido, ser la estrella que lleve al peregrino a su deseada Ítaca, Santiago de Compostela.
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Para ver la primera flecha amarilla pintada en el Camino hay que remontarse al siglo pasado, al año 1984, mucho antes de que el Camino de Santiago que hoy conocemos estuviese en boca de todos y se pusiese tan de moda.
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En aquellos años había un sacerdote en Galicia, el padre Elías Valiña Sampedro. En aquella época los peregrinos no eran muchos, pero a veces su hospedería en O Cebreiro se hacía pequeña, entonces acondicionaba algunas pallozas con paja por el suelo para poder alojar a más gente, en aquellos tiempos el peregrino rogaba al cielo por un refugio donde pasar la noche, cualquier chamizo era un buen lugar para su descanso.
Cuando Don Elías se hizo cargo de la parroquia de "O Cebreiro" inició las gestiones para conseguir la restauración de la iglesia, la hospedería y el poblado, en aquellos tiempos en peligro de extinción.
Los peregrinos que se sentaban junto a él en la mesa de la parroquia de O Cebreiro solían tener la misma queja: era demasiado fácil extraviarse en el Camino, haciéndoles perder a veces jornadas enteras. El cura de O Cebreiro, como le gustaba que le llamaran, se propuso solucionar este problema señalizando los senderos originales de las rutas jacobeas, entonces prácticamente olvidados.
A principios de la década de los ochenta comenzaban a llegar las carreteras a Galicia y el padre Elías le pidió ayuda a las empresas constructoras, estas le dejaron a un bajo precio restos de pintura amarilla sobrante de las obras de señalización. Tenía un firme propósito, acabar con los problemas de señalización del Camino de Santiago, cargó los botes en su viejo "dos caballos", y se dio a la tarea de marcar con flechas amarillas el Camino. Así recorrió incontables veces los 800 kilómetros que median entre Finisterre y los Pirineos, y luego también los caminos de Francia, y la gente podía verlo mientras acarreaba botes de pintura amarilla por la carretera, pintando flechas y sumando voluntarios a la causa.
Hoy en día parece que este generoso símbolo pintado con brocha por un peregrino es demasiado sencillo e insignificante para unas autoridades que solo conocen del Camino los ingresos que aportan los peregrinos a sus arcas municipales. Por lo que parece la sencillez de su factura no está a la altura de las expectativas de su reclamo turístico. Unos y otros han "engendrado" una señalética "mas adecuada", "mas acorde" a los gustos de sus clientes, los turistas de Camino.
Desde aquí reivindicamos como Patrimonio del Camino a nuestra flecha amarilla, un legado a preservar y que simboliza la sencillez y generosidad de nuestra naturaleza humana. Una que da sin esperar nada a cambio, que trabaja para los demás como vocación. Rechazamos la señalética institucionalizada que solo persigue conducir al peregrino a objetivos turísticos.
Peregrino, cuando una flecha amarilla te devuelva la sonrisa elévala hacia el cielo y grita bien fuerte.
¡¡¡Ultreia Cura de O Cebreiro !!!
La Credencial y la Compostela
La credencial es sólo para los peregrinos a pie, bicicleta o a caballo, que desean hacer la peregrinación con sentido cristiano, aunque sólo sea en actitud de búsqueda. La credencial tiene el objetivo de identificar al peregrino; por eso la institución que le presenta deberá ser una parroquia, cofradía, diócesis, asociación de Amigos del Camino de Santiago, o cualquier institución cristiana relacionada con la peregrinación. La credencial no genera derechos al peregrino. Tiene dos finalidades prácticas:
1) el acceso a los albergues que ofrece la hospitalidad cristiana del camino.
2) servir como certificación de paso para solicitar la “Compostela” en la Catedral de Santiago, que es la certificación de haber realizado la peregrinación.
