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El Camino, una experiencia vital



EL CAMINO DE SANTIAGO
una experiencia vital que transforma



Un viaje con alma

      El Camino de Santiago es mucho más que una ruta de peregrinación. Es un recorrido hacia un santuario, sí, pero también hacia dentro de uno mismo. Miles de pasos que te conducen al sepulcro del Apóstol Santiago y al encuentro contigo.

Orígenes bajo las estrellas

      Hace más de mil años, bajo un cielo estrellado, el eremita Paio descubrió un enterramiento en el bosque sagrado de Libredón. Allí descansaban Santiago el Mayor y sus discípulos Teodoro y Atanasio.

El rey Alfonso II de Asturias ordenó erigir una pequeña iglesia en el lugar: el Locus Sancti Iacobi. Fue la piedra angular de lo que hoy es la catedral y la ciudad de Santiago de Compostela.

Desde entonces, los caminos se llenaron de huellas que llegan desde todos los puntos del horizonte, con un único destino: Santiago.





La Concha Peregrina

      Hoy llevamos la vieira colgada desde el primer paso. Pero en otros tiempos, solo la portaban los que ya habían llegado a Santiago. Se la llamaba Pecten Maximus y simbolizaba una virtud alcanzada: la generosidad.

Quien ha llegado a Santiago, ha sido tocado por algo que le cambia.
Y lo que se transforma, nunca vuelve a ser lo mismo.


La flecha amarilla: humilde guía, gran legado

      La más fiel compañera del peregrino no tiene GPS ni mapa. Es una flecha pintada a brocha gorda, a veces sobre piedras, muros o árboles. Nació de la mano del padre Elías Valiña, el cura de O Cebreiro.

Con su viejo “dos caballos” y restos de pintura de carreteras, recorrió el Camino marcando con humildes señales el sendero hacia Santiago. Su gesto, sencillo y silencioso, salvó el Camino del olvido.

Hoy esa flecha es más que un símbolo: es un acto de amor.


Si alguna vez una flecha te devuelve la sonrisa, elévala al cielo y grita con gratitud: ¡Ultreia! 



Credencial y Compostela

      La credencial es el pasaporte del alma del peregrino. No da derechos, solo abre puertas.

Te identificará como peregrino ante los albergues y te permitirá solicitar la Compostela, el certificado que acredita tu peregrinación. Solo se concede a quienes han hecho el Camino con sentido cristiano:

devotionis affectu, voti vel pietatis causa.

Sellar tu credencial en cada etapa es como sembrar memoria en tu paso.


¿Qué llevar? Lo justo. Nada más.

      El Camino no se hace con peso, sino con ligereza.

Mochila

  • Impermeable, ligera y bien ajustada. 6-8 kg máximo.

  • Distribuye el peso: objetos pesados abajo y cosas útiles a mano.

Lo esencial despendiendo de la estación del año

  • Ropa: 2 camisetas, 2 pantalones, 2 mudas, 1 forro polar, chubasquero.

  • Botas cómodas y usadas, chanclas, saco de dormir.

  • Gorro, gafas, toalla, artículos de higiene en formato pequeño.

Otros objetos

  • Bordón. Si lo encuentras en el camino, mejor.

  • Navaja, tapones para oídos, documentación, tarjeta sanitaria y bancaria.

  • Un buen sombrero. En la Vía de la Plata, el sol no perdona.

Botiquín básico

  • Analgésicos, gasas, aguja e hilo, Betadine, vaselina, protector solar.


Alimentación y agua

      Lleva agua suficiente. En la Vía de la Plata las fuentes escasean. En verano, 3 litros es lo recomendable.
Aliméntate con productos ligeros, energéticos y locales. Muchos albergues tienen cocina comunitaria.


Cuidar los pies es cuidar el camino

      El mayor enemigo a combatir: las ampollas.
El mejor aliado: un buen calzado y calcetines técnicos .

Ventila tus pies, masajéalos y sécalos bien.
Si surge una ampolla, no quites la piel. Drena, desinfecta y protege.

Caminos de asfalto: atención y respeto

      Cuando las flechas te lleven al asfalto: Camina siempre por la izquierda. Si vas en grupo, en fila india evitando distracciones. El asfalto es el único tramo donde el Camino puede no perdonar.

 

Albergues: donde el alma descansa

      Hay muchas formas de dormir… pero pocas tan ricas como las de los albergues de donativo, herederos de los antiguos hospitales medievales.

Atendidos por hospitaleros voluntarios, ofrecen algo que no se compra: acogida, comunidad, compartir.

Allí, una cena puede convertirse en una conversación inolvidable.
Y un desayuno compartido, en una bendición silenciosa.



Y ahora, comienza tu Camino

      No necesitas más. Solo voluntad, humildad, asombro… y una mochila bien preparada. Pero sobre todo, lleva espacio en el alma. Porque el Camino… 

te lo llenará todo. 


Ultreia et Suseia




BUEN CAMINO 2017



Buen Camino


      Cuando ante ti se abran muchos caminos
y no sepas cuál recorrer,
no te metas en uno cualquiera al azar:

siéntate y aguarda.

Respira con la confiada profundidad
con qué respiraste el día en que viniste al mundo,
sin permitir que nada te distraiga:

aguarda y aguarda más aún.

Quédate quieto,
en silencio y escucha a tú corazón...
cuando te hable,
levántate y ve donde él te lleve...


/ Susanna Tamaro


Ultreia et Suseia