La “Compostela” se concede sólo a quien hace la peregrinación con sentido cristiano: devotionis affectu, voti vel pietatis causa (motivada por la devoción, el voto o la piedad) Y además se concede sólo a quien hace la peregrinación hasta la llegar a la Tumba del Apóstol, realizando íntegramente, al menos los 100 últimos kilómetros a pie o a caballo, los últimos 200 Km en bicicleta o 100 millas náuticas y últimos Km a pie.
¿Cómo se utiliza?
La Credencial contiene casillas para ir sellando a lo largo de la ruta de peregrinación. Los sellos se consiguen normalmente en los lugares donde duermen los peregrinos, como los albergues, pero también se pueden obtener en parroquias, monasterios, catedrales, hostales, ayuntamientos y otros lugares.
Que necesito llevar al Camino
En verdad muy poco. para realizar esta experiencia vital como peregrino necesitas bien poco, comencemos por lo principal:
La Mochila
Utilizar mochilas cómodas, impermeables, ligeras que no superen los 8 kilos de peso en invierno y los 6 en verano, es fundamental para evitar posibles lesiones a la hora de realizar largas caminatas.
La sujeción de la mochila es muy importante para evitar tanto la acumulación del cansancio como la excesiva carga en la espalda y los hombros. Para aquellos que no estén muy acostumbrados a llevar una mochila a la espalda sería conveniente que atiendan al siguiente consejo:
Para que la mochila esté correctamente sujeta, primero aflojamos al máximo las cintas que se cuelgan a los hombros. Después desplazamos la cinta de la cintura a la altura del hueso de la cadera, teniendo en cuenta que una vez bien apretada nos sea posible tocar con los dedos el hueso por encima de la cinta. Apretamos fuerte esta cinta de la cadera y ajustamos las cintas de los hombros sin tensarlas, de tal forma que podamos poner sin dificultad los dedos entre estas cintas y el cuerpo. De esta forma conseguimos que la mayor parte del peso de la mochila se cargue directamente sobre las piernas, liberando considerablemente la espalda y los hombros.
A la hora de hacer nuestra mochila hay que ser muy metódico. Lo más indicado será ir colocando el material en la mochila separado de forma funcional con bolsas de plástico (que no hagan ruido para no molestar a los compañeros de albergue), colocar las más pesadas en la parte inferior, de este modo mejoraremos el punto de equilibrio. Nos resultará más cómodo disponer las cosas de tal forma que siempre tengamos a mano; así no será necesario descargar y cargar la mochila cada vez que queramos beber, hacer una fotografía etc.
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Recuerda siempre la regla de oro:
todo lo que llevas, pesa.
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- Un par de botas o zapatillas de trekking (según preferencias)
- Unas chanclas para la ducha (por razones de higiene)
- 2 Camisetas (Una para caminar y otra para visitar el pueblo
- 2 Pantalones (uno largo y otro corto) o uno reconvertible
- 2 Pares de calcetines.
- 2 Piezas de ropa interior
- 1 forro polar por si la noche es fresca.
- 1 Capa con mangas para la lluvia o chubasquero.
- Un gorro para protegerte del sol
- Una gafas polarizadas
- 1 Saco de dormir
- 1 Toalla para la ducha
- Artículos para la higiene (lo indispensable, en pequeño formato a poder ser)
Otros objetos necesarios
Un buen bordón o palos de trekking. No solo para que nos sirva de apoyo, es infalible en caso de necesidad, a veces nos encontramos con algunos animales poco amistosos.
Lo encontrarás en Asociaciones de Amigos del Camino y en algunas poblaciones que te saldrán al paso. En la Vía de la Plata, son muy apreciados los realizados en Baños de Montemayor. También está la opción, mi preferida, una buena rama caida de algún árbol, si tienes paciencia la encontrarás.
Otros objetos que son Imprescindible en nuestra querido Camino de la Plata es el sombrero, a poder ser de ala ancha, será nuestro mejor aliado ante el sol de justicia. También una navaja multiusos, unos tapones para los oídos para evitar en lo posible los conciertos nocturnos de ronquidos y como no, la documentación necesaria (D.N.I., tarjeta sanitaria, tarjeta de crédito y por supuesto la credencial de peregrino).
No es conveniente llevar demasiado dinero encima, lo aconsejable es lo necesario para varios días e ir reponiendo con la tarjeta bancaria cuando lo consideres necesario.
El botiquín
Solo lo imprescindible para primeros auxilios, en la mayoría de las localidades encontrarás una farmacia con lo que necesites si surge cualquier problema.
Pero si eres de los que le gustan "los por si acaso" te recomiendo lo imprescindible:
- Analgésicos: aspirina o paracetamol.
- Unas tijeras de colegial de punta redonda, pesan muy poco pero cortan muy bien.
- Aguja de coser e hilo para las ampollas.
- Gasas esterilizadas para la limpieza de heridas.
- Esparadrapo
- Un botecito de Yodo.
- Crema de protección solar
- Vaselina (para aliviar rozadura en nalgas o pies).
La higiene en el Camino
El neceser ha de incluir todo aquello que utilizas en su vida diaria, pero eso sí, reducido a la mínima expresión: los enseres propios de cada sexo, cepillo y pasta de dientes, una pastilla de jabón -para el aseo personal pero, también, para la ropa-, pinzas para colgar la ropa o imperdibles que pueden prestar un gran servicio, cortauñas. Sin olvidar llevar siempre un rollo de papel higiénico.
La alimentación
La mayoría de albergues cuentan con cocina y menaje. De todos modos encontrarás bares y restaurante en la mayoría de poblaciones.
El agua es imprescindible. En el Camino de la Plata las fuentes brillan por su ausencia por lo que hay que ser precavido y llevar agua suficiente para cada jornada.
En época de calor extremo (verano) lo aconsejable es llevar contigo unos tres litros.
Mientras caminas procura beber a sorbos pequeños y de vez en cuando. La toma de alimentos ligeros y energéticos te ayudarán a prevenir posibles "pájaras".
Las primeras etapas
Moderadas, hay que tomárselo con calma, tanto en distancia como en ritmo para ir acostumbrando el cuerpo al Camino. Los primeros días son los más delicados, y es normal padecer dolores musculares, especialmente en las piernas, espalda y hombros, sobre todo si no estás acostumbrado. No te desanimes, nuestro cuerpo pronto se habitúa al esfuerzo.
Realizar una sencilla tabla de estiramientos antes y después de la caminata.
Esta es la forma de minimizar riesgos de afecciones tanto en músculos, como en articulaciones, especialmente rodillas y caderas. Muchos no son conscientes de que van a someter a su cuerpo a una dura prueba diaria, especialmente los primeros días.
Estos ejercicios de calentamiento son muy aconsejables para aquellas personas que se lanzan al camino acostumbrados a una vida sedentaria.
El calzado
Unas botas de gore-tex resistentes al agua y al barro o bien unas botas ligeras de trekking. Aparte del calzado que se utiliza en el camino, conviene llevar unas chancletas ligeras para usarlas una vez finalizada la etapa, es conveniente airear/refrescar nuestros pies. También son muy necesarias para la ducha, estas nos evitarán posibles problemas de hongos, fáciles de coger en duchas comunitarias.
Tan importante como elegir un buen calzado de calidad es acostumbrarse a él, adaptarlo con antelación a tus pies al menos un mes o dos antes de comenzar tu peregrinación. En dos palabras "dormir con el calzado".
El mejor consejo es NO UTILIZAR NUNCA CALZADO NUEVO EN EL CAMINO.
Es muy importante que lleves un buen calzado y que este no sea para estrenarlo en el Camino. Si te decides por las botas y no sabes mucho sobre el tema te aconsejo que veas este enlace, te ayudará a elegir el adecuado.
Los Calcetines
Calcetines de materiales absorbentes y lo suficientemente altos como para protegerte de las posibles rozadura del calzado. Elige la talla adecuada, las arrugas y los movimientos de la tela pueden causar ampollas. Personalmente aconsejo unos calcetines técnicos para trekking o montaña, especializados para largas caminatas. Además de protección, ventilación, anti deslizamiento y reforzamientos en lugares específicos, son el mejor de los consejos para evitar las temidas ampollas.
Los podrás encontrar en tiendas especializadas de senderismo.
Las Ampollas
¿Por qué salen?
La aparición de ampollas en nuestros pies se debe a varios motivos, suelen aparecer causadas por el roce o la presión en la bota. El sudor suele ser el la cerilla que enciende la mecha, puesto que la piel se reblandece y es más fácil que se levante, resultado: ampolla al canto.
¿Cómo prevenirlas?
El mejor modo ya lo he citado, un buen calzado echo al pie y muy importante no llevar al camino los calcetines habituales de cualquier calzado, los adecuados son aquellos que están diseñados para largas caminatas. Invertir en unos buenos será vuestra mejor compra.
El mejor consejo para cuando hacemos caminatas muy largas en parar a descansar a mitad de camino (con media horita es suficiente). Se aconsejable descalzarse y masajear un poco los pies, al airearlos eliminaremos el exceso de humedad.
¿Cómo curarlas?
Si te aparece una ampolla demasiado molesta puedes hacer una pequeña incisión para drenar el líquido. Pero de ninguna manera retires la piel sobrante pues crearás una herida que podría infectarse.
Atravesar la ampolla con una aguja y el hilo.
Para ello tan solo tienes que calentar una aguja con un mechero e impregnarla de alcohol, a continuación la ensartas con un hilo y atraviesas la ampolla. La ampolla ha de queda con hilo en los dos extremos de la perforación, así producimos su drenaje Es importante que al hilo le eches Betadine al igual que a toda la zona tratada. MUY IMPORTANTE: NUNCA RETIRAR LA PIEL.
Una ampolla en el Camino puede llegar a ser muy dolorosa. Y si en vez de tratarla no le haces demasiado caso puede llegar a convertirse en una lesión muy seria.
El camino por asfalto
En alguna ocasión las flechas amarillas nos llevarán inevitablemente a caminar por asfalto, en la mayoría de los casos será por carreteras comarcales con casi apenas arcén, en estos casos hay que extremar las precauciones. Siempre que caminemos sobre el asfalto de una carretera es de obligado cumplimiento hacerlo por el arcén izquierdo, así veremos a los vehículos que se aproximan a nosotros.
Todos conocemos por desgracia casos de peregrinos atropellados por descuido de conductores imprudentes, el peregrino es especialmente vulnerables cuando camina por carretera; el cansancio influye en nuestros reflejos, sumado al peso de nuestra mochila hacen que nuestros movimientos sean más torpes en caso de necesitar una reacción rápida. Toda precaución es poca cuando caminemos por una carretera, hay que evitar cualquier tipo de distracción que pueda ponernos en peligro.
Caminar en grupo sobre el asfalto es una temeridad, en caso de ir en grupo hay que ir siempre en fila india.
Los albergues de Peregrinos
El Camino te ofrece diferentes opciones para descansar al final de tu dura jornada.
Las "joyas de la corona" son los albergues de hospitalidad tradicional, más conocidos como de donativo. Estos son los herederos de aquellos antiguos hospitales de peregrinos de la edad media. Normalmente suelen estar atendidos por peregrinos y peregrinas voluntarias.
Estos albergues se mantienen gracias a la generosidad del peregrino, que agradecido por el trato y cariño recibido deja su donativo para que otro futuro peregrino pueda seguir recibiendo la hospitalidad que el mismo ha recibido.
Normalmente en estos establecimientos suelen servirse desayunos y cenas comunitarias. Un momento precioso donde todos los peregrinos comparten alimentos en comunidad gracias a la generosidad del hospitalero y de aquellos que dejaron el día anterior su donativo. Por desgracia no todos los peregrinos que se alojan en estos albergues tienen la virtud de la generosidad, por lo que muchísimos albergues tradicionales ven como peligra la continuidad de su tradición.
El peregrino encontrará muchas otras alternativas de alojamiento de gestión privada, los más abundante son los albergues turísticos, pero también hay hostales y hoteles.
BUEN CAMINO